lunes, 30 de abril de 2012

La dulce respuesta del silencio

A menudo parloteo. Hablo de libros a quien sé que no le interesa, como a Guille o mi madre, por la simple necesidad de compartir algo que me ha emocionado o ha resultado extraño. Debería apuntarme a un grupo de lectura para cubrir ese capricho, pero temo que en cuanto la lectura se convierta en una obligación y no en un acto de rebeldía (siempre me han dicho que no disfrutaría de los libros), dejará de ser un placer.

Cuando leí El Quijote, no recuerdo exactamente qué edad tenía, pero era verano y aún vivía con mi madre en la Base Aérea de Málaga, me gustó tanto el episodio donde regalan a Sancho una ínsula para burlarse de él y sale bien parado de todos los problemas que se le presentan, que se lo conté a mi madre con todo detalle. Pensaba que no prestaba atención; pero hace poco la escuché contárselo a una vecina, fardando de tener una hija que leía mucho.

Con Guille pasa más o menos igual. Le suelto mis historias, le hablo de lo que leo y pienso que no me presta atención, pero ayer apareció El espía, de Justo Navarro. Animalico mi Guille. Debo haberle soltado tantos rollos que ya conoce mis escritores favoritos. Los tres Mosqueteros, los llama: Saramago, Muñoz Molina y Justo Navarro... Me conoce mejor que yo, creo. A mí nunca se me habría ocurrido ponerlos en una lista de preferencias.

viernes, 27 de abril de 2012

Entrando por la puerta de Tannhauser

En Blade Runner, el replicante Roy Batty, antes de morir y después de haber salvado la vida a Rick Deckar, asegura: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia". 

Mi hermano mayor se va a Corea este verano. Viaja mucho, a lugares donde la gente suele ir, pero de forma distinta a ellos: mezclándose con los lugareños. Vietnan, China, Chicago, Japón, Rusia... ningún  país de Europa queda donde él no haya puesto el pie. Tiene un sueño: hacer la ruta de la seda en moto; sólo le hace falta un compañero -hasta tiene un patrocinador-. 

Lo malo de mi hermano es que tiene la misma dificultad con la palabra hablada que yo con la palabra escrita. Se obstina en traerme como regalo cajas con incrustaciones de nácar, barritas de incienso, té, palillos labrados... cuando yo lo único que quiero son sus historias, pero es tan parco, que a veces da la sensación que no tuviera nada qué decir. Todas esas historias se perderían sin ser conocidas, si le pasara algo. 

¿Qué se perderá para siempre cuando muera yo? Creo que nada. Tengo bastantes conocimientos de estructuras y edificación; pero todos ellos los he adquirido de alguien. Hace mucho que aprendí que el Sol no es el centro del Universo (hace mucho tiempo que conozco mi lugar en le mundo); así que saber lo indiferente que será mi desaparición, ni siquiera me llena de melancolía. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Lo mismo que el fuego fatuo, lo mismito es el querer...

Una de las historias que me contaba mi abuela era que después de un día de tormenta, al caer la noche, estaban todos reunidos en una de las cocinas del cortijo donde vivían comiendo castañas asadas, cuando escucharon ruidos en la chimenea, como si alguien bajara por ella. Se quedaron  callados y expectantes, atentos al fuego, imaginando que sería alguna alimaña que andaba bastante perdida. Pero en lugar de un bicho aterrado y violento por quemarse, de entre la oscuridad salió una bola de medio metro de diámetro, azul, transparente, como de gas, que se deslizaba con lentitud haciendo un chisporroteo suave, como de tocino friéndose. La bola recorrió todo la cocina, que era enorme, salió por la puerta que daba al pasillo de los dormitorios y ya no volvieron a saber de ella. Nadie la persiguió porque, al ser una cosa muy rara, daba bastante miedo. Hubo quien no quiso dormir aquella noche en su habitación, pensando que la bola de fuego era como un bicho y que podía estar agazapada bajo alguna cama, dispuesta a quemar todo en cuanto se echaran a dormir. 

Las historias de mi abuela eran contadas in situ, donde habían ocurrido. A su mente acudían cuando pasábamos ante riachuelos, casas abandonadas o árboles medio quemados. Por supuesto, la historia de la bola de fuego fue contada en la misma cocina donde ocurrió, aunque por aquél entonces el cortijo ya no era de la propiedad de la familia. Su padre, mi bisabuelo, lo había perdido jugando a las cartas (en muchas partidas, no sólo en una). Ahora se conoce como el Cortijo del Torero. Cuando perteneció a la familia de mi abuela lo llamaban El Cortijo de las Tres Esclavas (la realidad fastidia la imaginación: tres esclavas de oro -tres pulseras de oro- fue lo que tuvieron que pagar por las tierras donde se edificó). 

Ayer vi un documental que hablaba de los rayos y algunos de los fenómenos adicionales a los rayos, un fenómeno bastante extraño pero que se ha comprobado su existencia, son las bolas de plasma, muy parecidas a las descripción de mi abuela. 

lunes, 23 de abril de 2012

Jaque al Rey fratricida

La gente se pregunta cómo habiendo matado a su hermano menor con un arma, el Rey tiene ánimos para volver a empuñar una. Puede que de todas las razones que tenemos para censurar su comportamiento esa sea la que mejor comprenda: simplemente su mente lo ha bloqueado, no tiene conciencia de su acto, puede que ni recuerde lo que sucedió (en realidad no sé si excuso al Rey o a mí misma, porque, de ser diferente a lo que imagino, debería actuar de alguna forma). 

La mayoría de los días laborales del verano, me despertaba con el ruido de los disparos o las granadas, de las maniobras de los soldados. Durante un tiempo podías acostumbrarte, pero era muy raro que transcurrieran cinco o seis meses sin que viéramos las consecuencias de un disparo voluntario o accidental. Sólo en una ocasión tuvo como consecuencia la muerte. Pero era peor, para quienes sólo éramos observadores, los que se volaban el dedo gordo del pie o se abrían un agujero sanguinolento en la palma de la mano, porque los berridos de dolor nos alertaban de que ocurría algo y nadie nos impedía ver cuanto sucedía. Después de esos espectáculos, el ruido de las balas te helaba la sangre durante un tiempo porque no costaba nada imaginar las heridas que un disparo accidental podían causar. Cuanto más se conocen las armas más adversión se debería sentir por ellas. 

Tenemos pleno derecho a censurar cualquier acto del Rey, sea público o privado: es nuestro juguete caro que nos obstinamos en cuidar y mimar más allá de lo que acepta el sentido común.  Supongo que la razón está en que es un tipo que cae bien ("campechano" es el adjetivo que suele acompañarle). Aunque también es posible que sólo se trate de las consecuencias de las reminiscencias del tiempo de la dictadura. Los símbolos que se impusieron durante esos cuarenta años (los crucifijos, la bandera, el orgullo hacía la patria...) ahora se menosprecian e infravaloran. A la monarquía se la desdeñaba entonces y ahora se le acepta, al menos hasta el momento, un comportamiento censurable en cualquier otra persona. 

Aunque también es posible que sólo tengamos miedo al cambio.

Conmocionada

¿Habéis recibido alguna vez un golpe de un objeto sin esperarlo, sin previo aviso, sin escuchar ni verlo venir? Durante un segundo te deja atontada, incluso tarda en llegar el dolor, puede que corra la sangre por tu cara y no comprendas qué es ni qué lo ha provocado.

Regulación de empleo en la compañía que nos solía hacer la OCT para los edificios más importantes que tenemos. Tres de nuestros cinco contactos en esa empresa nos informan que han sido despedidos. Los otros dos, imposible comunicarse con ellos. Cuando las cosas parecían que habían tocado fondo, siguen cayendo. Es como si el suelo hubiera desaparecido bajo nuestros pies.

Negro sobre blanco

Sospecho que si mi casa no hubiera estado llena de comics y tebeos, a mí jamás me habría gustado leer. Los comics pertenecían a mi hermano mayor (15 años de diferencia). Eran de miedo, de kárate y pandillas callejeras; también pululaba por allí, pasando de mano en mano, El Jueves. Ninguno de ellos apropiado para una niña -creo. Los de miedo eran excesivamente eróticos y macabros, los de kárate eran excesivamente violentos, y eróticos; los de las pandillas callejeras eran excesivamente violentos y pornográficos. Ver los dibujos, cuando aún no sabía leer, me hacía imaginar historias tremendas de chicas desvalidas y mártires que siempre terminaban muriendo. Luego pude comprobar que nada tenía que ver con lo que aquellas historias contaban en realidad.

Claro que si no llega a ser por los tebeos, habría sido por rebeldía. Si te dicen desde pequeña que no puedes hacer algo, sientes la tentación de hacerlo, al menos durante una época de la vida que casi siempre está al borde de la adolescencia. Supuestamente no tengo capacidad para disfrutar de un buen libro -puede que por eso no sea capaz de leer (y entender -porque leerlo sí lo he hecho) el Ulises de Joyce.

Los escritores son seres irreales. Conozco sus voces, he escuchado entrevistas y conferencias de muchos; pero son inmortales. Sus ideas y sus palabras transcenderán mucho después de que todos nosotros hayamos desaparecido. Por unos momentos me gustaría estar en la mente de uno de esos escritores y saber qué engranajes se mueven en su cabeza mientras está imaginando la trama de una novela o un cuento; pero a la vez me daría miedo averiguarlo porque es fácil que descubrir el funcionamiento exacto de las cosas lleve a la decepción.




jueves, 19 de abril de 2012

La hierba no crece bajo mis pies

Hoy ya no estoy obligada a escribir las malditas 1000 palabras (ahora que he aprendido a contarlas con el Word). Tampoco he ido a clase de inglés, ni tendré que ir mañana al psicopedagogo. A la hora que solía estar en clase de inglés, sentía que hacía novillos (como cuando iba a la facultad y por alguna razón no iba a clase) -en el instituto y en la primaria estaba demasiado vigilada para poder hacer pellas). Es una pena que me haya tenido que dar por vencida. Me hacían sentir feliz las clases, estaba avanzando bastante en muy poco tiempo (puede que ese haya sido uno de los errores, debería haber asistido a un curso menos intenso). Tendré que ser autodidacta para aprender a utilizar el Sketch up porque no he encontrado ningún curso previsto en breve. A veces me da la sensación de que la hierba nunca crecerá bajo mis pies, que siempre andaré inmersa en una inestabilidad a largo plazo. Hoy ando algo mohína, a nadie le gusta perder cosas. 

miércoles, 18 de abril de 2012

Desasosiego

Todos duermen. Fuera no hay ni una ventana iluminada. Por unos segundos las farolas encendidas engañan con sus reflejos, pero basta una segunda mirada para comprender el error. Ni un coche se escucha. Los que tienen que madrugar aún no se han levantado y los insomnes ya se fueron a la cama. Es como vivir en una ciudad fantasma. Qué extraña es esta hora de la madrugada: 4:30, todos duermen y la cabeza, tal vez por esta soledad que me hace un poco impune a cualquier censura -al menos momentáneamente-, se llena de ideas extrañas y de recuerdos. Necesito escuchar la respiración de durmiente de Guille porque Nieves, nuestra limpiadora que tiene dos madres y dos nombres distintos, me contó que uno de sus hermanastros, el verano pasado, murió de muerte súbita, con más de 25 años. Estaban comiendo en el patio  de la casa de sus padres adoptivos, se puso en pie, pensaban que para soltar una perorata o ponerse a cantar, pero sólo fue para desplomarse, ya muerto. El verano me trae a la memoria la primera vez que vi fornicar a dos personas, eran dos hombres, yo estaba escondida, hecha un ovillo, en una de las banquetas que había en los vestuarios femeninos de la piscina, entraron dos soldados, demasiados impacientes para desnudarse; al principio pensé que se estaban peleando, lo que me hizo no salir del escondite, por miedo a recibir yo también, luego comprendí que su comportamiento no era muy diferente al de los perros de mi vecino. Bueno, lo de los perros me parecía aún más barbarie porque habían nacido en la misma camada. Yo no sabía que eso se llamaba incesto (supongo que entre los animales que son hermanos, también se le llama así). Una de mis compañeras en los dormitorios del internado nos contó con todo detalle que su hermano mayor, un día que sus padres no estaban en casa, había salido de la ducha desnudo y se había masturbado delante de ella. Se olvidó informarnos que aquello era secreto porque cuando otra de las que habían escuchado la historia fue con el cuento a la madre superiora, ella lo desmintió y las demás tuvimos que servir de testigos y corroborar lo que había contado la chivata. ¡Menuda le cayó!!!

Hoy me han hecho llegar a la conclusión de que debo dejar de intentar aprender inglés. Llevo un tiempo cometiendo demasiados errores ortográficos. Bueno... lo sustituiré por el sketch-up. 

El verdadero valor del dinero

Mi tita Ana tiene una pensión de 500,00 € mensuales (supongo que será de las más bajas que existe en este momento). Tiene sus pequeños achaques que le hace imprescindible tomar una serie de medicinas. Sin ellas su calidad de vida sería peor, o simplemente nula, porque habría muerto. 

Medicinas que componen su botiquín, frecuencia con las que debe comprarlas y su precio:

- Para la tensión 1.5 cajas al mes, precio: 26€ c/u = 39.00 €
- Para la digestión 2 cajas al mes, precio: 40€ c/u = 80.00 €
- Para los bochornos 1 caja al mes, precio 18€ c/u = 18.00 €
- Para las varices 5 botes al mes, precio 10€ c/u = 50.00 € 

Total: 187.00 €

Ahora el gobierno español quiere que los pensionista paguen un 10% del coste de las medicinas que les recetan, con un tope de 20 € mensuales. Así que mi tía tendría que pagar 18.70€ todos los meses. ¿No es mucho? ¿Eso parece? Con una sencilla regla de tres averiguamos que paga de medicinas (los meses que una gripe o alguna otra dolencia más grave no lo incrementa) un 3.74 % del total de lo que gana... ¿sigue sin parecer mucho?

Extrapolemos los gastos a un suelto más o menos normal. La gente que conozco ganan entre 1500 y 4000 euros aproximadamente. De media serán unos 2500 €. El 3.74€ de 2500, con otra simple regla de tres, obtenemos que son 93.50 €... ¿sigue sin parecer tanto?

Si a una pequeña pensión se le quita una cantidad que parece ridícula, simplemente se la está convirtiendo en miseria. 


lunes, 16 de abril de 2012

Las razones ocultas

Tengo el coco comido por los documentales de asesinos. Ayer me enfadé con Guille porque trajo desde el aeropuerto de Málaga a Granada a una chica. Pienso que en cada esquina hay una Ailee Wuornos. Por supuesto es injustificado mi temor... pero es que soy bastante miedosa cuando se trata de Guille. La verdad es que Guille hizo bien ayudando a la esa chica. Se llama Belén, la conoció en el avión, trayecto Barcelona-Málaga (ahora los vuelos baratos aterrizan en Málaga y no en el aeropuerto de Granada -creo que gracias al alcalde). La chica venía de Noruega. Hasta allí la había arrastrado una amiga con la promesa de un trabajo. Aquí trabajaba como esteticista en una peluquería ubicada en la zona más marginal de Granada, como le buscaron una sustituta cuando se fue, supone que habrá perdido el trabajo. Su especialidad son las uñas: manicuras de todo tipo, francesa, de fantasía, normal... (mis uñas son cortas, muy cortas, me agobian en cuanto crecen unos milímetros, porque son incómodas para teclear, y para la obra: tienden a doblarse). 

La chica, Belén, iba sentada junto a Guille. Se dio cuenta que lloraba y Guille, que siempre es muy servicial, le preguntó si se encontraba mal o si podía hacer algo por ella. Dice que inmediatamente fue un torrente de palabras, que no paró de hablar desde Barcelona a Málaga, mientras él le iba dando pañuelos de papel para que se limpiara las lágrimas -que eran otro torrente-. Una amiga de Belén que vive en Noruega le aseguró que había encontrado un trabajo para ella de peluquera y estilista en un centro comercial. El sueldo superaba los 2500 euros al mes y podía vivir con ella -la amiga- hasta que le subieran el sueldo -allí la vida es bastante cara- y pudiera alquilar algo por ella misma. No hablaba noruego, pero sí chapurrea algo de inglés, y, supuestamente, eso era suficiente para entenderse con los clientes. Su amiga le había mandado bastante información de dónde iba a vivir y trabajar, montones de fotos. Dice que la primera decepción fue la vivienda. Lo que parecía un confortable chalet unifamiliar, en realidad era un enjambre: siete dormitorios individuales con dos baños compartidos, una zona para comer y una cocina. Ella compartía dormitorio con su amiga y con el hijo pequeño de ésta. Para tener algo de intimidad, habían colgado unas cortinas en lo que parecía un tendedero.

Los tres primeros días su amiga estaba demasiado ocupada con el trabajo. Se iba a primera hora de la mañana y no volvía hasta entrada la noche. Como favor, le pidió a Belén que mientras ella no estaba, cuidara al niño. El cuarto día, supuestamente, era fiesta, y se dedicaron a pasear por la ciudad. Al día siguiente volvieron a la rutina. Cuando llevaba una semana en Oslo, viendo que su amiga no tenía ni un minuto para ella, le pidió que le diera la dirección del centro comercial donde iba a trabajar. Sólo recibió excusas. Que si el dueño sólo hablaba noruego, que si estaba lejos y se iba a perder, que si no tenía con quién dejar esa mañana al niño... Se dio cuenta que todo eran excusas cuando lo buscó en Internet, y vio que sólo estaba a dos manzanas de donde vivían. Dice que ya comenzaba a sospechar. Que debería haberlo hecho mucho antes, pero que era su amiga y confiaba en ella. Pudo comunicarse con la encargada de la peluquería en inglés y un poco en español (la mujer -no hombre como afirmaba su amiga-) había estado más de una vez de vacaciones en España. Le dijo que no buscaban personal, que, por haber descendido la demanda, incluso tenían más del que necesitaban, y que como era una relación muy directa con los clientes, que muchos iban a desahogarse mientras los peinaban o hacían las uñas, jamás se le ocurriría contratar a alguien que no hablara perfectamente noruego. 

Cuando su amiga volvió, intentó dar mil excusas que ya no colaron. Belén asegura que no sabe si la llevó hasta allí para que le cuidara al niño o simplemente empezó una mentira que no supo cortar antes de perjudicar a la que ha dejado de ser su amiga.

viernes, 13 de abril de 2012

Sobre los otros

Ayer tomé café con unas antiguas amigas y la madre de una de ella. Todas familia de militares. Creo que desde fuera es bastante complicado comprender lo jerarquizado que está el mundo de los militares (incluido -o sobre todo- sus familias). Están los oficiales, los suboficiales y los de rango raso, que equivalen a los de primera, segunda y tercera categoría. En la mayoría de recintos militares, está claramente diferenciado en las cantinas y las piscinas, e incluso en los lugares donde debe sentarse cada uno en los diferentes eventos. Las viudas, sus hijos y jubilados, estamos en una especie de limbo: nadie nos prohíbe seguir con la monotonía a la que estábamos acostumbrados, pero notamos que no somos del todo bienvenidos. Cuando vivíamos en Málaga, en la base aérea, prefería caminar hasta la playa, sin ninguna sombra, a campo a través, con las chicharras ensordeciéndome y los matojos resecos de los jaramagos arañándome las piernas sólo porque me había convertido en "la hija de la viuda". 


Estas amigas, que conocía sobre todo por haber compartido bloque de pisos cuando vivía con mi madre en los pabellones militares que hay en la calle Martínez Campos de Granada, estaban indignadas con lo que les aconteció el verano pasado en la Base Aérea de Armilla. Una de mis amigas, Margarita (Margot), aunque es una persona adulta, por un problema de nacimiento, necesita ir acompañada a cualquier lugar. Margot, que no tiene muchas ocupaciones, en verano le gusta pasar casi todo el día en la piscina, pero su familia pocas veces la puede acompañar porque todos ellos trabajan. Una de las mejores amigas de la hermana menor de Margot es hija de un suboficial. Como favor a su amiga, se prestó a acompañar a Margot; decidieron ir a la oficiales, porque la chica se siente más cómoda en lugares que ya conoce y con rostros que ha visto con anterioridad.

Cuentan, supongo que exagerando un poco porque es doloroso que cometan una injusticia con quien queremos mucho y deseamos proteger, que apenas salieron de los vestuarios Margot y su acompañante, fueron echadas a empujones por la mujer de un teniente recién ascendido, sin darles tiempo a vestirse. Más tarde, mucho más tarde, cuando ya habían pasado días, hubo disculpas por parte de la mujer del teniente, pero Margot cogió tanto miedo -pensaba que había hecho algo malo- que no quiso volver a la piscina en semanas. 


miércoles, 11 de abril de 2012

Un vuelo rasante con Morfeo

Esta noche he soñado que volaba. Es un sueño recurrente. Es un sueño recurrente de muchas personas. He visitado una de esas páginas webs que pretenden interpretar los sueños... Iba a soltar una burrada, pero llevo unos días que intento moderarme (quiero ganar el cielo). En otras ocasiones mi vuelo es torpe y apenas puedo alzarme unos palmos del suelo y, sobre todo, cuando necesito escapar de algún peligro, en ese momento, el vuelo es imposible (aunque el peligro nunca llega a alcanzarme). Esta vez el vuelo era ágil y rápido. Caía en picado desde mucha altura, sin miedo porque desde el principio era consciente de que estaba volando, el suelo  se aproximaba con mucha rapidez, pero antes de romperme la crisma, cuando estaba a pocos centímetros de la superficie árida y dura, el vuelo se convierte en rasante, muy cerca de la superficie de un río de agua verdosa, sucia y casi estancada en la que, sin embargo, se ve reflejada mi imagen. La sensación del aire azotándome la cara y pequeñas gotitas de agua que se levantan a mi paso y me empapan las mejillas, es tan vivido que me pregunto si no será un recuerdo de algo real del pasado, de un pasado muy remoto que se pierde en la noche de los tiempos, y no sólo un sueño. Pero para ello, en algún momento de la evolución, tuvimos la capacidad de volar y de vez en cuando lo recordamos para que sepamos que en el futuro la evolución nos puede volver a hacer surcar los cielos.

lunes, 9 de abril de 2012

Inventario de la iniquidad

El estudio de Granada, donde trabajo y vivo, da a cuatro calles diferentes. Una de esas calles en realidad es un callejón en el que se amontonan los cubos de basura de un restaurante oriental. El Ayuntamiento desde hace un año y cuatro meses (tiempo en el que puedo constatarlo por haberlo sufrido directamente) ha limpiado ese callejón sólo en dos ocasiones, ambas coincidentes con alguna elección electoral. Hoy recogía la ropa tendida y uno de los boxers de Guille voló con una racha traicionera de aire y fue a parar a ese callejón. Caminar por él es como hacerlo por la superficie pegajosa y derretida de asfalto recién vertido, pero lo que hacía pringoso el pavimento y amenazaba a cada paso con apoderarse de mis zapatos, era una sustancia orgánica y hedionda. Por fortuna no era una prenda querida por Guille porque fue directamente a la basura. No quiero arriesgarme a que pille alguna infección. 

No se puede hacer nada. Todos sabemos que es un timo, pero los abogados aseguran que intentar denunciar sólo serviría para gastar dinero y no ganar más que dolores de cabeza porque, en realidad sólo sería una palabra contra otra. Explico: Mi prima es hiperactiva, no se puede estar quieta ni cuando está viendo la TV. Trabaja como administrativa por horas y en estos momento no suelen llamarla mucho, por lo que complementa lo poco que gana con trabajos realizados en casa, por lo general como costurera, arreglando prendas, aunque ha hecho un poco de todo, incluido el montaje de bolígrafos y falsificar la firma en fotografías de algunos jugadores del Real Madrid y el Barça (algo que sólo ella pone en duda que no sea delito). El último trabajo que había cogido consistía en hacer un par de agujeritos a bañadores masculinos, tipo bragas náuticas, con estampados que son todo un  martirio para la vista. Le explicaron con toda claridad que los agujeros iban a los dos laterales del bañador, en la parte exterior -supuestamente porque este año iba a ser la moda que se viera el cordón que ata esas prendas-. Asegura que le pareció extraño y que pidió que se lo explicaran detenidamente en un par de ocasiones. Le dieron 1000 prendas que debía tener listas en 15 días. Le iban a pagar 0.25 € por cada uno de los bañadores. Cada braga tardaba 3 minutos en tenerla lista. No era mucho -como si ganara 5 € a la hora-, pero como necesitaba el dinero... Pero cuando fue a entregar los bañadores, le dijeron que estaban mal, que se había equivocado y le exigían pagar las prendas. Tres euros cada una. Tiene miedo, pero, por supuesto, se niega a pagar.


Así funciona la justicia en este país... Hoy he recibido un burofax informándome que mañana tengo que asistir a un juicio para el que, supuestamente, había sido nombrada perita. Cuando te  contrata de perita hay un montón de pasos a seguir. Primero debes aceptar el peritaje, ir directamente a los juzgados y firmar en presencia del oficial que lleva el expediente. Analizas la pericial que debes realizar, y pones un precio. Nosotros -ya estamos curados de espantos- exigimos que las partes ingresen la previsión de fondos en los juzgados (porque luego, una vez aclarado el tema por el juez, no pagan). Y, por lo general, nos exigen que antes de diez días del juicio, hayamos entregado la pericial -si es muy complicado, el plazo de diez días aumenta-. Las partes analizan la documentación y, a veces, algunas de ellas exigen la aclaración de algún punto o hacen preguntas, siempre relacionadas con las ya existentes.... mañana me fastidian el día. A las 11 y media debo estar en los juzgados de la Caleta para decirle al juez que alguien ha metido la pata hasta los orificios de la nariz. Llamar e intentar razonar con ellos, no ha servido de nada.

sábado, 7 de abril de 2012

La sexualidad de la virgen

[Escrito el jueves santo -he estado unos días sin Internet-]

Sin querer he hecho que la fornicación de mis vecinos sea de dominio internacional. Esta noche está cayendo sobre Granada una lluvia perezosa, de gotitas casi ingrávidas que se quedan suspendidas en el aire como si fueran niebla. Hace por lo menos tres meses que no me sumerjo en un banco de niebla. La pared medianera que separa mi piso del de los vecinos se reduce a un tabique: cinco centímetros de ladrillo hueco sencillo con dos capas de enlucido de no más de 1.5 cm, seguro que la pintura -por ser un edificio muy antiguo- tiene mayor grosor, capa tras capa de pintura y alguna perdida de papel pintado no eliminado del todo. Estaba hablando con mi hermano de Londres y me preguntó qué película pornográfica estaba viendo. A pesar de la suave lluvia hoy ha salido una procesión, o la banda de música que, frustrado por no acompañar al paso, se han puesto a amenizar la noche de los durmientes a las dos y algo. Mi hermano no me habría censurado si supiera que estaba viendo una película pornográfica, sólo se extrañó: sabe que no me gustan. Prefiero los libros eróticos, Sade, Anaïs Nin, Almudena Grandes (bueno, esta sólo tiene un libro erótico, en realidad sólo tiene un libro, los demás son plagios de sí misma)...  Odio la música de las procesiones. La mayoría de las veces que hablo con mi hermano de Londres lo hago con el Skype. Para no escuchar la banda en la lejanía, me encasqueté los auriculares y puse música tranquila, tipo Aziatix (un grupo japonés, si no la conoces es que te salvas de ser friki -enhorabuena-). A mi hermano le llegaba el ruido ambiente. Tuve que quitarme los auriculares para comprenderlo. Se escuchaba el ñic ñic (un tren en marcha a baja velocidad) de una cama con los tornillos flojos y una respiración muy profunda, como si alguien estuviera a punto de morir. Son muy silenciosos fornicando. ¿Cómo pueden preocuparse de no hacer ruido en semejante momento? ¿No los arroba la situación? Puede que sea consecuencia de haber compartido la casa con los padres de alguno de ellos. Guille no quiere hacerlo en casa de mi madre. Dice que es una falta de respeto a ella (como si habernos gastado un pastón en un bodorrio religioso -para complacer a nuestras madres- y llevar a cuestas siempre la alianza, no sirviera de nada). En esas ocasiones me burlo de Guille y le aseguro que mi madre piensa que aún soy virgen. Para mi madre es importante la virginidad, aunque no tanto como para la madre de mi amiga Loreto (bastante bruta, la madre no la hija), decía que prefería a su hija muerta antes que violada, y lo decía delante de la madre de Pili, a quien supuestamente habían violado (era del dominio público que se había quedado embarazada del novio y se inventó la violación para poder abortar -hasta tuvo que denunciarlo a la policía y hacer un retrato robot-. Me pregunto qué habría pasado si hubiera salido un sujeto con el rostro del agresor que se inventó).

Durante un tiempo, después de levantarse tras diez años de permanecer en la cama, mi madre no cesó de contarme lo dolorosa que había sido su primera vez (por supuesto, durante su noche de bodas). A mí me daba pena y me extrañaba que mi padre hubiera sido tan bruto -aunque si había estado más de cinco años esperando...-. Luego comprendí que sólo intentaba meterme miedo, persuadirme para que no me acostara "aún" con nadie.

Todas las pérdidas de virginidad que conozco han sido más o menos traumáticas. Incluso la de Guille, que fue casi por completo idílica. Una habitación de hotel de cuatro estrellas, el Catalonia, envuelto en niebla, su novia de toda la vida, ambos mayores de edad... y en el momento crucial no pudo quitarse de la cabeza que mancharían de sangre las sábanas y las camareras del hotel se enterarían de lo que habían estado haciendo. (Estamos demasiado obsesionados con lo que piensen los demás de nuestra sexualidad). 

miércoles, 4 de abril de 2012

¿Dónde se fue?

Cuando nació mi sobrina pesó 4,500 Kg. Aunque a mi madre le parecía normal porque todos mis hermanos y yo nacimos con casi 5 kg, nosotros la comparábamos con los demás niños que había   en la zona de recién nacidos y nos parecía ENOOOOOOOORME. Una ropa minúscula que se llama "de primera puesta" fue directamente regalada a una madre adolescente que estaba en la habitación contigua a la de mi cuñada y que dio a luz a una criatura no más grande que un cachorro de san bernardo.

Con dos años la niña aprendió a hablar. Su lenguaje, desde un principio, fue nítido y claro, sin la pastosidad de los comienzos que sufren muchos niños. Mi tío Fermín tiene la teoría de que ninguno de los más cercanos, por ser excesivamente sosos, le habló con voz de Pato Donald a la nena y ella se limitó a reproducir lo que escuchaba. También fue mi tío Fermín quien hizo comprender a mi cuñada que aunque la nena "No tenía ni un ápice de sueño" o se "Sentía compungida porque a su prima le sangraba la nariz", no significaba que fuera superdotada.

Cuando la nena cumplió cuatro años, y mi cuñada volvió de hablar con su profesora, hicimos una fiesta porque la niña no tenía ninguna dificultad para leer.

Aunque todos la hemos intentado llevar por un camino paralelo al nuestro, ella se ha labrado su propia personalidad, con gustos que no tienen nada que ver con los de quienes le rodeamos. Le gusta montar a caballo y la natación. Dice que quiere ser veteriana, pero sólo después de ser modelo, para ser famosa y tener muchos clientes. Su película favorita es Cuarta Planta y su cantante Selena Gómez, al menos en este momento, hace días era Beyoncé y poco antes Hannah Montana. Mide metro y medio y pesa 29 Kg, es un saquito de huesos, y el día 7 de abril cumplirá 11 años. Tengo otras dos sobrinas, de la hermana de Guille, pero es a ésta a la que he visto nacer y crecer y la que me llama casi todos los días para contarme las minucias que le ha ocurrido.

Hoy venía muy contenta a enseñarme el móvil que le hemos regalado por su cumpleaños y que ella misma ha gestionado para que nos cueste prácticamente nada. Chateaba con una compañera de clase por el wasa. Le contaba que un tal Lorenzo le había escrito una carta para quedar detrás del callejón, la otra le decía que lo sabía, que lo sabían todos en el colegio, mi sobrina se sacó una fotografía con un fingido gesto de vergüenza y se lo envió.

He estado haciendo memoria y sólo recuerdo haberle regalado tres o cuatro muñecas. Hace  tres años que ya no quiere, dice de sí misma que es muy grande para muñecas. Se comporta, viste y actúa como una adolescente,  y yo me pregunto dónde ha ido a parar su infancia. 

martes, 3 de abril de 2012

Diario de un asedio - segunda parte

Día 3 de abril de 2012. Ha llovido. Ha diluviado. A mitad de la tarde un trueno rasgó la tranquilidad, le siguió un aire recio lleno de aromas a tierra mojada, y al final la lluvia, del tipo torrencial, como si acabara de llegar el verano, lluvia por rachas, parecía una lluvia falsa de película serie B, pero que dejó empapado todo, oscurecido, brillante y limpio; hasta que se secó y  ahora se puede ver una patina irregular de polvo en todos los coches oscuros porque el aire estaba sucio de todo un invierno sin lluvia. 

Dice mi madre -que es más supersticiosa que creyente, y más cristiana que católica, y mucho más defensora de prostitutas y pobres que de sotanas- que es cosa de Dios el que siempre llueva en Semana Santa. De un Dios furibundo con la turba de beatos y meapilas que se obstinan en convertir la fe en un acto social donde sólo importa la ostentación de la riqueza (mantos de vírgenes de terciopelo bordados con oro, joyas reales sobre pecheras de encaje, candelabros de plata labrada, peanas recubiertas de pan de oro...).

Resisto al asedio -segundo día-, sin novedad en el frente; aunque resbalé cuando volvía de correr. Calle Maestro Lecuona, es de adoquines rugosos y yo llevaba las zapatillas de deporte, que tienen unas suelas muy buenas, se adhieren al suelo como si fueran unos pies de gato (calzado para escalar); pero estaba mojado e hice agua planning con la cera roja de los cirios de quienes salieron de procesión ayer. 

domingo, 1 de abril de 2012

Diario de un asedio

Domingo 2 de abril de 2012. El día ha amanecido nublado. Lamentablemente no ha llovido. Doblemente lamentable: hay sequía y la lluvia hubiera dispersado una procesión, sólo de personas con palmas y ramas de olivos en las manos, sin santos ni figuritas encima de una peana, que han pasado berreando (los berridos a pleno pulmón pretendían ser una canción) bajo mi ventana a las 9 y poco de la madrugada. Los domingos es el único día que puedo permitirme el lujo de dormir hasta que me apetezca. 

A Guille mañana le toca juicio y estaba preparando su comparecencia como perito en la casa de sus padres. No quise interrumpirle. Pere me ayudó a pasar gran parte del día. Él también estaba recluido por culpa de la gripe de su esposo. Hemos marujeado bastante. Cosas en común. A los dos nos encantan los doramas (culebrones asiáticos). Son fáciles de ver, sin muchos capítulos. Son tan infantiles, tan melodramáticos y romanticones -a la vez que mojigatos-, que se ven como si fueran un cuento. A Pere le gustan más los trágicos, los que tratan de alguien que está a punto de morir, yo prefiero los tipo "Cenicienta" -una desdichada que termina consiguiendo al "principito". Más cosas en común: a los dos nos encanta el giro que ha tomado desde hace algunos años la figura de Sherlock Holmes. Comenzó con House. Le siguió la serie Sherlock de la BBC y las dos películas protagonizadas por Robert Downey Jr. A Pere le gustaría que se insinuara que existe "algo" entre Sherlock y Watson -. Estoy convencida de que perdería muchos espectadores, él asegura que ganaría, y me pone como ejemplo los grupos de música K-Pop donde las fans se inventan romances entre sus miembros. Pero los asiáticos son muy peculiares. 

Algo en desacuerdo: a él le ha gustado la última versión de Cumbres Borrascosas. Yo creo que es tan pésima como las que le precedieron. 

Pere se fue a dormir la siesta después de comer. Yo no suelo hacerlo, y aunque hubiera querido, tenía una procesión por el barrio, con banda incluida. 

Leí un poco Charles Dickens, Para Leer al Anochecer. Vi un documental sobre Tokyo y el terremoto que tuvieron de 9º y el tsunami. Hable con mi familia, hablé con Guille. Salí a correr. Dos horas. Tuve que cambiar el itinerario cuatro veces. Resbalé por culpa de la cera dos veces -sin llegar a caerme: tengo buenos reflejos-. 

A las tres, aún se escuchaba en la lejanía la música de alguna procesión. ¿A qué hora se recogen? Estudié durante un rato inglés y he escrito durante otro rato -ya ni me preocupo de contar las palabras-. En fin... mañana será otro día.