jueves, 8 de septiembre de 2016

Señores y criadas

Soy una pazguata. En este mundo aún hay muchas cosas que me asombran. 

Supongo, me temo, que la situación no habrá cambiado: casi todas las bases y recintos militares que conocí en mi infancia, tenían separadas las zonas de esparcimiento de los oficiales y los suboficiales, incluidas sus familias. Piscinas, cantinas, salas de juegos... todo duplicado para que los unos y los otros no se mezclaran. En los pocos lugares donde no se producía esta duplicidad de construcciones, sólo se debía a la falta de espacio o personal.

Estos días diseño una vivienda unifamiliar aislada en la costa de Málaga. Tres módulos: uno para los dormitorios, otro sala de estar-comedor y despacho y otro para la cocina, el lavadero y el dormitorio de la chica. La chica es una señora de unos 45 años, algo mayor que los promotores de la vivienda. 

Los tres módulos que componen la vivienda están conectados entre sí por pasillos acristalados, pero hace un momento (antes de ponerme a escribir) estaba colocando puertas secundarias a cada módulo para que la chica no tenga que atravesar las estancias y ser vista cargando los trastos de la limpieza o interrumpa con su presencia a quien está viendo la televisión o leyendo un libro tumbado en el sofá.

¿Existe algún otro trabajo donde se acepte y haga tan evidente la diferencia de clase social? 

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