jueves, 4 de septiembre de 2014

Si las barbas de tu vecino ves cortar...

Cuentan mis hermanos que en una ocasión mi padre regresó a casa con una mejilla inflamada por un puñetazo. Mi padre era un tipo muy pacífico y aquello era un novedad. Dos hombres lo pillaron desprevenido y le dieron unos golpes cuando volvía a casa. Más tarde se sospechó, aunque nunca se supo con la suficiente seguridad como para denunciar la agresión, que habían sido el cocinero y uno de los pinches de la base, ambos civiles. Para aquellas dos personas mi padre se merecía un castigo físico por prohibirles que saquearan con regularidad la despensa de la cocina, que se llevaran litros y litros de aceite, cajas de mantequilla, botellas de vino, cartones de huevos... 

Creo que éste es el único delito que no han descubierto en la Base Aérea de Getafe. Cualquier otro imaginable, en el que intervenga apropiarse del dinero de todos, el que con tanto sudor ganamos y con tanta amargura soltamos al fisco; se ha descubierto en el recinto militar de Madrid. Es inevitable recordar al teniente Luis Gonzalo Segura, y desear que otro juez o jueza, con dos pares de narices, investigue los delitos denunciados y que tantos visos de realidad tienen. 

4 comentarios:

  1. Siempre he odiado a los corruptos, porque en potencia son iguales. Quien desvalija una despensa, es potencialmente tan culpable como un alto cargo, solo se diferencian en la oportunidad.

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    1. Puede que incluso más -al menos, en este caso- porque un alto cargo roba en general, si conocer específicamente a quién merma el bienestar. Sin embargo, el cocinero y el pinche conocían a cada uno de los soldados y las consecuencias de llevarse los alimentos: raciones más pequeñas o tener que sustituir los productos por otros de peor calidad. (¡La de sorpresas que nos llevaríamos si se hicieran con más asiduidad auditorias en cualquier institución: desde bases aéreas a simples colegios).

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  2. La corrupción... ese eterno problema proveniente desde tiempos inmemoriales, presumiblemente desde Adán y Eva. Aquí en Venezuela siempre existió, y pareciera que nunca dejará de existir. El problema pareciera estar a nivel genético, pues los niños ni bien saben andar y hablar ya se dejan sobornar y mienten y engañan con una naturalidad innata. Muchos entes se han creado para de una u otra forma combatir el flagelo producido por esta (contrabando, mercado negro, mafias, aunque suene loco, los principales jefes de mafia tienen sus cuarteles dentro de las cárceles, con una potencia de fuego literal, equiparable al ejercito), y sin embargo, siempre consiguen eludirlos.

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    1. Nosotros, los españoles, éramos unos ingenuos. Pensábamos que había corrupción, pero no hasta los límites asombrosos de estar metido en embrollos de este tipo incluso la casa real. Es lo único bueno que ha tenido la crisis: la mayoría de los corruptos están saliendo a la luz (esperemos que tengan consecuencias)

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