lunes, 19 de septiembre de 2016

Las fronteras de la majadería

Cuando vivía en el internado de Antequera, de tarde en tarde aceptaba la invitación de alguna compañera a quedarme en su casa durante un fin de semana. Era divertido porque estaba acostumbrada a la monotonía de mi familia y resultaba curioso sumergirse en otras costumbres. A veces, incluso, terminaba adoptándolas. Una de aquellas familias ajenas, me hizo conocer un programa de televisión muy extraño, en una era ancestral, antes de la existencia de YouTube. Ahora pones en esa página web, en la línea que hay junto a la lupa: Vídeos divertidos, y se tiene una idea exacta del programa al que me refiero. Se limitaban a emitir imágenes de caídas, golpes y bromas que sólo podían ser divertidas si no se pensaba en las consecuencias. El programa incluso aleccionaba sobre cuándo había que soltar la carcajada con risas enlatadas. 

Hace unas noches, bajo mi azotea, una chica gritaba de terror mientras corría despavorida. Su acompañante le seguía en silencio. Esta mañana, mientras desayunaba en el bar, por un vecino, me enteré que las asustaron un par de sujetos que se las abalanzaron con intención de morderles, disfrazados de zombies, seguramente con intención de grabar un vídeo y subirlo a YouTube -esto último es especulación de mi vecino-. 

Como en el programa de vídeos de mi infancia, esa broma sólo resulta graciosa si no se piensa en las consecuencias. Aún resuena el eco del grito de terror de la chica en mis oídos.

2 comentarios:

  1. Esto me recuerda a un chiste de Gila, sólo que aquel era pura imaginación. Una familia del pueblo pierde a un miembro porque los graciosos del lugar les electrifican las cuerdas de tender. se van del puebo consternados. Y Gila, hablando en nombre del pueblo, dice que mejor así, que se vayan, si no tienen sentido del humor como para soportar una broma.

    Una broma muy pesada la que cuentas. Convertir en cobaya de terror a esa chica buscando "la gloria" de un vídeo con muchas visitas y "likes". Ojalá visiten a esos genios unos zombies malévolos entre sueños y se despierten en medio de una molesta humedad...

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    1. Me temo que eso nos ocurre a la mayoría de los que vivimos en Granada: No tenemos sentido del humor. Y lo malo es que tenemos entre nosotros un grupo de "graciosos" que nos obligan a tragarnos sus bromas. La última: echar jabón líquido en una rotonda. Por supuesto hubo un accidente, sin consecuencias muy graves, por fortuna, el susto de un par de conductores. Tuvieron que intervenir los bomberos para limpiar la calzada.

      Gracias por dejar ver tu avatar por este blog.

      :-)

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