domingo, 29 de junio de 2014

Orden cronológico - Mambrú se fue a la guerra

Regresé pronto a casa porque esta semana estoy terminando trabajos. La semana que viene toca limpieza (y seguramente obra, si a Guille le gusta mi propuesta) y para mediados de mes, nos tomaremos algunos días de vacaciones. Regresar pronto no sirvió de mucho. Creo que ayer agoté todas mis energías y la apetencia de trabajar. Remoloneé durante un buen rato, hasta que llamaron a la puerta. Era la vecina del segundo con una maceta más muerta que viva. ¿No notas nada raro? Me preguntó. Negué. Todo parecía tan normal como siempre. ¿No hay más silencio? Tenía razón. En ese momento caí en la cuenta que no había escuchado ni una vez maullar a Mambrú (lloriquea desconsolado cuando su ama lo ha dejado solo) tampoco escuché a mi vecina haciéndole carantoñas (si no la hubiera visto en más de una situación normal, pensaría que la vida la ha tratado muy mal por no dotarla de inteligencia). Se han ido, para siempre, me espetó mi vecina. 

La maceta, una pita, nos la dejó la dueña de Mambrú como agradecimiento. Decidimos subirla a la azotea del torreón, con el firme propósito de regarla de vez en cuando; aunque es muy probable que nos olvidemos porque ya nadie la utiliza para tender porque aún apesta al alquitrán que utilizaron para pegar la tela bituminosa de protección antihumedad. Por unos momentos me sentí como el personaje de Natalie Portman en León cuando, al final de la película, acongojada por la muerte de su amigo, libera a la planta del tiesto. 

Mientras yo buscaba un lugar donde al mediodía no dé el sol de lleno, en uno de los balcones de enfrente retiraban una bandera de Chile. 

Orden cronológico - La insoportable levedad de la niñez

Cuando hay una reunión familiar en casa de mi madre, solemos sacar una vieja caja metálica de Cola-Cao llena de fotografías y nos la pasamos de unos a otros esperando las explicaciones de mi madre, aunque ya las conocemos, y sabemos identificar a quienes jamás hemos visto en carne y hueso porque la mayoría murieron antes de nacer nosotros. Quedan pocas fotografías. Recuerdo que antes, cuando yo era niña, había cientos de ellas; pero las mudanzas constantes son dañinas para conservar los recuerdos materiales.

Somos animales de costumbres. Esta mañana nos pasábamos los móviles para compartir las fotografías. Al ver mi madre una de mi sobrina, me la pasó y dijo: ¿Verdad que aquí se parece más a la niña nuestra? La fotografía se la tomaron la semana pasada, durante la actuación de teatro con la que cerraban el fin de curso. Iba peina con dos coletas, llevaba un vestido estampado, calcetines tobilleros y zapatos de charol. Hacía de la niña pequeña de un matrimonio con problemas económicos. 

Por encima del hombro de mi madre veía a las amigas de mi sobrina. Tienen pocos meses más que ella, ya han cumplido los 14 años. Existe un abismo entre los 13 y 14 años. Creo que mi madre aún no se ha dado cuenta que mi sobrina ya es una adolescente y que si vuelve a utilizar zapatos planos de charol y ponerse vestidos estampados con manga abombadas, será sólo por exigencias del guión. 

Orden cronológico - La juerga

No estaba planeado. Mi cuñada me llamó cuando aún trabajaba en dividir, en el plano, la oficina en dos espacios diferentes: uno para vivir y otro para ganar con qué vivir. Ahora se mezcla un espacio y otro y resulta agobiante e improductivo. Durante la noche había saltado el magnetotérmico del sótano de la casa de mi hermano y la carne que guardaba en un arcón frigorífico se había medio descongelado. Mi cuñada es buena encontrando soluciones extravagantes: barbacoa para una docena de personas. Desde lejos, antes de llegar a su casa, se percibía el aroma a carne muy hecha, como le gusta a mi familia, y a madera quemada. El olor de las barbacoas siempre me ha recordado los crematorios, pero no por ello dejan de gustarme porque, por lo general, la comida en estas ocasiones es lo de menos. 

Mi madre, mi hermano, mi cuñada, mi sobrina, dos amigas de mi sobrina, el padre de una de ellas y la familia completa de la casa contigua. Música impuesta por las niñas. Vuelve a gustarles Miley Cyrus; aunque son muy cambiantes. Seguro que la semana que viene ya no lo hará. Mucha conversación. El chapoteo en la piscina. Y los rayos del sol que conseguían colarse a través de las tupidas copas de un par de naranjos. 

Orden cronológico - El despertar

La cama me arrojó de sus entrañas cuando aún no me había saciado de dormir. Los domingos me suelo compensar por todo el sueño acumulado a lo largo de la semana; pero hoy mi mente se puso a pensar cuando aún no había despertado. Ahora que Guille está convencido que nos queda un tiempo atados a esta ciudad, es mejor ponerse cómodos. Medí la oficina y la dividí en dos. Es un espacio muy amplio. Sólo necesitamos unos paneles de cartón yeso y podremos disponer de un espacio para vivir y otro para trabajar, completamente diferenciados. También será fácil aislar el trocito de medianería que nos hace convivir forzosamente con los vecinos y obligarnos a compartir su intimidad (y, seguramente, la nuestra). 

sábado, 28 de junio de 2014

La absorción del tiempo

Estoy convencida que los hombrecillos grises que se fumaban el tiempo en Momo, existen. ¿Qué otra explicación puede tener la desaparición de casi todo el día de hoy? Se ha evaporado delante de mis narices (o de mi rabillo del ojo, por el que veía menguar la luz en el exterior). Apenas he podido retener algún minuto. Me senté delante del ordenador a primera hora de la mañana, después de volver del supermercado, y aquí continúo, sin apenas un descanso para visitar algún blog ajeno. Es como si hubiera comenzado a teclear hace sólo unos minutos. Pero el trabajo realizado lo desmiente. ¿Me habré vuelto sonámbula con la capacidad de trabajar mientras duermo profundamente? ¿En qué he pensado mientras dibujaba? 

Hoy tocaba escuchar, mientras dibujaba, documentales sobre la mitología griega. 


Empecé con uno sobre Medusa. Creía conocer la leyenda, pero ignoraba por completo el principio, el origen del monstruo, de la mujer hermosa que fue violada y castigada por ello (como ocurre en la actualidad en algunos países musulmanes. ¿Qué ocurre en esos países si el violado es un hombre? ¿se le condena por homosexual? ¡Qué daño hace la religión cuando se mezcla con el gobierno, a las libertades y la justicia!). 

Si Guille estuviera por aquí, habría frenado el tiempo, desacelerado, contenido, obligándome a ser más consciente de su paso. Anda, o corre, por la Sierra. Él y sus compañeros del equipo de fútbol sala se están preparando para participar en un decatlón que se celebra a finales del verano. Me gusta que lo haga. Hasta ahora no había querido aceptar planes que lo retuvieran en Granada más de dos semanas seguidas. Tal vez comienza a admitir que, por un tiempo, estamos atados a esta ciudad. 

viernes, 27 de junio de 2014

El insomnio del magnánimo dictador

¿Cuántos sabéis que en mayo de este año el derrumbe de un edificio produjo la muerte a cientos de personas (el número exacto se desconoce, aunque algunas fuentes lo estimaban por encima de 500)? 

Me gusta conocer los pormenores de la rotura de la estructura de una construcción para poder evitar los errores que la ha producido. A veces son errores absurdos consecuencia de mucha inexperiencia y demasiada pedantería (hay estructuristas novatos prefieren cometer un error a admitir que no saben una cosa) o por un exceso de confianza (las estructuras  parecen tan sólidas, que la gente no duda en sobrecargas) y en raras ocasiones, las causas del colapso son inesperadas y extrañas (como la resonancia que convirtió en chicle un puente en Tacoma).


En el caso del edificio derrumbado con unas 100 familias en su interior, sólo se pueden sospechar las causas porque el bloque de 23 plantas está en Corea del Norte y aunque algunos periódicos y televisiones hablan de aperturismo, las noticias que llegan a estas lejanas latitudes sólo sirven para intranquilizar al adivinarse que ya tienen los cabezas de turco que pagarán por lo ocurrido. Justo es que cada crimen tenga su castigo, pero, ¿se puede esperar un ápice de justicia en un país que justifica su dictadura culpando a ataques del exterior y que adoctrina a sus ciudadanos convenciéndolos que los norteamericanos asesinan a los niños surcoreanos? 

Dicen que fue culpa de un mal diseño estructural. Es muy probable. Pero sin duda, no es la única causa. Aseguran que en Corea del Norte, por falta de vivienda, aceptan que la gente comience a vivir en edificios que no están del todo terminados. ¿Cómo se puede permitir semejante barbarie? Una obra es un lugar muy peligroso, aún tomando todas las medidas de seguridad imaginables. 

Aseguran que el magnánimo dictador Kim Jung-un no pudo dormir la noche posterior al accidente. Si tuviera conciencia, sus ojeras serían enormes bolsas moradas desparramadas hasta invadirle las mejillas, porque es culpa exclusivamente de él este accidente, al forzar a sus ciudadanos a emigrar a las ciudades, faltas de viviendas, para escapar de la hambruna del campo, impuesta para domesticarlos. 

(Ya no está en Internet la imagen que denigraba a los cerdos al compararlos con Kim Jung-un. Alguna protectora de animales habrá puesto una queja). 

El amante perdido

Siempre he sido una persona mimada: por mis hermanos, mis profesores, mis amigos... creo que sólo me he topado con una profesora que me haya tenido tirria (manía real: era la única niña a la que esa profesora no dejaba ir al baño y castigaba sin salir al recreo por razones tan peregrinas como llevar los calcetines enrollados en los tobillos -estaba muy flaca, se me deslizaban por las piernas-). La verdad es que yo no me daba mucha cuenta de ese acoso (tenía 6 años). Ni siquiera recuerdo el cogotazo que la profesora me dio e hizo que una compañera y vecina, mucho más espabilada que yo, se chivara a mi madre, quien, pensando que era cosa de niños y sin fundamento, le respondió: Dile a esa profesora que se pegue ella en el frasquito (frasquito eufemismo de vagina). Al día siguiente mi compañera y vecina se lo dijo a la profesora, pero, también suelo ser mimada por el azar y antes de terminar ese día, a la profesora se la llevaron llorando y ya no volvimos a verla más. Cuando tuve edad para preguntarme la razón de su forzada marcha y su llanto, imaginé que la muerte de algún familiar cercano la obligó a dejar el trabajo; para mi antigua vecina, no sé si con fundamento, a la profesora se la llevaron porque no tenía la titularidad necesaria para darnos clase.

Estoy tan mimada, que suelen ser otros los que se anticipan a mis necesidades. El martes llegó por mensajería un libro mandado por mi madrina putativa: La verdad de Agamenón, de Javier Cercas. Los gustos literarios de mi madrina y los míos son tan semejantes como nuestra diferencia de inteligencia permite. La mía es normal, la de ella, superior a la media y le gustan muchos más autores que a mí porque es capaz de comprenderlos. En cuanto comencé a leer el libro, comprendí por qué me lo había mandado. Es un conjunto de artículos y escritos, muy parecidos a las entradas que Antonio Muñoz Molina solía escribir en su blog. Fue publicado en el 2006 y es llamativo, en un pasado tan inmediato, la completa ausencia de la crisis. Ni siquiera parecía vislumbrarse en el horizonte y aparentemente los españoles podíamos caminar entre nuestros semejantes sintiéndonos superiores. Estoy disfrutando mucho de los artículos (sobre Tijuana, algún libro, lo que significa escribir, el franquismo... ) pero a medida que avanzo me doy cuenta que Cercas carece del sosiego de AMM, y se echa en falta. Es como cuando se sustituye un amante por otro, y al intentar disfrutar de los placeres del nuevo, sólo sirve para añorar los dones del que nos ha abandonado. 

jueves, 26 de junio de 2014

Solidificando el pensamiento

¿Cómo crearse un blog? Es muy fácil, sólo hay que seguir los pasos de alguna de las muchas páginas webs dedicadas a ello existen en el ciberespacio. Pero hay quien es impaciente y prefiere seguirse por la vista antes que por las letras. A los impacientes y a quienes no confían en sus conocimientos informáticos (siempre tenemos más de los que solemos creer) está dedicada esta entrada.

Vamos a crear un blog semejante a éste, en el que estáis (el mío). Es un blog gratuito y de muy fácil uso. Primero, como es de Google, conviene tener una dirección de correo de gmail (aunque no es imprescindible, pero sí aconsejable). Nos vamos a www.gmail.com. A la izquierda nos aparece:


Para ver con más claridad las imágenes, pulsar sobre ellas

Pulsamos sobre nueva cuenta de Google y seguimos todos los pasos para crearnos una (este paso nos lo podemos ahorrar y escoger una cuenta que ya tengamos).

Nos aparece la siguiente pantalla. A la derecha vamos rellenando lo que se nos pregunta (consejo: no poner nunca el teléfono).


En este caso nos hemos creado una cuenta cuyo usuario es losmeninosperdidos@gmail.com y la contraseña es 12ab34cd56ef

Ahora nos vamos a la página para crear nuestro blog: https://www.blogger.com

Si tenemos una cuenta asociada a Chrome Google, nos abrirá con esa cuenta. Tendríamos que cerrar la sesión (si no queremos tener el blog asociado a esa cuenta). Nos pide el nombre de usuario y la contraseña.


Después de tener acceso a blogger  por primera vez, nos piden que nos creemos un perfil. Salen varias pantallas. Podemos darle a todas a Continuar o tomárnoslo en serio e ir rellenando minuciosamente.


Una vez tenemos (más o menos) creado nuestro perfil, le damos a Continuar en Blogger


Sale la siguiente pantalla. Como no tenemos ningún blog asociado a esa cuenta, le damos a Nuevo blog


Es el momento para darle a nuestro blog un título (conviene que tenga relación con lo que pensamos escribir en él). Como he pensado en un blog destinado a personas que escriben por afición, he decidido llamarlo La Génesis de Alejandría. Podemos darle ese mismo nombre a la dirección web del blog.


La plantilla que escojamos no tiene mucha importancia. Podemos cambiarla con posterioridad.

Ya tenemos nuestro blog creado:


Si pulsamos sobre Ver blog, nos muestra qué aspecto tiene, si pulsamos sobre La génesis de Alejandría, nos lleva  la página donde podremos hacer todos los cambios que creamos necesarios o escribir nuestras entradas.


En esta páginas podremos escribir una nueva entrada, modificar el aspecto de nuestro blog, ver cuánta gente y de qué país nos visita... etc. Es bastante intuitivo. 

Ahora sólo necesitamos pulsar sobre Nueva entrada, empezar a escribir (tal vez conviene hacerlo en el Word y luego copiar y pegar para no perder lo escrito si hay algún fallo en Internet). 


Le damos a Publicar y... ¡ya somos blogueros!


El blog La génesis de Alejandría está libre. Puede apoderarse de él quien quiera (con la precaución de cambiarle la contraseña a la dirección de correo). 

Si no tenéis paciencia para crearos un blog (es muy fácil, se tarda menos que comer un bocata de jamón -es lo que he hecho mientras escribía esto) dejad un mensaje en esta entrada y gustosa os lo haré. 












miércoles, 25 de junio de 2014

Sin remordimientos (Historieta)

Un tinte casero ha hecho estragos en el rostro de Fernanda. Las manchas de su frente, como sombras, no se notarían tanto si la sangre arrebolara su rostro en lugar de derramarse sobre las sábanas estampadas de la cama de matrimonio. A pesar del frío que comienza a invadirle cada milímetro cuadrado de su piel, desearía sentir la brisa de la tarde y percibir el aroma de la dama de noche cuyas flores ya deben de estar abiertas; pero la ventana está taponada por decenas de mirones, que han sido atraídos por los gritos de Román. Desde su posición Fernanda no puede ver al muchacho, probablemente agazapado junto a la puerta, encogido, no por pudor, aunque está tan desnudo como su madre, quien quiera que hubiera sido, lo trajo al mundo; si no por miedo. Tampoco se puede girar para mirarlo porque cualquier movimiento la obliga a sentir cómo el cuchillo jamonero que la atraviesa, destrozando su camisón nuevo de encaje, le desgarra las entrañas. La rabia le hace cerrar los ojos para no ver a quienes la miran morir. Luego piensa que muy pronto estará sumergida en las tinieblas por toda la eternidad, y los vuelve a abrir. Jamás la curiosidad de sus vecinos le pareció tan abominable, tan cruel. Hablan como si ella no estuviera presente o ya hubiera muerto. Especulan. Están convencidos que son dueños de la verdad. 

Nadie sabe cómo se llamaba de verdad Román. Alguien dijo que el muchacho se parecía al porquero del pueblo, y como el nombre quedó libre desde que su antiguo dueño sufrió un golpe de buena suerte: murió, todos pensaba que era un castigo soportar una vida tan mísera; el adolescente sin nombre dejó de serlo. Aunque siguió respondiendo al nombre de lerdo, mentecato o tonto. 

Fernanda no recuerda cuándo comenzó a alimentarlo. Sin duda, mucho antes de ser consciente de ello. Después de fregar los platos, solía sacar al patio las sobras del almuerzo en una escudilla de aluminio para que comieran los perros. Un día escuchó alboroto, se asomó a la ventana, y allí estaba el muchacho, disputándose un hueso del cocido, mondo de carne, con Sultán. Durante un tiempo lo estuvo espiando a distancia. Sólo aparecía cuando ella se metía en la casa y jamás dejaba sin alimento a los animales. Muy pronto, en la escudilla de las sobras, hubo bocados más suculentos que en los platos de Fernanda y Alonso. 

El acercamiento no se produjo hasta que Blanquita dio a luz. Cinco cachorros azabache, como la madre. Cuatro de ellos fueron metidos en un saco de arpillera y arrojados al río. La perra cargaba con el que le quedó a todas partes. Cuando ese día Román se acercó a la escudilla para compartir la comida, el animal temió por su cría y se lanzó contra el muchacho. Román se dejó curar con docilidad, después de ser sobornado con una magdalena. Eran heridas poco profundas, arañazos en las manos y antebrazos y un único mordisco en la parte interior del muslo. Sin ese mordisco, Fernanda nunca habría sabido que hacía mucho tiempo que Román no era un niño, que una mujer de edad es capaz de sentir excitación al pensar en la desnudez de un hombre tras la tela ajada de unos pantalones y que el placer, en el sexo, puede compartirse. 

¿Quién lo cuidará cuando yo no esté?, es el último pensamiento de Fernanda antes de perder el conocimiento.

Tal vez sea mejor así: estará protegido. Quien visita en el hospital a Fernanda, le cuenta indignado que han encerrado a su violador en una institución para dementes, más parecido a un colegio que a una cárcel. No tendrá que preocuparse más por él; pero sí por Alonso. Sospecha que regresará en cuanto se dé cuenta que no hay peligro. Adivina los reproches de su marido: ¡Ponerme los cuernos con el tonto del pueblo, con un niño que podría ser tu nieto! A Fernanda no le da miedo pensar que estará bajo el mismo techo, en la misma habitación, que quien ha sido capaz de apuñalarla, a Fernanda le da miedo que el recuerdo del pasado que acaba de abandonar, le haga pensar en la venganza. 

martes, 24 de junio de 2014

Los niños perdidos

El mismo día que informaban de la concesión del premio Príncipe de Asturias a Antonio Muñoz Molina, yo estaba midiendo una casa cueva. El dueño, un hombre de unos 40 y pico años, me contó entusiasmado que durante su adolescencia, cuando estudiaba en el Instituto Virgen de las Nieves de Granada, junto al antiguo manicomio, un día le llevaron a El Escritor para que les diera una conferencia. Un hombre que, según sus propias palabras, estaba destinado a mantenerse alejado de todo lo que oliera a literatura, desde ese día lo ha seguido con bastante asiduidad (aunque confiesa que le cuesta mucho trabajo entender sus libros). 

Foto: La mirada, del blog de Antonio Muñoz Molina

Me pregunto si El Escritor es consciente de la influencia que ejerce sobre algunas personas, de cómo las hace cambiar. Este blog, por ejemplo, jamás habría existido si no hubiera descubierto el suyo (que una dislexica se ponga a escribir todos los días por voluntad propia -y que además disfrute- es tan raro como que un sordo se ponga a componer música). 

Ahora su blog se cierra (lo hemos decepcionado o hecho enfadar). Siempre temí ese momento (el tiempo del que disfrutamos cada uno, a fin de cuentas, es lo que realmente tiene valor, y Antonio Muñoz Molina ya nos había regalado mucho del suyo). Pensé que sería un distanciamiento paulatino, que sus instantes se dispersarían en el tiempo, hasta que se produjera una muerte natural. Pero hemos sido cercenados de un solo machetazo e inesperadamente ¡zas! 

Si fuera capaz de expresarme y hacerle comprender el agradecimiento que siento por todo lo que nos ha regalado, estas palabras serían uno más de los muchos comentarios de gratitud que está recibiendo hoy. En lugar de eso, estoy en este rincón, lamentando de antemano la pérdida inevitable -por el distanciamiento- de algunos coblogueros, quienes jamás me excluyeron, sin importar que no fuera una intelectual como la mayoría de ellos, y quienes siempre me arroparon. A Antonio Muñoz Molina jamás lo perderemos, aún nos quedan sus libros y los artículos semanales en El País. 

Ahora, a sus seguidores, nos toca vagar por el ciberespacio, como si fuéramos niños pequeños que se han soltado de la mano del padre, en busca de a quién aferrarse para volver a sentirse seguros. 


lunes, 23 de junio de 2014

El protector

Complacer al cliente y quedar satisfecho con el propio trabajo, es muy complicado para un arquitecto (menos para los arquitectos estrella, de quienes se busca más su nombre que un edificio que satisfaga las necesidades de quien lo contrata). Por lo general, nos intentamos imponer al cliente porque su experiencia es muy limitada y lo que parece muy bonito sobre el papel, resulta ser incómodo, inviable o feo en al realidad. Siempre intentamos compaginar la estética del edificio con la comodidad para el cliente, pero todos tenemos manías y hacemos prevalecer, cuando es imposible compaginarlos, uno de los dos puntos. Hay quien prefiere buscar la belleza de la construcción y quien, como yo, preferimos la comodidad en el uso de la vivienda o local. 

Para los pueblos costeros de Málaga, tenemos un colaborador. Un arquitecto, ya jubilado, que se dedica a conseguirnos proyectos y a servir de mediador entre los clientes y nosotros. Él se ocupa de hacer los primeros bocetos y correcciones de los anteproyectos que le enviamos -supuestamente, con las preferencias del cliente-. En las modificaciones que solicita se adivinan sus propias preferencias, ignorando las del promotor. Cuando me canso, suelo pedirle el número de teléfono del cliente, para quedar directamente con él; pero no siempre me lo da poniendo excusas peregrinas, como que lo ha perdido o que el cliente le ha solicitado que no se lo dé a nadie. Pensaba que me ninguneaba.

Estos días nuestro colaborador anda pocho (según sus palabras). Aprovechando que fuimos a la playa el sábado por la mañana, nos acercamos a verlo. Está hospitalizado en Carlos Haya. Le queda para más de una semana (que supongo que se le hará interminable porque los hospitales tienen la facultad de dilatar el tiempo). Algunos asuntos urgen, y me pasó su agenda para que tomara nota de los teléfonos. Junto a uno de esos números que no había querido facilitarme, el comentario que ponía al margen, me enterneció: Cliente muy brusco. Quitárselo de encima a Queca

domingo, 22 de junio de 2014

Es imposible ser monocromática

No soy musulmana, pero he pisado -descalza y con el pelo cubierto- una mezquita; no soy católica, pero estoy bautizada, he hecho la primera comunión y me he casado por la iglesia (para complacer a la madre de Guille y a la mía); odio el toreo (que no los toros -esos bichos sólo me dan miedo-), pero he estado en un museo taurino; me repele todo lo militar, pero creo que he estado en más juras de bandera que la propia bandera... 

Es muy complicado caminar por este mundo y no caer en lo que parecen contradicciones. Sin embargo, a pesar de todos los peros de antes, creo que soy consecuente con mi forma de ser (al menos en este momento -puede que dentro de cinco años o de uno o mañana mismo, se me aparezca Buda y me rape la cabeza y ponga a canturrear el Hare Krishna -aunque lo más probable es que pidiera que me encerraran en un manicomio-).

Ahora, al parecer, hay un grupo de lumbreras que reprochan a quienes han demostrado en el pasado (pasado casi presente o un pasado muy remoto) alguna simpatía por la casa real; ignorando, para que quede justificado el ataque, que hasta hace poco era una institución admirada y respetada. También parecen haber cometido algún delito quienes asistieron a la recepción de la proclamación de Felipe VI. Si un republicano da la mano a un rey, no lo convierte en monárquico. En el caso de la recepción de hace unos días, sólo demostró un acto de tolerancia (de la que carecen quienes critican a los asistentes) y de apoyo a la democracia (la monarquía, de momento, está respaldada por nuestra democracia). 

Otra aparente contradicción: estas dos últimas entradas casi me hacen parecer monárquica, sin embargo soy republicana, convencida que la arcaica e injusta institución de la corona desaparecerá en un futuro muy próximo.

El último rey

¿Por qué cansa tanto descansar? Los últimos días hemos estado en la playa, un concierto, un musical y en la feria. Cosas normales, como visitar a mi madre, no cuentan por no salir de la normalidad. Guille vive conectado a la televisión y la radio. Estos días es triste y aburrida por culpa de los estrategas que creen conocer las razones por las que ha perdido la selección española y de la abdicación del antiguo rey y la proclamación del nuevo. Ahora debería estar limpiando, pero me puede la pereza. Poco tiempo de casi ausencia, convierte la casa en un caos: montones de ropa sucia, cosas sin guardar, polvo que se arremolina en uno de los rincones de la azotea... 

Aún aletean las historias de los últimos días. La rápida agonía y muerte de La Roja en este mundial es tema de conversación telefónica de Guille, se tira más de media hora al teléfono hablando con algún amigo, acumulando mal humor que se le disipa en cuanto le propongo que nos demos una tregua, que hagamos hoy el vago y dejemos el trabajo para mañana. 


Foto: Birlada a El Mundo Digital


De la proclamación del nuevo rey tengo un minucioso conocimiento porque mi madre me está hablando del evento durante casi tres cuartos de hora. Quién fue, quién no fue, la ropa destacada por bonita, fea o fuera de lugar... Supongo que el evento, además de servir para regalar a más de uno una cuantiosa comisión, servirá para mantener entretenidos durante mucho tiempo a quienes gustan de los temas del famoseo. Para lo que no servirá, sin duda, es para cambiar las cosas. Seguiremos teniendo una familia real enlodada por la ilegalidad al intentar (y conseguir) enriquecerse. Meter debajo de la alfombra a los miembros con evidencia de corrupción, o sacarlos de las fotos oficiales, no los va a hacer desaparecer; al contrario, a veces los huecos en una fotografía son más llamativos que las personas presentes. 

Ya me cuesta recordar con exactitud los billetes y monedas cuando en España utilizábamos la peseta y no el euro. Me pregunto cuánto tiempo tardará en comenzar a diluirse la imagen del rey abdicado. Cuánto tiempo necesitaremos para olvidarlo, con sus luces (ayudar a que en España haya democracia en al actualidad) y sus sombras (el extraño accidente que sesgó la vida de su hermano menor). 


viernes, 20 de junio de 2014

En el olvido

Hay una mariposa no muy inteligente o muy cegata que se da uno tras otro golpe contra el vidrio de la puerta cristalera de la terraza. Tal vez adivina el fresco del interior; pero no puedo dejarla entrar porque Guille echó insecticida antes de irse a la cama y temo que la mate. Fui yo la que se crió entre bichos, la que todos los veranos terminaba con cuatro o cinco picaduras de las avispas que revoloteaban alrededor del chorrito de la fuente que había junto a la piscina, pero es Guille quien sabe diferenciar con toda exactitud a los insectos; un aprendizaje voluntario de su adolescencia. Si lo despertara, si fuera capaz de mantener los ojos abiertos a las cuatro y pico de la madrugada, seguro que convertía mi mariposa en polilla. Quería ser entomólogo cuando la serie CSI Las Vegas aún no lo había puesto de moda. Dejó de interesarle porque nadie a su alrededor lo secundaba ni parecían comprenderlo. Seguro que habría sido muy bueno, porque es concienzudo y tiene muy buena memoria; aunque le dan tanto asco como a mí las cucarachas. ¿Tiene sentido? Nos quedamos mirando ensimismados unas arañas que se esconden en el alero del torreón, de patas muy largas y finas, que según Guille pican y dejan una señal como de mosquito; permitimos que nos suban por los dedos las hormigas negras y cabezonas, cuyas pinzas parecen tener la fuerza suficiente para hacernos agujeros en la yema de los dedos... pero luego nos da repugnancia las cucarachas que de vez en cuando aparecen en las escalera (reminiscencias de la señora con el síndrome de Diógenes que vivía en el bajo).

Me pregunto cuántas aficiones habrán quedado en el olvido por culpa de no tener una mano amiga que da unos golpecitos de ánimo en la espalda. 


miércoles, 18 de junio de 2014

Entre líneas

Cuando era inmadura (cuando era aún más inmadura), creía odiar a quienes tienen la costumbre de doblar la esquina de las páginas de un libro para señalar el punto de lectura. Como si los libros fueran animales heridos y sólo yo pudiera protegerlos de la barbarie de algunas personas, y como si odiar a alguien por tan poco, tuviera algún sentido. Ayer recordé esa idea tan ridícula porque el libro que leía tenía muchas páginas con la arruga que delataba que habían sido dobladas. El libro era muy malo, una de esas noveluchas pornográficas disfrazadas de novela romántica, tediosa y aburrida pero que he leído con mucho interés porque pertenecía a la ex de Guille. Poco antes de navidad le devolvió a Guille algunos libros que tenía en su apartamento, y entre ellos venía la novela. No creo que fuera un error porque no pasaban de media docena y la novela no es un folletín delgaducho, tiene cuatrocientas y pico páginas. Es complicado que le haya pasado desapercibida. Me decepcionó ver que no tiene ni un comentario al margen, ni una sola frase subrayada (claro, que el libro tampoco proporciona nada que quiera recordarse). 



Al abrir sus páginas, lo olí. Los libros que fueron de mi padre aún huele a tabaco. Esperaba que el libro de la ex de Guille tuviera reminiscencias de un perfume denso y caro; pero no huele a nada. La ex de Guille es de lectura lenta, de aburrirse pronto, o de tener muy poco tiempo. Cada pocas páginas -cinco o seis, no más- hay una esquina con la señal de haber sido doblada. Soy infantil y disfruto encontrando manchas de comida o dedos pringosos en el papel, como si cada pequeño defecto que le pueda atribuir la separara aún más de Guille.  

La historia de la novela es bastante retorcida: una mujer de 39 años y el siglo XX despierta una mañana en el siglo XIX y en el cuerpo de otra mujer mojigata de 21 años casada con un barón el que, durante un año, le ha permitido ser casta. Me gusta el erotismo; pero el sexo explícito de este libro, sobre todo los diálogos del protagonista masculino, me recuerdan bastante a esos don juanes de playa de bañador ajustado y cadena de perro dorada al cuello que pretenden seducir a la primera que se le ponga a tiro asegurando que te comerán la almeja hasta volverla a la vida. 

martes, 17 de junio de 2014

El sueño del obrero

Hoy en la obra olía a feria, a pinchitos morunos, en realidad, y a cerveza y manzanilla. En las películas norteamericanas celebran los funerales irlandeses emborrachándose: esta mañana los hemos imitado. Teníamos más motivos para estar tristes que de celebración; pero más de uno ha terminado necesitando un taxi para llegar a casa, olvidándose del coche en el polvoriento aparcamiento de la obra. La excusa era la feria del corpus que ya ha empezado; tan lejana en la distancia y las apetencias de casi todos, que parece que estuviera celebrándose en otro continente. La razón real, era la despedida de una de las cuadrillas con la que hemos trabajado más de un año. El azar, la posibilidad de que volvamos a trabajar con ellos dentro de poco, ni siquiera nos permite tener la tristeza de un duelo definitivo. Algunos son muy buenos en sus trabajo, con una agilidad y destreza que sólo se adquiere con la experiencia. Otros empezaron novatos, con callosidades en las manos que sólo producen un bolígrafo (o el pene, según el encargado de obra -bueno, sus palabras literales son: manos que sólo tienen callos de menearse la polla-. Sí, es muy burro), y han terminado pudiendo levantar un muro o enluciendo una pared sin nadie que los dirija. 

Preguntarles por el futuro, por lo que piensan hacer dentro de unos días, después de un merecido descanso, es recibir la misma respuesta: un encogimiento de hombros. Muchos han buscado trabajo, y ninguno ha encontrado. Interesarse por sus sueños, es diferente. No son sueños fantasiosos e irrealizables, son sueños que muchos hasta consideraríamos un castigo: trabajar de camarero en algún lugar con playa, conseguir una beca y entrar en la universidad, trabajar en un taller de mecánico... Sólo uno parece separarse un poco de la realidad. Se ha afiliado a Podemos y quiere pringarse en la política de verdad, hacer cosas, cambiar el mundo. Uno de sus amigos le quitó la cerveza de las manos, dando a entender que había bebido mucho, y le dio unos golpes de compasión en el hombro. 


Foto: El País Digital (el aro debe de ser un fallo de la fotografía, aparecido al insertarla en el blog)

lunes, 16 de junio de 2014

Hagámonos faquires

Tengo deformación profesional. Cuando paseo por la ciudad, me es imposible no darme cuenta de esos muchos pequeños defectos que hacen al ciudadano la vida peor. Bordillos demasiados altos para poder ser salvados por una silla de ruedas, losetas despegadas del pavimento, socavones que formarán charcos cuando llueva, bolardos que interrumpen el paso en aceras demasiado estrechas... Sabía que el deterioro de la ciudad, la mala praxis constructiva y los meteoros (la nieve y la lluvia principalmente) hacen de la ciudad una jungla. Lo que no imaginaba es que ahora también hay que luchar contra la mala leche e inconsciencia de algunos descerebrados. 

En el primer despacho que trabajé, había una compañera que se obstinaba en proyectar escaleras tan incómodas como permitía la normativa: huellas muy estrechas, tabicas muy altas, escalones compensados... quería malgastar el mínimo espacio posible en la escalera para utilizarlo en las habitaciones vivideras (esa era su excusa). Si se le objetaba que una persona mayor tendría muy difícil subir y bajar la escalera que había diseñado, decía que todos estamos obligados a mantenernos en forma. Daban ganas de darle un pisotón y destrozarle un pie para que comprendiera que nadie está a salvo de sufrir un accidente y ver mermada su capacidad de movilidad.

Las ciudades deben ser cómodas y seguras. Y las autoridades deben vigilar para que así ocurra y prohibir que la rabia que una persona siente por los indigentes pongan en peligro la vida de muchas otras.


¡Cómo me cabrea la imagen de la fotografía! La cogí de El País digital, de un artículo que venía ayer. Nos rasgamos las vestiduras porque en Gran Bretaña ponen pinchos en el suelo para evitar que los indigentes duerman en los rincones resguardados de algunos portales abiertos. Aquí somos mucho más brutos: aquí colocamos lanzas de hierros que puede que cumplan su injusto cometido, pero también ponen en peligro la vida de los ciudadanos. ¿De qué retorcida mente habrá salido semejante despropósito? Algunos ejemplos: niños que juegan por la calle y se van empujando... ¿qué ocurriría si uno de ellos cae contra la ferralla del banco? La señora que pasea con su perro en la fotografía, el perro se asusta, enreda la correa en las piernas de su dueña y la mujer cae en las púas. Una persona con visión reducida que no se percata, por ser del mismo color que el cemento, de los hierros en punta que esperan a sus confiados glúteos... Hay que ser salvaje para querer quitarse un problema creando un peligro. Deberían multar a quien se le ha ocurrido semejante salvajada. En la obra nos obligan a que la ferralla esté protegida con sombreretes rojos en forma de seta, como el de la imagen de abajo, y eso que en la obra los hierros se cortan horizontalmente, y no son lanzas a la espera de presas. 


sábado, 14 de junio de 2014

Luto por La Roja

Mis hermanos me educaron con la idea de que, en cualquier competición, el segundo es el primer perdedor. También con el buen criterio de tener mala memoria para las derrotas si no ayudan a mejorar. Es una enseñanza que le habría venido muy bien a Guille: desde la derrota de ayer de la selección española, anda muy mohíno, tan desganado que tuve que hacer trampa para que bajara esta tarde a tomarse una cerveza al bar que tenemos en frente (le dije que necesitaba su ayuda para acarrear unas bolsas desde el supermercado).

Siempre me ha costado mucho comprender el entusiasmo por el resultado de un juego que se ve y en el que no se participa de forma directa. Si veo un partido de fútbol, lo que deseo es estar en el campo y correr por el césped, revolcarme, tirarme en plancha, con la seguridad que no me toparé con el excremento de un perro o un cristal de botella rota. Me cuesta mucho concentrarme en el juego y me cabrea que, a pesar de la tecnología que ya existe, el resultado dependa del árbitro que, a mi entender, son muy parecidos a los jueces del Tribunal Constitucional: supuestamente deberían ser independientes pero siempre están respaldados por un sector. 

Pobre, pobre, pobre de mi Guille. Ha sido tan grande la humillación que Holanda le ha infringido al equipo español, que ya ni siquiera le queda esperanza de una remontada. Aunque es de espíritu optimista, está convencido que no llegarán ni a superar octavos de final. Bromeo, le digo que la selección española lo ha hecho pensado en los republicanos, así no los pondrán en la disyuntiva de hacer caso a la cabeza o al corazón: colgar la bandera bicolor en el balcón, o no demostrar ante todos la alegría por los triunfos de la selección española. 

Yo no estoy triste. Este año he decidido apoyar a la selección coreana (la del sur, la del norte no juegan). Lo fácil sería convertirme en forofa de los brasileños (parece que los árbitros temen a la afición carioca y anda regalando penaltis a su favor). Creo que los coreanos son de los peores equipos que participan. Si nada esperas de un equipo, por poco que consigan, sabe a triunfo. 


¿Qué diablos significarán esas rayitas? Ya investigaré mañana, que hoy ya tengo sueño

Al otro lado del espejo

Un comando que si no lo conocemos nos puede traer por la calle de la amargura a la hora de hacer simetrías: Mirrtext. 
Dependiendo del valor que se le dé, este comando nos permite conseguir que en una simetría el texto también sea simétrico o aparezca bien escrito. Un ejemplo gráfico. 


Los valores para el comando sólo pueden ser 0 o 1. Cuando se le da el valor 0, el texto aparece bien escrito. Cuando tiene el valor 1, el texto aparece también simétrico. 

No es imprescindible recordar con exactitud la grafía de los comandos. Si conocemos sólo su principio (por ejemplo, si recordamos que el comando que necesitamos empieza por MIR, podemos escribirlo en la línea de comandos y luego darle a la tecla TAB. AutoCad, por orden alfabético, irá proponiendo todos los comandos que empiezan por esas letras. 

jueves, 12 de junio de 2014

Negro sobre negro

Tengo la piel enrojecida y con calentura, como si acabara de regresar de la playa un día de mucho sol, aunque he estado en casa casi todo el día. Guille salió temprano para una entrevista de trabajo y no regresará hasta la madrugada. No me gusta apartarme del teléfono cuando Guille viaja (mera superstición). Esta mañana temprano decidí que a la barandilla de la azotea le hacía falta una mano de pintura. Mientras volvía de la obra (hago visitas sistemáticas, aunque en este momento no hay ningún tema importante) y compraba todo lo necesario, llegó la hora de comer. Comencé a la hora que otros duermen la siesta. Cualquier labor realizada por manos expertas y vista desde fuera, resulta divertida. En la obra, los pintores son capaces de pintar una barandilla de 10 metros en un rato, yo he tardado casi toda la tarde. Desde el primer barrote supe que iba a ser algo aburrido, difícil e interminable. Es muy complicado conseguir que no se caiga ni una gota de pintura al suelo o que la brocha no deje espacios sin pintar en la superficie curva. 

Ahora, cada vez que me agacho o doblo las rodillas, crujen como ramas secas (debería ser al contrario, de las muchas veces que me he puesto en cuclillas y levantado hoy, cualquier calcificación fuera lugar, debería estar más que desgastada). Y el interior de las uñas han quedado tan negras, que tendré que pintármelas para disimular. Ahora la casa huele a aguarrás. Pero estoy muy contenta. Las inclemencias del tiempo había descascarillado la pintura y vuelto mate y gris. Mientras escribo esto, los últimos rayos de sol de la tarde inciden sobre la barandilla y la hacen brillar como si tuviera luz propia. 

miércoles, 11 de junio de 2014

Matar al mensajero

¡Manda huevos! (ya sé que está mal escrita, pero esta expresión da a conocer, mejor que la correcta, mi asombro). Hace un rato, al leer el periódico, El País digital, me he enterado que quieren expedientar a un miliar por las opiniones de uno de sus personajes del libro que ha escrito (menos mal que ya ha muerto, porque estos lumbreras serían capaces de meter en la cárcel a Vladimir Nabokov por pederasta).

A los escritores novatos, en casi todas las películas que he visto, se les aconsejan que escriban sobre lo que conocen, y, sin duda, un militar lo que mejor conoce es su entorno. En su libro, el teniente Luis Gonzalo Segura, da a conocer varios datos con bastantes visos de realidad, los que han hecho enfurecer a los mandos militares. ¿Es creíble el reparto arbitrario de condecoraciones? A mi padre lo expedientaron porque mi madre tuvo unas palabras con la mujer del capitán (asunto de celos)... ¡para no creerlo! Al final quitaron la mancha de su expediente, pero no le concedieron una medalla que le correspondía por tener, no recuerdo cuánto tiempo, el expediente limpio. ¿Es creíble el recorte en el presupuesto de la comida a la tropa para poner una sauna a los altos mandos? Casos en concretos como éste no lo he conocido de primero mano, pero sí que muchos sargentos que hacían cocinas terminaban engordando sus cuentas corrientes. En concreto, a uno de mis vecinos lo llamaban El Sopa de Ajo. Como era económica hacerla, la ponía casi todos los días, y como exigían a la comida un aporte de calorías mínimo, consiguió que el encargado de dar el valor del aporte energético de cada comida, subiera de 500 a 2000 kcalorías el plato de sopa (ser niña en un destacamento de aviación te convierte en sorda e invisible para los adultos y terminas enterándote de muchas cosas que no deberías). 

Foto: El País digital


Todos los datos creíbles que aporta el Teniente Luis Gonzalo en su libro, en lugar de ser examinados y estudiados por quienes corresponden, le ha hecho ganar un expediente y la posibilidad de ser echado del ejercito. Nunca he creído que la inteligencia y el ejercito se lleven bien, pero jamás había imaginado que llegara a tales extremos de demostrar la estulticia de quienes mandan. Pero veamos el asunto desde un punto positivo: El Teniente Luis Gonzalo, gracias a un injustificado expediente, está teniendo una propaganda que le hará aumentar la venta de su libro. ¡Bien por la gilipollez ajena!!!!

martes, 10 de junio de 2014

La hora del bautizo

Más sobre bloques.

¿Cuánto mide un formato A4? Me lo sé de memoria: 210 x 297 mm. Antes de acostumbrarme a la utilización de los bloques, dibujaba el recuadro una y otra vez. Ahora, cada vez que quiero un formato A4, A3... A0, me limito a escribir en AutoCad: i (alias de insertar) A4 (el nombre que tiene mi bloque de formato A4), y de forma automática, en la cruz que forma mi puntero, aparece el formato. 

Todos mis bloques tienen nombres muy sencillos: A4 (con el margen a la derecha para el visado digital en una capa que no se imprime), A3... matrimonio (para dormitorio de matrimonio), comedor, estar... ic (interruptor de cruce), is (interruptor simple), pl (punto de luz)... p62 (puerta de 625 de hoja), p72 (idem de 725)... etc.


Por supuesto, todos los bloques tienen su escala correspondiente. En el ejemplo he escalado la mayoría para que se vean. 

Muchas personas a las que le va la programación tienen un despegable con todos los bloques. Yo creo que es más rápido escribir sólo i (para insertar) y el nombre del bloque. Pero, ¿cómo conseguir que AutoCad sepa dónde debe buscar nuestros bloques? 

Nos vamos a ventana de Opciones, en su primera pestaña (Archivos), seleccionamos Ruta de búsqueda de archivo de soporte


Se pulsa sobre Añadir.. y nos sale una nueva línea para añadir la ruta de la carpeta donde guardamos nuestros bloques. Si no la sabemos, se pulsa en examinar y la buscamos:


Se acepta, se cierran todas las ventanas y ahora, para amueblar nuestro plano sólo tenemos que escribir i (insert) matrimonio o estar o comedor... 

Si somos muy ordenados y guardamos los bloques en diferentes carpetas (formatos, sanitarios, muebles, coches...) tendremos que añadir una ruta por cada directorio diferente. 

Estas rutas también se deben utilizar cuando estamos trabajando con referencias externas y tenemos el dibujo base en una carpeta diferente al dibujo que tenemos abierto.

También se pueden insertar rutas con ordenadores que estén en red (aunque sea una red remota). 

Conviene borrar las rutas que han dejado de utilizarse para que el programa vaya más rápido. 

lunes, 9 de junio de 2014

Una montaña de peces

Ahora que tenemos vitrocerámica y horno, a Guille le gusta lucir su arte como cocinero ante terceros. Ayer vinieron a comer uno de sus amigos y su mujer. 

A veces pienso que la cultura de la gente es directamente proporcional al tono moderado de su voz. La mujer del amigo de Guille susurraba al hablar, obligándonos a un silencio y atención que anulaba cualquier interferencia exterior. Es profesora en un colegio marginal de la zona norte de Granada (colegio marginal y zona norte de Granada, tal vez sea un redundancia). Se nota que le gusta mucho su trabajo, y las dificultades que se le presentan. Asegura que por lo general es más sensato, ante un problema con un alumno, hablar con el propio alumno, hacerle entrar en razón, que hablar con sus padres. Cualquier crítica se la toman como algo personal o como una amenaza. Se ha dado cuenta que muchos padres piensan que la Junta de Andalucía puede quitarles a sus hijos si un profesor da una queja contra ellos. La profesora cree que algunos de sus compañeros ya se han dado por vencidos: llegan a clase, sueltan su rollo, dan aprobado general y vuelven a sus casas con la conciencia enlodada pero con los coches intactos. 

Deberían darle un plus por peligrosidad, sin embargo, este año, ni siquiera reciban la paga extra, o, en el mejor de los casos, la reciban limpiamente biseccionada. El mismo día que lo anunciaron, el viernes por la mañana, repartieron entre los profesores y los alumnos una lata de melva y un folleto. La Junta de Andalucía promociona el consumo de melva y caballa.



La profesora se pregunta cuánto le ha costado a la Junta repartir entre todos los alumnos una lata de melva, cuánto han costado los folletos y cuánto ha costado una página web que en dos semanas abiertas y a pesar de la propaganda de los folletos, no ha recibido ni 2.500 visitas. 

domingo, 8 de junio de 2014

Mejor apelotonado

Una pregunta que me han hecho hoy: ¿cómo redefinir un bloque en AutoCad?

Primero tenemos que saber qué es un bloque. Un bloque es un conjunto de entidades que las unimos para que AutoCad las considere como una sola. Un ejemplo:


En este caso, cada cama con su mesilla de noche, es un bloque. Al pinchar sobre cualquier punto de ella, se selecciona completa. 

Los bloque facilitan mucho el trabajo, sobre todo en los planos de construcción donde el mobiliario, ventanas, puertas, etc, es muy repetitivo, en el mismo plano y en otros planos diferentes. Conviene tener una buena biblioteca con bloques donde se incluyan puertas, ventanas, muebles, sanitarios... para los alzados, puertas de entrada, alzados de ventanas, balcones... etc.

Unos consejos para crear los bloques: conviene crearlos en la capa cero, color por capa (o por bloque si queremos que tenga más de un color) y poner su origen en el 0,0 (o en el 0,0,0, si estamos dibujando en 3D). Al dibujarlos en la capa 0, nos evitamos llenar los dibujos de capas innecesarias y al poner el origen en el 0,0 nos aseguramos de tener a la vista el bloque cuando lo insertemos (de otra forma, el bloque se nos puede ir al quinto pino cuando lo pongamos en nuestro dibujo). 

Los bloques de las camas son bastante horteras y la trama recarga mucho el dibujo (hay que tener en cuenta que el hotel de ese dibujo tiene más de 100 habitaciones). 

Cómo redefinirlo? Lo primero es conocer su nombre y punto de inserción. Con Propiedades podemos averiguarlo:


El bloque se llama cama105 y su punto de inserción está en la parte superior derecha, puesta la cama en vertical, con la mesilla de noche a la izquierda. 

Insertamos el mismo bloque (INSERT) y lo descomponemos (DESCOMP). Le hacemos las modificaciones que consideremos apropiadas (eliminar el sombreado hortera) y volvemos a crear el bloque (_BLOCK). Hay que ponerle el mismo nombre y el mismo punto de inserción. Nos advertirá que tenemos el bloque definido, y nos pedirá permiso para actualizarlo. Le decimos que sí.



Y..¡guau! De un solo plumazo conseguimos que nuestros tropecientos mil bloques se modifiquen a la vez. 


(Todas las camas sin el entramado hortera de la manta)




viernes, 6 de junio de 2014

Los dominios de Eolo

Hay días extraños que desde mi atalaya la ciudad se hace más sonora que visible. Hoy el ulular del viento se confunde con el ruido de los camiones, aunque a veces se hace tan nítido y potente que hasta las sirenas de los coches de bomberos terminan ahogadas por el estruendo que hace el aire al pasar entre los edificios. En realidad, no es muy fuerte, pero estamos acostumbrados a su mansedumbre. El viento dobla y retuerce los árboles nuevos y frágiles que han sembrado en Camino de Ronda, esparce la broza que a los barrenderos no le da tiempo de recoger, convierte los bolardos en cañas que pescan trozos de plástico, prendas de ropa arrancadas de los tendederos o las cintas que vetan el paso en las obras. 

Un minuto antes de salir de casa, una maceta se estrelló contra el suelo del patio de vecinos, caída desde alguna ventana. Guille no quería dejarme salir. Cuando lo convencí que me era imprescindible, me colocó la chichonera de la bicicleta. Pensé que estaba de broma, pero no se rió. 

Los destrozos no han sido muy graves: algunos árboles endebles arrancados, ramas cargadas del follaje de primavera derribadas y muchos objetos de ventanas y balcones, caídos. 


Árbol arrancado junto a la Fuente de las Batallas. Foto: Ideal.

jueves, 5 de junio de 2014

Los miedos

Conocía dos formas de estar asustada, de tener miedo. El miedo súbito, producido por un peligro inminente, que te reseca la boca, produce presión en la vejiga y da la sensación de estar dentro de una pesadilla; y el miedo lento, que primero se teme y se piensa en él y de súbito, un buen día, se presenta. 

Uno de mis temores más persistente es que le ocurra algo malo a mi madre. Recibir una llamada de la policía pidiendo que me presente en un hospital por un asunto grave o llamar a su puerta y descubrir que ya no está. Si delatara mis miedos a alguien como mi tío Fermín, seguramente intentaría convencerme de que para nada sirve anticiparse a un hecho que es posible que jamás se produzca. Pero es algo que no puedo evitar, como tampoco puedo evitar pensar en que a Guille le puede ocurrir algo malo cuando está en la carretera o volando. 

Ayer ocurrió lo temido: me llamaron desde el Hospital Carlos Haya. Pasé casi todo el día junto a mi madre. No fue nada importante. Una revisión ordinaria y la reacción excesiva de una doctora novata a una subida de tensión. 

Volví a casa de madrugada y al verla vacía, descubrí otro miedo, aún no muy definido, extraño, nuevo. Creo que tengo miedo a la soledad. 

martes, 3 de junio de 2014

Jaque a los ocupas

Iba a ser un día de pereza, tranquilo, de abrir los ojos cuando estuviera cansada de dormir, sin la dictadura del despertador; y luego, de permanecer tumbada en el sofá con la única obligación de dirigir una orquesta imaginaria (la Sinfonía nº 41 de Mozart se presta bastante bien para eso). Pero rara vez se lleva a cabo lo que se planea con minuciosidad. Apenas había conseguido dormirme, Guille me despertó: El rey ha abdicado... Fingí interés durante unos segundos, me volví y seguí durmiendo. Supongo que debería haberme importado más, creo que ha sido una de las pocas figuras que ha permanecido constante en el horizonte estatal desde que nací. Pero en los últimos tiempo se ha enlodado tanto, por culpa propia y ajena, que se ha terminado convirtiendo en un personaje más de la farándula (uno que abochorna mucho con sus barbaridades fuera de lugar). 



Cinco minutos después, cuando había vuelto a adormilarme, el jaleo de la calle volvió a despegarme los párpados. Había bronca en el bajo. Sólo escuché durante media hora o más los gritos y amenazas de llamar a la policía. Cuando Guille volvió, había bajado a comprar chucherías para el desayuno, me contó con todo detalle que los nuevos vecinos del bajo, del mismo piso donde vivió la señora con el síndrome de Diógenes y después un matrimonio joven con un niño llorón, eran ocupas. El dueño se había enterado y los estaba echando, pero los ocupas alegaban que tenían derecho a vivir en ese piso porque estaba vacío y ellos no tenían ningún lugar adónde ir. Mientras hubo gritos, se formó un circo junto al portal. Luego fue sólo un desalojo pacífico. 

Ya no volví a dormirme porque los pequeños cruasán, aún calentitos, bañados en caramelo, que trajo Guille, fueron una tentación.

domingo, 1 de junio de 2014

La larga espera

¿Cuándo ha ocurrido? La muerte del segundo buzo en la búsqueda de los cadáveres de los niños muertos en el Sewol ha hecho que se suspenda. 


Aún quedan 16 familias que no pueden dar un paso adelante hacia el duelo. Daban pena las últimas imágenes del polideportivo donde las familias esperaban noticias del rescate (¿por qué no las llevaron a un hotel?): montones de esterillas en el suelo vacías, como las habitaciones de los adolescentes que perecieron en un hecho que más cabrea a medida que se conocen los datos. Da vergüenza ajena la imagen del capitán escapando antes que nadie. 


La edad (68 años) no lo ha hecho más sabio. Alega que temía que, si daba la orden de abandonar el barco, los viajeros no sobrevivirían a las fuertes corrientes y al agua fría. Entonces, ¿sabía que los botes salvavidas estaban inservibles?

Lo que no comprendo es por qué los familiares aún no han querido que saquen a flote el ferry. 

¡Por fin!

Se acabó de una maldita vez el proyecto coñazo. ¡Vuelvo a ser dueña de mi tiempo! Puedo dejar aparcada toda esa normativa extraña de explosivos, materiales peligrosos, protección de los trabajadores... Ahora, intentaría dormir, si no estuviera tan cansada. Si no duermo en muchas horas, el mundo me parece más feo, desvaído, lleno de monstruos. Contaré estrellas -dicen que hay más que granos de arena en todas las playas del mundo: no es de extrañar que cueste tan barato comprar una-. A ver si duermo y recupero la belleza del mundo.