jueves, 30 de junio de 2011

Virgen del Amor Hermoso

Ja! Noticia tonta donde la haya (flipo). 


¿Por qué los artistas plástico son a veces tan "raritos"? (Nota: rarito es un eufemismo de rematadamente tonto). A una señora se le ocurre recubrir de libros una estructura metálica (una estructura tubular, más parecido a un andamio inestable que a algo que deba resistir el peso de semejante carga de papel -deberían rezar para que no llueva-), y a eso lo llaman arte (la leeeeeeeeeche!!!). 

Me explico, que de repente parezco una simple cascarrabias enfadada con el mundo.

Una obra de arte debe incitar, hacer sentir algo. Si miro esa cosa a la que han llamado Torre de Babel, sólo pienso que la estructura tubular es muy endeble para soportar el peso de tanto libro, sobre todo si se moja. Los libros sólo están protegidos por bolsitas de plástico agujereadas para sujetarlas a la tela de gallinero que recubre la estructura metálica. Buenos Aires tiene una pluviometría superior a 1000 mm al año (vamos, que es muy posible que llueva durante los días o semanas que esté esa Torre levantada). Estamos en crisis. La mayoría de esos 30.000 libros serán inservibles. La estructura es demasiado fea, incluso recubierta de libros, para que la mantengan y le den otra utilidad. ¿Cuánto habrá cobrado esa señora por la supuesta "obra de arte"? El arte es necesario, pero, ¿a todo lo salido de la mente de un supuesto "artista" se le puede llamar arte? Me da la sensación que los políticos o altos cargos, los que tienen la responsabilidad de dar subvenciones a los artistas para hacer sus obras, son como los vasallos de la corte del Rey Desnudo. Se ven cegados por un nombre famoso y son incapaces de decir la verdad por temor a ser llamados TONTOS.

Dijo Woody Allen :"He hecho un curso de lectura veloz y he leído Guerra y paz en veinte minutos. Habla de Rusia". Creo que es esa, precisamente, la relación Marta Minujín (ojo, no todo lo que hace esta señora es tan pésimo) tiene con los libros.

Un cuarto de metro cúbico



Mi mundo cabe en 0.25 m³.  Acabo de hacer la maleta. Por fin volvemos a casa, aunque no por mucho tiempo. Comenzaba a pensar en mí como el agrimensor de El Castillo de Kafka, siempre deseando regresar a casa, y siempre retrasándose el viaje por alguna razón. No ha sido doloroso llenar la maleta, pensar que tenía que dejarme algo valioso atrás. En realidad creo que no tengo nada valioso. Tengo montón de cosas bonitas y algunas caras, pero no valiosas. Demasiados traslados, viajes y cambios inesperados. A la fuerza aprendes que es mejor no coger cariño a nada: termina perdiéndose. Aquí dejo montones de CDS y algunos libros. Pero a la vez los llevo metidos en el e-book o en el mp3 (me encanta la tecnología porque me permite esconder en muy poco espacio tantas cosas). Y si perdiera el mp3 o el e-book, tampoco importaría mucho, porque los tengo colgados en una página de almacenamiento online. Las fotografías, los trabajos realizados con tanto esfuerzo, todo está metido en un disco duro. 

Sobre la mesa están los palillos chinos que mi hermano mayor me trajo de Vietnam (los he utilizado hoy porque ya no me quedaban cubiertos). En la pared está colgado el palo de lluvia que Raimon me mandó desde Isla Margarita (seguro que sale un polvillo blanco si se rompe). La vieja camiseta de Guille que me sirve de camisón (es como un amuleto), limpia y doblada sobre el sofá.... Nada más. No creo que el domingo, el lunes, el martes... dentro de tres semanas, piense que echo alguna otra cosa de las que se quedan aquí, de menos. 

martes, 28 de junio de 2011

Preguntas sin respuestas

¿Por qué buscamos la belleza si no siempre es una ventaja para hacer al hombre más fuerte para la supervivencia?



Los guapos tienen más posibilidades de encontrar pareja y de reproducirse. Son "protegidos" por los demás, mimados. Desmond Morris dice en su libro El mono al desnudo, que una niña guapa tiene más posibilidades de ser creída si miente que una fea. Hace poco iba por el barrio de Sant, en Barcelona, a una descerebrada se le ocurrió cruzar la calle por donde no debía y dos Mossos d'Esquadra montados a caballo, en lugar de echarle una bronca, se pusieron a uno y otro lado de la calle para cortar el tráfico (aún flipo). 

Comprendo que nos agraden más los atléticos que los excesivamente gruesos o delgados, porque un cuerpo musculoso significa salud. Pero, ¿qué importancia puede tener para la supervivencia de la especie, una nariz mejor perfilada que otra, o unos labios más carnosos, o unas barbilla cuadra? Una nariz chata, con orificios grandes, incluso sería mejor para facilitar la respiración. Sin embargo, nos gustan las narices afiladas y no muy grandes. Buscamos la belleza instintivamente. Nadie nos enseña a hacerlo. 

¿Y si buscáramos los atributos que hacen al hombre más favorable para la supervivencia en cualquier ambiente? Cuerpos más musculosos y ágiles, brazos más largos para alcanzar las cosas con más facilidad, cuerpo cubierto de pelo para protegernos del frío y de los golpes, orificios nasales más grandes para facilitar la respiración durante la carrera, la capacidad de utilizar tanto las piernas como los brazos ...


¿Hacía dónde evolucionamos? ¿Será que la naturaleza nos está privando de cosas para forzar nuestra inteligencia? ¿O es al contrario? ¿Nuestros cuerpos se van deshaciendo de todo aquello que deja de necesitar?

lunes, 27 de junio de 2011

Preguntas con respuestas

Esto de estar leyendo El Relojero Ciego, me está trastornando las pocas neuronas que el calor había dejado quietas ☺☺☺☺☺

¿Qué fue antes, la gallina o el huevo? Existen dos respuestas, dependiendo de si se cree en la teoría de la evolución de las especies o en el creacionismo. Si se cree en la evolución de las especies, la respuesta correcta es El Huevo. La explicación, fácil: existió un animal parecido a la gallina, pero no propiamente una gallina, que puso un huevo con una pequeña variación genética (un supuesto "error" del ADN). Si se cree en la teoría del creacionismo, la respuesta es La Gallina. Si los animales fueron creados tal como los conocemos hoy día, y un huevo necesita del calor de su madre gallina para incubarse, si no había gallina, no había incubación y sin incubación el pobre huevo se habría terminado pudriendo sin salir el polluelo. 

La verdad que siempre me suscitó más curiosidad la pregunta:  ¿Quién fue antes, la gallina o el delfín?

De oca a oca... y tiro porque me toca (carambolas)

Me he aficionado a la música pop coreana porque hace un par de años me intentaron atracar junto al puerto de Málaga y uno de los chavales, el que no tenía navaja, llevaba una camiseta que ponía "BigBang Asia Best" letras brillantes, iridiscentes, como de escamas de pez, sobre fondo negro. No recuerdo las facciones del chaval, pero sí el detalle de la camiseta. Investigué (es fácil encontrar hasta lo más complicado en internet). De BigBang pasé a SS501, Shinee, JYJ, TVXQ... y ahora CN Blue



Hay que tomarlos a sorbitos, saturan de inmediato si se escuchan constantemente.


A mi marido lo conocí en la primera empresa para la que trabajé en Barcelona. Me contrataron como estructurista, expresamente, aunque acabé haciendo un poco de todo, y tenía el número 144 de mesa (lo que significaba que en ese momento, en la empresa, trabajábamos 144 personas más los altos cargos, que no tenían número adjudicado porque ellos disponían de despacho propio). Guillermo llevaba trabajando allí 4 meses, de topógrafo y tenía el número 141; deberíamos haber compartido despacho, porque cada sala tenía 10 mesas; pero antes de ocupar la que me adjudicaron, una chica me pidió que le cambiara el sitio alegando que el color rosa la ponía de los nervios (cada sala estaba pintada de un color, la que debería haber ocupado yo, de azul). Acepté. Durante al menos seis semanas Guille y yo no coincidimos, o no reparamos en el otro. Hasta que solicité utilizar más ordenadores porque el CYPE de la empresa era muy lento y me tiraba medio día con los brazos cruzados. Me dieron las llaves de la sala 15 (10 pc para mí sola). Puse las mesas en semicírculo, dejando un enorme espacio libre en el centro de la sala (esta era de color pistacho). El segundo día Guille se coló en mi "paraíso terrenal" sin pedir permiso y empapeló el suelo con enormes planos topográficos... y siguió haciéndolo en los días sucesivos. Al principio pensé que era un señor mayor porque siempre aparecía vestido con traje (no sabía que le tocaba ir a los juzgados casi todos los días), también creía que estaba casado y que tenía dos hijas (lo vi en una ocasión con dos niñas pequeñas cogidas de la mano, luego supe que eran sus sobrinas). Y él pensaba que yo era la hija adolescente de la jefa (Ja!). Hasta que un viernes Guille no me invitó al Jazz-Room, no reparé en su presencia. 

Algo no funciona correctamente en el cerebro de mi familia, en la rama materna: todos tenemos dislexia, en mayor o menor medida. En los primogénitos apenas se nota, los benjamines de todas las familias somos casi analfabetos funcionales. Las familias normales tienen médico de cabecera, nosotros tenemos psicopedagogo de cabecera. Para colmo de males, yo, cuando era niña, también sufría de dislalia (incapacidad para pronunciar el sonido R)... y me llamo Rebeca (la de bromas pesadas que tuve que soportar). Si podemos más o menos manejarnos con el lenguaje escrito (aunque cometemos muchos errores, tenemos poco vocabulario y confundimos el sentido de muchas palabras) ha sido gracias a un método que ideó mi tío Fermín. Paradójicamente su hijo, mi primo Paco, ha sido el único de toda la familia incapaz de utilizarlo. Ahora es cocinero y su recetario está contenido en su cabeza. 

viernes, 24 de junio de 2011

Guaaaaaaaaaja!!!!

No me duele nada!!! El dedo está prácticamente curado (bueno, se le tiene que caer la uña, según me han dicho.. pero de momento sigue pegada a la carne) y la espalda ni siquiera se resiente cuando hago flexiones. ¡Estoy feliiiiiiiiiiiiiiiiz!!!!

miércoles, 22 de junio de 2011

Los otros

En ciudades pequeñas como Granada, si sigues una monotonía, terminas topándote día a día con los mismos rostros una y otra vez. Soy bastante despistada y suelo ir pensando en mis cosas, un poco ajena a quienes me rodean, sin embargo, tengo mi "colección de los otros", de quienes casi considero conocidos y sólo la timidez y el temor a que me consideren loca, me impide saludarlos o entrometerme en sus vidas.

-Los patinadores. Son dos, diferentes, sin ninguna relación entre ellos, aunque ambos son muy elegantes al moverse. Uno es chico y la otra chica. Al chico lo encuentro cuando voy a correr no muy tarde, entre las dos y las tres de la madrugada. Creo que hace un recorrido por los puentes del río Genil. Solemos coincidir en el puente que hay frente al Palacio de Congresos. El desaparece en la oscuridad del Paseo de la Bomba y yo me quedo subiendo y bajando la escalinata del Palacio. A la chica la suelo encontrar en el paseo que hay en mitad de la Avda. de la Constitución. Los viernes por la tarde, cuando vuelvo del supermercado (suelo ir a comprar a Alcampo y regreso paseando sin ninguna prisa). Es como si se deslizara por el hielo.

- Robinson Crusoe. Es un hombre joven, aunque de edad indefinida. Lleva el pelo muy largo y descuidado, y una barba que parece no haber sido cuidada nunca y sólo cortada de tarde en tarde a tijeretazos. Me lo encuentro muy a menudo por el barrio. Suele vestir camisetas blancas y pantalones claros que siempre le están muy anchos porque está muy delgado. Los viernes, cuando vuelvo del supermercado, lo veo paseando por el parque que hay en la calle Agustina de Aragón, con una señora mayor. Misma delgadez que mi Robinson, pero de aspecto muy cuidado.

- Uno por dos. El musculitos que los domingos a última hora de la tarde, mucho después de que se haya marchado para Barcelona Guille, descarga él solo un camión de congelados. A veces son piezas enormes. Desde mi perspectiva, sólo le veo la espalda (se suele quitar la camiseta, sospecho que para no manchársela). La tiene cubierta por tatuaje de letras de algún idioma asiático (soy incapaz de distinguir el chino del japonés del coreano o el tailandés). El hombre tranquilo, en realidad es sólo un chaval que trabaja en una tienda de comestibles que hay en el Camino de Ronda. Lo llamo así porque un día había un señor cabreado porque había comprado unos bollos y se habían puesto duros. Era evidente que aquel hombre sólo buscaba bronca. El chaval, con un sosiego asombroso, hizo comprender que los bollos se habían puesto duros porque hacía cinco días que los compró y debería haberlos consumido el mismo día o al siguiente, como mucho. Cuando el hombre amenazó con llamar a la policía, él le ofreció el teléfono. (La sangre no llegó al río). El hombre tranquilo y el musculitos son la misma persona. Me di cuenta el último domingo, cuando ambos llevaban vendado el mismo brazo.

domingo, 19 de junio de 2011

Ay!


Accidente en la obra: luxación de espaldas y dedo machacado. La luxación es lo que más duele, pero no se ve.... el dedo es más espectacular. Hasta el miércoles de baja. ¿No parece un careto la sangre saltada?

No seáis muy críticos, que es difícil manejarse siendo casi manca :-(

viernes, 17 de junio de 2011

Recuerdos de la infancia

Cuando era pequeña, desde el porche de mi casa, dos o tres veces al año, veía pasar montones de trenes de carga. Se desplazaban por los raíles oxidados con una lentitud tortuosa. Algunos iban tan lentos que parecían quietos.  Dependiendo de la cantidad de vagones que arrastraran aquellas máquinas antiguas, se conocía la peligrosidad de la carga que llevaban. Mis hermanos los solían clasificar en tres categorías: Inocuos, pupa y nos vamos a tomar por culo. Un buen día veíamos a todos los soldados limpiando de jaramagos y basura las vías del tren y al siguiente, mis tres hermanos y yo, parapetados del aburrimiento con un montón de comics, nos sentábamos en los escalones del porche y simplemente esperábamos, atentos a los ruidos que llegaban desde muy lejos. Yo pedía explicaciones, y ellos me las daban, al principio a mi nivel: "Las granadas, las balas, los cartuchos de pólvora... son como las latas de chipirones: tienen fecha de caducidad. Todos esos vagones están llenos de explosivos caducados. Los traen aquí para destruirlos". Luego se olvidaban de mi edad y mi nivel y hablaban de nitrato de amonio, nitroglicerina, TNT, cloratita... y yo sólo podía asentir. Aún hoy conservan esos conocimientos sobre armamento y explosivos. Les pregunto de dónde los sacaron  y se limitan a encogerse de hombros.

jueves, 16 de junio de 2011

Porque sí, porque de toda la vida ha sido así, y ya está!!

Sólo quiero saber. No soy nadie para juzgar a los demás por sus creencias. A mí me gusta que seamos diferentes, que cada cual tenga su forma de pensar, que puede o no coincidir con la mía.

De las personas con las que me relaciono y tengo más o menos confianza para preguntarle sobre sus creencias religiosas, sólo me he topado con una que crea en la teoría del creacionismo (sin ser consciente de ello, en realidad). Hay personas religiosas (o supersticiosas), como mi madre, que no ven obstáculo para su fe en la teoría de la evolución de las especies. Mi suegra, sin embargo, dice que es una barbarie decir que descendemos del mono (yo le digo que no descendemos del mono, que ne realidad descendemos de la esponja de mar -y paradójicamente, eso no le molesta tanto-). Nuestras conversaciones son como un bucle que siempre termina igual: "Porque sí, porque de toda la vida ha sido así, y ya está!!" Lo suelta como defensa, sin darse cuenta que yo no quiero que convencerla de nada, no quiero que cambie de opinión: sólo quiero comprenderla.

miércoles, 15 de junio de 2011

El relojero obcecado

Tengo en la memoria el día exacto en el que tuve consciencia de la no existencia de Dios. Tenía 6 años, mayo. Dos días antes había hecho la comunión porque el Capellán del Destacamento me había preparado personalmente (creo que como una especie de "regalo" a mi padre -ya conocían los resultados de su enfermedad-). Hasta entonces me había criado en un ambiente de indiferencia. No sé cuáles eran realmente las creencias de mi padre. Mi madre se considera cristiana, pero a veces me da la sensación de que es más bien supersticiosa. Mis hermanos, simplemente nunca han creído en nada -nadie se ocupó de inculcarles ideas religiosas, o si lo intentaron, no tuvieron resultados-. Yo iba a misa y creía en Dios por mimetismo con el grupo de niños que me rodeaba, todos hijos de militares (los militares tienden a tener más fe que el resto de la humanidad). Jugaba en el porche de mi casa con unas petacas rojas con las letras GR en gris que cogíamos de la galería de tiro. De repente me encontré preguntándome si lo que venía después de la muerte, no sería exactamente igual a lo que había ocurrido antes de mi nacimiento (la no existencia). Ahora me parece un pensamiento muy elevado para una niña pequeña, pero mi tío el psicólogo lo achaca a la cercanía de la enfermedad de mi padre. 

Ayer Guille se desternillaba de risa. Si ambos estamos en el estudio (él en el Barna o de Málaga y yo en el de Granada) tenemos conectado constantemente el skype y nos hablamos como si estuviéramos en la misma habitación. En la conversación salió El relojero ciego. Es uno de los pocos libros que Guille ha leído (sin contar los suyos específicos de topografía) y yo no (este hecho producía su hilaridad). Al mediodía lo busqué en la librería (no lo tenían, al final me lo he tenido que comprar por internet). Cuando volvía a casa, con el sobrepeso de La caligrafía de los sueños, me preguntaba si la religión ha sido realmente tan negativa para los avances científicos. Siempre he pensado que las religiones eran obstáculos, diques con las que se topaban los científicos y que estaríamos mucho más avanzados si nadie se les hubiera opuesto. Pero, ¿realmente ha sido así? Si desde el principio no hubiera existido ese impedimento que exigía a los científicos que demostraran empíricamente cada afirmación que hacían, ¿no habrían errado mil veces el camino que tomaban? Afirmaciones fundamentadas en ideas erróneas que nadie exigía rebatir porque a nadie "molestaba" que fueran reales o falsas... Supongo que con el tiempo a alguien se le ocurrirá hacer una simulación por ordenador que responda esta pregunta. Entre tanto, seguiré imaginando universos paralelos.

martes, 14 de junio de 2011

Tolerancia

El sábado estuvimos en Almuñécar, celebrando que el promotor de una vivienda había aceptado las condiciones de seguridad para su obra. Cuando se lucha contra la naturaleza, si se quiere que prevalezca la seguridad, hay que gastar dinero, mucho dinero. De haberse negado el promotor a colocar un sistema de seguridad con un muro de micropilotes, la mitad relacionados con esa obra, habríamos tenido que renunciar porque las pocas ganancias se las habrían llevado los seguros; y la otra mitad, simplemente habrían aceptado ir al tajo, por necesidad, sabiendo que ese día podría ser el último para ellos.

El grupo era muy heterogéneo. Nicomedes, el aparejador, un señor de 50 y pico años de ideología de izquierdas; Miguel, el constructor, también 50 y pico años, ideología de derechas; Manolo, el encargado de la obra, cuarenta y pocos o treinta y muchos mal llevados, sin ideología, con una sabiduría que te hace confiar en él, a pesar de no tener estudios; Guano, lo llaman así porque la pronunciación de su hombre se le parece, pero realmente no sabemos cómo se escribe, cuarenta y algo años, de Uganda, con ideas propias muy extrañas (difícil definir su ideología), en la obra hace un poco de todo, desde vigilante a encofrador; Guille, topógrafo, 37 años, ideología centro derecha. Yo (Niña, perita, (silvido)-oye, tú!! o Rebecaaaaaaa), 29 años, la arquitecta. Se habló de lo divino y lo humano, con una tranquilidad pasmosa. Aceptando las costumbres y gustos ajenos, aunque no se comprendieran; sin censurarlos, sin pensar que se era más o menos que el otro, rebatiendo todo aquello con lo que no se estaba de acuerdo con fundamentos, y a ratos, esforzándonos en encontrar lugares y pensamientos comunes, a pesar de las diferencias. Disfruté. Llevaba demasiado tiempo intoxicada con el fundamentalismo de algunos foros y chats, donde son capaces de sacrificar la admiración que se siente por un arquitecto o un escritor por insignificancias del tipo poner una pared de ladrillo visto, asistir a una boda real o ir a la Romería del Rocío. A veces me gustaría estar bajo la piel traslúcida, transparente, tenue, de quien censura con tanta facilidad; a las que todo parece afectar, hasta el más insignificante de los detalles, las que consideran un ataque personal que no se piense como ellas. Yo siempre he tenido una vida regalada, he sido mimada más de lo merezco, y a pesar de ello, a medida que he ido madurando, se me endureció la piel. ¿Cómo habrán sido sus vidas para poder censurar con tanta facilidad? (Por nimiedades y sin tener todos los datos).

Me gustó cuando salió el tema de la Guerra Civil Española. "Ahora la gente habla con mucha facilidad -comentó Miguel-. Se atreven a criticar a los que eran rojos y se lo callaron durante la dictadura. Pero, ¿qué hubiéramos hecho cualquiera de nosotros si hubiéramos estado en su lugar? Si te aplastan la papada con el cañón de una pistola, era capaz de cantar El Cara al Sol haciendo palmas con las orejas. Eso de morir de pie que vivir de rodillas es muy bonito para quien no tiene familia ni ganas de seguir viviendo. Las ideología se pueden tomar unas vacaciones si te va en ello la vida".

jueves, 9 de junio de 2011

Visita materna

Lunes y martes, visita materna. Durante dos días me he sentido como una paciente, como si estuviera enferma. Es una cualidad que tiene mi madre: cada grano de arena, lo convierte en una montaña. Vino a tranquilizarse. A comprobar las pruebas que me han hecho (quería arrastrarme a otro médico para tener una segunda opinión -exagerada es-).


"¿Por qué benigno lo pone tan pequeñito?" Según ella, debería venir en mayúsculas y subrayado en color amarillo fosforito. BENIGNO. Nos fuimos a celebrarlo a la pastelería Flor y Nata. A ninguna nos gusta mucho los pasteles, pero nos comimos las dos tartaletas de fresa que pedimos, como si fuera un ritual, un salvoconducto que nos libre de encontrarnos de nuevo en una situación semejante o peor.

Cuando era pequeña el comportamiento de mi madre, antes de la muerte de mi padre, me avergonzaba. Hablaba con todas las personas. Era capaz de preguntar cualquier intimidad sin parecer impertinente. Luego pasó por un periodo interminable de depresiones que la volvió lúgubre y arisca. Permanecía en la cama durante meses, un buen día se levantaba, iba a trabajar -diez, doce horas seguidas- hasta que el agotamiento la devolvía a la cama. Así durante años. Le toleraban aquel comportamiento por pena, supongo. Todos la llamaban "La viuda", como si se tratara de un título honorífico. También porque cuando no iba a trabajar ella, la sustituía mi hermano mayor. Ni mis hermanos ni yo recordamos aquel periodo con amargura. Ellos, adolescentes, disfrutaron de incluso más libertad que los adultos, porque no tenían ataduras de ningún tipo. Yo, una niña, era mimada por todos. Hasta por los soldados. Recuerdo a uno, de apodo Cacahuete, que se impuso la obligación de hacerme merendar todas las tardes. Cola-cao y chusco con cualquier charcutería. Al principio mi Cola-cao era convencional, pero luego empecé a tomármelo como él: fragmentado. Primera se mezcla la leche con la azúcar, luego se echan las tres cucharadas de cacao y cuando se ha sedimentado el cacao, se toma a cucharadas, cogiéndolas del fondo. Si te atragantas con los polvillos, te tomas un buen sorbo de leche. 
Mi madre estuvo en tratamiento durante años, muchos tratamientos, muy diferentes. Pero no creo que ninguno de ellos la curara. Creo que fue un  interruptor dentro de su cabeza. Clip. Vivíamos en unos pabellones militares dentro de la Base Aérea de Málaga, junto al aeropuerto civil.Yo tenía 16 años. Me pidió una maquinilla de afeitar de mis hermanos para depilarse las piernas. En aquel momento supe que todo había comenzado a cambiar. 

Ahora la miro con orgullo (como si los papeles estuvieran cambiados y ella fuera la hija y yo la madre). Me gusta verla parlotear con el frutero chino del barrio (ya se ha enterado que tiene un hijo pequeño en China), con la limpiadora de la escalera (quien tuvo un tumor en el pecho y ahora le cuesta estrujar la fregona), con el carnicero de la esquina (cuyo hijo, el que se parece al padre como una gota de agua a otra, es adoptado)... Y todo ello en sólo dos días.

Se ha marchado (a Órgiva, con unas amigas -hace unos años apenas tenía voluntad para trasladarse desde el dormitorio al baño-). En parte es un descanso, porque me agobiaba con sus atenciones de "enfermera" -exploraciones mamarias, toma de temperatura, sopa de pollo...-; pero también la echo de menos.

viernes, 3 de junio de 2011

Injusticia!

Esta mañana he ido a buscar la tija de una moto a una tienda de recambios que tengo cerca de casa. La necesitaba para conocer el diámetro de los ejes y el avance, para adaptarlos a una pieza que estamos diseñando. La tienda, faltando a la costumbre de los últimos tiempos, estaba llena de gente. En lugar de esperar, como tenía tiempo y hambre por no haber desayunado, me fui al bar más cercano, con la esperanza de que entre tanto la tienda se despejara de clientes. En el bar, para mi sorpresa -porque es un chaval que da la sensación que no abandona su trabajo ni para miccionar- estaba el encargado de los recambios de la tienda de motos. Tenemos confianza y me senté con él. Aunque tenía delante un vaso de café con leche y un pitufo de paté, no estaba desayunando: estaba escondido del inspector de trabajo que aquella mañana había aparecido por la tienda.

Aún estoy perpleja!!!. Amparado en la crisis, en lo mal que van las ventas y en los caros que son los trabajadores, el dueño de la tienda tiene a dos de sus tres vendedores, cobrando el paro. Cumplen con su jornada laboral completa, no tiene que pagar por ellos la seguridad social y se limita a completar el sueldo que tenían originalmente, restando lo que cobran del paro. ¿Y cuando se te acabe el paro? Él se encoge de hombros y no dice nada (creo que porque si lo hubiera hecho, habría delatado que estaba a punto de llorar). De todas formas, ambos sabemos la respuesta: irá al paro, al paro verdadero y sin prestaciones sociales. Y lo peor es que si denuncio, el más perjudicado será el trabajador: no solo tendrá que devolver lo cobrado mientras trabajaba, también le caerá una multa. (Qué injusticia!!!).

Cuando ha llegado el ingeniero con el que comparto el diseño de las piezas de la moto, y le he comentado la injusta situación del chaval que él también conoce, en lugar de sorprenderse, ha soltado otra media docena de personas que conocemos ambos y que se encuentran en la misma situación. ¡Qué pardilla! Guille, mis hermanos, los compañeros del estudio de Barcelona: todos estaban al tanto de semejante injusticia y todos se sienten frustrados por no poder hacer nada.

jueves, 2 de junio de 2011

Lacras

Hoy ha sido uno de esos días que al acumularse las pequeñas consecuencias de mi dislexia, en conjunto, a esta hora de la noche que comienzo a relajarme y dejar de pensar en los clientes y en el trabajo, me siento como una auténtica estúpida. No ha sido nada grave, sólo pequeños incidentes, insignificantes, nimios. Como entregar un poxi con una frase indescifrable para quien la leía; traerme del ayuntamiento una solicitud para rellenarla en casa, ante la seguridad del ordenador, para no meter la pata y cometer el mismo error que con la pegatina; ser ignorada en un foro, no sé si porque mis frases volvían a ser indescifrables para quienes las leían o porque, como tantas veces, parezco una pedante o una necia -por supuesto sé que no tiene la culpa quién lee-; darme por vencida con un poema al leerlo por enésima vez porque estaba lleno de palabras que no había leído nunca. Sólo ha sido un mal día. "Si te caes, te levantas; y si te has echado abajo las rodillas, te pones una tirita" me solía decir mi madre cuando era pequeña. En realidad tengo soluciones para todo. Y si suelto mi frustración en el blog, es para no arrastrarla conmigo mientras corro. Hay tantas cosas positivas en las qué pensar, que sería una pena desperdiciar ese tiempo con algo tan absurdo.

Fan de la Wikipedia



Hoy me he hecho fan de la Wikipedia. Entrada de Francisco Franco (el dictador):


Entrada de Luis Suárez Fernández (el historiador de la polémica del Diccionario Biográfico Español ):


Ambos conservadores y católicos acérrimos. Cosa que me permite comprender que el Historiador intente "suavizar" la biografía de su álter ego; pero a la vez no comprendo cómo alguien que se conoce tan poco sea capaz de escribir de terceros (Luis Suárez Fernández debería haberse auto eliminado de escribir la biografía de Franco, por no ser imparcial, por tener inclinaciones a las fantasías impulsadas por sus deseos y por ser tan ingenuo como para creer que alguien se iba a tragar las tergiversaciones de Su Historia).

Qué triste: tanto dinero derrochado, tanto tiempo desperdiciado, tanto sudor derramado, tanta tinta consumida, tanto papel gastado... y sólo ha servido para indignar a unos pocos y para que otros tantos simplemente nos avergoncemos de una institución de este país que nos debería llenar de orgullo.

Si no saben lo que significa orgullo (algunos parecen esquivarlo como si fuera agua hirviendo) que lo busquen en la Wikipedia

miércoles, 1 de junio de 2011

Indignada con los Indignados


Nos habíamos ilusionado tanto con este puñado de locos, que ahora la caída parece comenzar a ser dolorosa (aunque puede que todo haya sido simplemente una ilusión).

"No nos moverán" dice una canción antigua de protesta. Pero, ¿tenemos derecho a la inmovilidad si estamos coartando la libertad de terceros? Al principio pensaba que las quejas de los comerciantes de la zona de la Plaza del Carmen sólo era una excusa cobarde del Ayuntamiento para librarse de la "mosca cojonera" en la que yo esperaba se convirtieran los acampados. No sé qué es en realidad. Pero, ante la duda, por qué no ponerle remedio? No es necesario empecinarse en quedarse expresamente delante del Ayuntamiento. Hay decenas de ubicaciones tan válidas como esta: Delante de la Diputación, de cualquier edificio público, en cualquier plaza, en cualquier parque... o quedarse donde están, pero encaramados a los árboles y las fachadas, así no se entorpece la limpieza de la plaza ni el transito por el interior de la misma (ya que esas parecen ser las quejas). Sólo hay que echarle un ápice de imaginación. Moverse de donde están no significa ceder; significa que se tiene respeto por quienes consideran que sus derechos están coartados.

Ostras!!!



Ostras! ¿Cómo supero esto? Dos inodoros en el mismo baño: uno azul, otro rosa. Pensaba que para ser utilizados al unísono en un derroche de confianza con la pareja que me cuesta imaginar; pero Guille se ríe y me saca del error. Nunca han venido juntos a ver su proyecto, tenemos que hacerles dos facturas diferentes, 50% al nombre de cada uno; incluso uno tiene hipoteca y el otro no.

Españistán

Explicación algo burda y bastante bruta, pero fundamentada en la verdad, de por qué estamos inmersos en esta CRISIS