miércoles, 2 de abril de 2014

Ajustando agendas

Conmoción. Estamos acostumbrados a que mi sobrina venga con el boletín de notas lleno de sobresalientes y notables; pero esta evaluación ha bajado hasta los bien y suficientes. Mi cuñada no comprendió la conmoción que nos ha causado a todos mis hermanos y a mí hasta que no fue a hablar esta tarde con los profesores (yo la acompañé porque su realidad suele diferir bastante de la de los demás y ante cualquier crítica, culpa al mensajero, es decir, a los profesores-. La tutora de mi sobrina la acusa de ser muy perezosa y no esforzarse nada, y de ser la cabecilla de los alborotadores (eso sí que no me cuadra, porque siempre ha sido una niña muy individualista y le suele gustar la gente tranquila). 

En cuanto volvemos a su casa, llamo a mis hermanos e intentamos dar solución al problema. Nos proponemos vigilar a la niña mientras estudia y hace los deberes, para poder ayudarla por si tiene alguna duda. Mi hermano mayor quiere ocuparse de sociales y lengua (es al único que se le da bien de toda la familia); mi hermano mediano, padre de la criatura, naturales, el menor de mis hermanos, desde la distancia, inglés y su mujer también se presta a ayudarla con el francés (aunque en idiomas va muy bien), y yo me quedo con plástica y matemáticas. 

Abro la agenda del teléfono. Suelo tener todas las tardes libres, menos el martes y jueves (aunque es un compromiso fácilmente movible). Propongo quedar con ella el lunes. No puede. Del colegio sale a las 15:30. Una hora para comer (16:30), otra para hacer los deberes (17:30), media hora para llegar a la piscina (18:00), dos horas nadando (20:00), media hora para volver a su casa (20:30), media hora para cenar (21:00), ... el jueves, mismo horario. Los martes y viernes, sustituye la piscina por danza clásica, la única diferencia es que tarda tres cuartos de hora para llegar al conservatorio porque está en Granada y el tráfico suele ser muy malo. El miércoles, hípica. Las clases son sólo de una hora, pero suele queda otra para limpiar los establos y cepillar a los caballos para que le hagan un descuento (mínimo). Los sábados y domingos por las mañanas suele tener alguna competición y por la tarde, algún evento social tipo cumpleaños o salida con sus amigos en grupo. ¡Me quedo alucinada! Le pregunto cuándo estudia cuando tiene un examen. Me responde que en el coche, mientras el padre la lleva al colegio (el colegio está a cinco minutos de su casa). 

La solución es fácil: que deje alguna de las actividades extra escolares que hace. La que lleva las de perder, es la hípica, la única que escogió mi sobrina por voluntad propia, y la que sólo le libera un día a la semana.

2 comentarios:

  1. Divertido!!! Me recuerda mis dos años en el ciclo diversificado (esos son los dos años antes de entrar a la universidad, después de la secundaria, pero no llega a ser preparatoria, es más bien como volver a ver la secundaria). Para ese entonces mis clases eran de noche, pues tenía un trabajo de lunes a domingo de 6:00 am a 5:00 pm. Estudiaba en los cinco minutos entre mi llegada al instituto y la entrada a clases. Una vez llegué justo a tiempo, y le pedí al profesor esos cinco minutos para estudiar. No me fue mal, Casi todos los exámenes con buenas notas, y el único examen raspado (reprobado) me acompañó todo el instituto, por lo que la profesora nos asignó a todos, un trabajo para compensar las notas.

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    1. Lo malo de mi sobrina es que sólo tiene 12 años. A este ritmo, cuando llegue a los cursos realmente importantes, las actividades extra escolares no la dejarán estudiar. Y menos mal que la niña tiene el mal oído de toda la familia, y no ha servido, pese a los esfuerzos de la madre, para tocar algún instrumento musical (estuvo apuntada un mes a piano); si no, hubiera hecho que faltara a clase para asistir a la academia de música.

      Por fortuna mi cuñada ha entrado en razón y al final la va a quitar de la danza clásica. Después de todo, no se le da muy bien.

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