domingo, 1 de octubre de 2017

Indefensa

¿Quién me defiende? Creía estar sola, pero la mayoría de los catalanes sosegados y serenos quieren un referéndum legal.

Lo que nos ha proporcionado Puigdemont es una siembra de odio y rabia; una fantochada ilegal de urnas llenas de papeletas previas a las votaciones, de colegios sin censos, de votantes que recorrían Barcelona en busca del derecho al voto una, cinco, diez... veces.

Se habría podido (¿se puede aún?) conseguir un referéndum legal, aunque se hubiera tenido que llegar a los tribunales internacionales. Habría sido más pausado, con dos partes enfrentadas que dieran a conocer los pros y los contras de la independencia. ¿Por qué Puigdemont escogió el camino de la irresponsabilidad? ¿Tenía miedo a perder o tenía miedo a ganar?

¿Quién me defiende? Casi siempre que he estado empadronada en Barcelona he tenido la mala suerte de presidir o ser vocal de una mesa electoral. Es un trabajo tedioso. Prefiero pasar los domingos tumbada leyendo o compartiendo algunos momentos con mi familia. Suelo comprar un billete de avión de los muy baratos para poder escaquearme. En esta ocasión no hice ese preparativo. Jamás pensé que el gobierno general dejara llegar tan lejos al autonómico. ¿Por qué no se paró antes el despropósito del referéndum? ¿Debilidad? ¿Miedo? ¿Pensar que el fracaso del referéndum llevaría a la tumba al actual gobierno autonómico?

La pasividad de Rajoy hasta hoy y las obligadas cargas policiales sólo han conseguido que se ponga en duda el nivel democrático de España.

¿Quién me defiende? La oposición política del gobierno central parecían hasta ayer convidados de piedra. Ahora se rasgan las vestiduras por las cargas policiales y por ineptitud de Rajoy para salir del agujero donde lo metió Puigdemont.

Se ha despilfarrado dinero de los impuestos en un acto ilegal, han habido muchos heridos, la democracia española ha quedado enlodada... pero mañana todos los políticos se darán palmaditas de autocomplaciencia en la espalada asegurando que los otros perdieron, cuando en realidad quienes perdimos fuimos todos ciudadanos.

Es injusto que ese puñado de necios tenga futuro.