lunes, 14 de abril de 2014

Sordera selectiva

Con Guille aún no he vivido lo suficiente para mimetizar sus gestos. A pesar del tiempo transcurrido desde que ya no estamos constantemente juntos, mucha gente nos relaciona a mis hermanos y a mí por la forma que tenemos de mirar a quien ha soltado una burrada o la que tenemos de elevar los ojos a la vez que nos encogemos de hombros cuando consiguen sumergirnos en la más profunda de las dudas. Me gustaría poder imitar el gesto de "qué exagerada eres" de mi marido. El que soltó cuando ayer, a eso de las 12:30 de la noche, pasó la banda de música de una procesión sin santo. Regresaban después de haber estado toda la tarde tras una imagen recorriendo las calles de Granada, y lo hacían tocando, con tanta energía que parecía que acababan de coger sus instrumentos en aquel momento; aunque el cansancio hacía mella en su sincronización y a mí, la fanfarria que tocaban, me sonaba como un avispero que hubiera sido pisoteado. Cuando lo dije, Guille hizo ese gesto que aún no sé imitar, mirándome de soslayo, sonriendo con una comisura y soltando el aire por la otra. 



Mi vecina del tercero salió a su balcón (la que regañó a unos chavales por estar jugando al fútbol con una naranja por balón). Preparaos, no os imagináis la bronca que os va a caer, pensé. Pero la mujer, a la que debieron sacar del sueño porque iba toda despeinada y envuelta en un bata de demasiado abrigo para el calor que hace estos días, se limitó a escucharlos con las manos juntas, como si rezara, y a volver a su escondite cuando los músicos desaparecieron de nuestra vista al ser engullidos por los muros de ladrillo de la fábrica de harinas. 

4 comentarios:

  1. ¡Joé! No es que yo sea entendido, ni mucho menos, en temas semana santeros, pero jamás he visto una banda de música tocando de recogida casi a la madrugada. ¡Ya tendrán afición!

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    1. ¡Y tanta afición que tiene! Cuando se marchan en busca del santo, también van tocando. Menos mal que lo suelen hacer a paso ligero y no dan mucho la murga. También somos afortunados porque no ensayan, creo, cerca, o de hacerlo, tendrán un local muy bien insonorizado.

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  2. No soy racista. De hecho estimo muchos a los de piel negra, pues casi siempre son humildes, pacíficos, sabios, generosos. Los conozco como profesores, pastores, arquitectos, ingenieros, amigos. Pero les tengo una rabia innata a casi todos los de la vecindad, que son todo lo contrario a lo descrito anteriormente. Para mal de colmos, cuando es fiesta de su santo San Benito, es una semana segura sin dormir, a punta de tambores y música a full volumen, la calle llena de basura, y el olor a alcohol "himzoopoltavlet".

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    1. Pues parece que no solo aquí están los ayuntamientos están errados. Se obstinan en favorecer a los juerguistas y en fastidiar a los que necesitamos descansar. Es curioso, cuando era estudiante, pensaba todo lo contrario.

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