domingo, 6 de abril de 2014

Estoy envidiosa

Hoy, para entretenerme mientras comía (un shawarme de pollo y una cerveza, 3.5 € ambas cosas en el kebat que hay en la calle Alhamar), estuve viendo un documental sobre la geología de New York. Siento envidia de los arquitectos, o ingenieros, que calculen las estructuras de cualquier edificio en esa ciudad. La mayoría del suelo es roca sólida. Apenas necesitan cimientos. Estoy acostumbrada a calcular las estructuras de edificios en Granada, donde la probabilidad de sismos es muy alta; y Málaga, donde el suelo es una birria, con capas freáticas, donde hay que, en la mayoría de los casos, recurrir a los pilotes o micropilotes. Los promotores, los dueños de las viviendas o edificios, no suelen creer en lo que ven, y la fuerza de la gravedad, se intuye, pero no se ve (a no ser que te caiga un ladrillo en la cabeza, que en ese caso se evidencia en forma de estrellas, si no llevas el casco reglamentario). Estoy cansada de las exigencias de los clientes pidiendo constantemente que quite yerros de su estructura porque se lo ha sugerido el constructor... a veces lo hacen sin molestarse en preguntar (qué agonía). 


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