lunes, 1 de septiembre de 2014

Dios mío, ¿pero qué han hecho?

A menudo me pregunto si nuestros gobernantes (del Ayuntamiento, la Junta, el Senado o las Cortes) son sádicos, estultos (tontos del culo, para quien no entienda un término tan cursi y no tenga ganas de mirarlo en la RAE) o nos la tienen jurada a nosotros, los ciudadanos, e intentan amargarnos la vida haciéndonosla poco a poco más molesta e incómoda. En Granada lo último ha sido la LAC (Línea de Alta Capacidad). Autobuses mastodónticos que recorren el centro de la ciudad, como si se tratara de un tiovivo, repartiendo a usuarios por diferentes paradas para que tomen otros autobuses y lleguen finalmente a su destino. ¿Quién habrá defecado tan pésima idea? O mejor dicho: ¿de dónde habrán robado esta idea, que puede ser eficaz en ciudades grandes y ramificadas, pero que resulta ridícula, incompetente e incómoda en una tan pequeña y compacta como Granada? 



La LAC lleva funcionando desde principio de verano (julio), pero hasta hoy no he tenido que enfrentarme a ella. Esta mañana me llamó Guille informándome de la muerte del padre de uno de sus compañeros del equipo de fútbol sala. Quería que me acercara al tanatorio, que está junto al cementerio de San José, pasada la Alhambra, para que le diera el pésame (Guille es muy cumplido). Terminé de las cosas de la mañana poco antes de las doce. Como los rayos de sol caían en vertical y el termómetro de la farmacia marcaba 35ºC, decidí ir en autobús, faltando a mi costumbre de caminar. Hay un trecho, pasado el bosque de la Alhambra, que es un completo erial de asfalto y hormigón, sin una sola sombra. 

Mi Odisea: voy hasta la parada que hay junto a El Corte Inglés. Me percato que no está el cartel del nº 13. Una señora muy amable me informa: tengo que coger uno de los nuevos autobuses, uno de esos grandotes, y bajarme junto a la estatua de Isabel la Católica (¡Virgen del amor hermoso!!! ¡Un transbordo en un trayecto tan corto!!!). Y allí esperar el autobús que lleva al cementerio. Espero cinco minutos y el autobús grandonte no llegó (aunque en teoría la espera no pasa de tres minutos). Decido caminar hasta Isabel la Católica (diez minutos a paso ligero). Diez minutos de espera en vano. El autobús que llevaba al cementerio no llegaba. Como soy de mucho caminar y poca paciencia, decidí subir a pie. Un paseo de 20 minutos. Los diez primeros, muy agradables, los diez últimos, un infierno (por el calor). 

Quince minutos esperando en vano (la suma de los dos autobuses), la obligación de hacer el recorrido a pie (o en taxi o en coche) y una deshidratación; de momento, es lo único que me ha proporcionado la Línea de Alta Capacidad. Y eso que hoy era un día más o menos normal. Aún con el horario de verano (no intenté viajar en una hora punta). Los niños todavía no van al colegio; tampoco los universitarios tienen que desplazarse hasta las facultades. Dios nos coja confesados cuando necesitemos viajar en autobús un día laboral y lectivo que esté lloviendo o haya una huelga (porque el recorrido de la LAC es el mismo que suelen hacer los manifestantes en Granada). 

La LAC también me ha proporcionado un cabreo por saber que tenemos el ayuntamiento lleno de inútiles. Es incomprensible que en un desplazamiento tan habitual como del centro a la Alhambra o al cementerio (hay algunos hoteles por la zona), obliguen a un trasbordo (doble espera y, en caso de no poder coger el autobús en menos de una hora, doble importe); que en una ciudad pequeña hagan circular autobuses gigantescos (que, irán vacíos la mayoría de sus trayectos o la periodicidad terminará dilatándose) y que esos autobuses de los que dependen los periféricos, pasen por calles tan conflictivas para el tráfico como Reyes Católicos (que suele ser un embudo). 

13 comentarios:

  1. Dios mío..."despendolado" eufemismo que atenta contra los cimientos de la razón.

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  2. Con el permiso del Señor José, jamás he sido bueno seleccionando palabras enfemísticas (perdón de nuevo), para un uso adecuado en el ámbito literario. Vivo en un ambiente altamente extremista: por una parte el tecnicismo específico que requiere más que mi profesión, mi jefe; por otra parte el coloquialismo indecente y vulgar de mi ciudad, mezclada de palabras mal pronunciadas, mal utilizadas y conjugaciones que sólo existen en la peculiaridad de cada persona. Dicho esto, la narrativa expuesta por nuestra querida Beka, me parece de lo más natural, descrito casi que por alguien de mi ciudad, pues en la escritura no se nota el acento, y no veo por ningún lado algo que promueva la demencia.

    Por ello le pido, de manera respetuosa si es que se llega a entender lo contrario, que me ilustre un poco al respecto, para de esa manera sumar un poco más de sabiduría a la vida cotidiana. Estoy consciente que toda consulta genera honorarios, así que le prometo que si necesita alguna asesoría sobre aires acondicionados, bombas, cocinas, computadoras, neveras, estoy a la orden.

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  3. Es evidente que aludo exclusivamente a la tan sobada expresión ¡Dios mío! utilizada por muchos que mejor podían decir cursiladas como Cáspita, Córcholis o Diantre en vez de invocar un vocablo que su inteligente razón agnóstica niega. Ironizo, por tanto, cortés asesor tecnológico, con el hecho de exteriorizar rechazo a determinadas creencias y al mismo tiempo ser incapaces de controlar que el subconsciente vuelque al exterior lo que en su interior sigue existiendo porque desde que nació formó parte de su civilización y su cultura cristiana.
    "Despendolado/a" porque así calificó hace días BK a su prima, con la que en cierto modo participa de su misma carga genética, pero solo en la espontaneidad mal graduada que no calcula consecuencias.
    Eufemismo porque después de la irrespetuosa mofa hacia un credo que comparte más del setenta por ciento de los españoles titule esta entrada con el susodicho ¡Dios mío!.
    Dicho esto, aprovecho para despedirme de este espacio con el mismo afecto y "respeto" con que lo he vivido esta temporada. Lo digo sinceramente.Todo, todo, muy grato excepto algunos melindres sorprendentes y ciertos excesos que nadie con un mínimo de nivel personal se debería permitir publicar. Esa es mi opinión y si uno escribe lo que le da la gana, el otro se niega a leerlo porque también le da la gana. Un empate saludable, pues, que es un ejemplo más de la exquisita y civilizada democracia de la que los espacios somos campeones. No hay más que ver la gran consideración con que se nos trata fuera de nuestras fronteras.
    Un abrazo, amigo, y buena suerte.

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    1. "de la que los espacios somos campeones", debe entenderse españoles en lugar de espacios.
      Y que no haya polémica, ya estoy fuera y este foro recupera su buena sintonía interna.

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    2. Me divierte mucho cuando se intenta buscar tres pies al gato (o cinco).

      Debería haber explicado que el Dios del título no era el mío (que podría haberlo sido, sin que por ello fuera el católico, que, a diferencia de lo que dice el catecismo, hay muchos dioses). El Dios del título era el de la amable señora que me explicó los autobuses que debía tomar para llegar al cementerio. Era una señora mayor, de luto, con dificultades para moverse. Le pregunté a ella porque estaba segura que sabría responderme (es fácil de deducir que vestida de negro bajo una temperatura que derretía hasta las ideas, alguna muerte reciente había tenido en su familia). Me contó detenidamente la decepción que había sufrido cuando vio el nuevo itinerario de los autobuses. Antes sólo tenía que bajar de su bloque y esperar el autobús, ahora tiene que hacer un trasbordo, y para las personas con poca movilidad es doblemente incómodo. Las palabras literarias de la mujer fueron: Dios mío, pero qué me habéis hecho (supongo que se refería al lumbreras del ayuntamiento que diseñó el nuevo trazado).

      Tampoco tiene nada de malo utilizar la expresión: Dios mío. No impone ninguna creencia, según la RAE:

      Dios mío.
      1. loc. interj. U. para significar admiración, extrañeza, dolor o sobresalto.
      .

      Que me mofara de un obispo (lo mismo haría con un político si se pusiera un esmoquin con cola de tres metros para aceptar la constitución), significa exactamente eso: que un obispo ha hecho el ridículo con su vestimenta y es digno de echarse unas risas a su costa. Hace unos días aplaudía al nuevo Papa y ni lo uno me convierte en una meapilas ni lo otro en una anticlerical.

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    3. Ya he dicho que no tengo el menor interés en continuar una polémica aburrida.
      En cualquier caso que me hayas decepcionado por tu escasa elegancia no significa que no te desee buena suerte y feliz blog.

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    4. Cachis, ¡qué pena!

      Muchas gracias por tus deseos de buena (jugaré a la lotería, a ver si funciona).

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    5. Nada de pena, mujé, que te sobran seguidores.

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    6. Nada de pena, mujé, que te sobran seguidores.

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  4. Tengo la fuerte impresión de que por mi culpa, se haya desencadenado en esta inofensiva entrada una discusión subida de tono, por el cual pido disculpas a todos los afectados ,ya que no era mi intención. En nuestra defensa, o al menos la mía, nos es difícil al momento de relajo y soltar la imaginación fuera del contexto profesional, medir las consecuencias producto de la espontaneidad típica de la madurez equiparable a un niño de diez años con todas las experiencias y responsabilidades de un adulto de treinta.

    Volviendo netamente al tema de la entrada, casualmente en mi ciudad están implementando buses mastodónticos, para cubrir rutas poco tradicionales, muy extensas (unas dos horas en cubrirse en bus de extremo a extremo), y abarcando paradas muy estratégicas y concurridas. Algo que desde siempre consideré necesario y que al fin alguien fue iluminado por El Señor. En tu caso, lo considero un poco fuera de cabales, no me es lógico utilizar buses mastodónticos, y de paso hacer trasbordos, para cubrir rutas cuyo tiempo de de espera sea mayor al tiempo de caminata para llegar al sitio. No han pensado en usar "carritos por puestos"? transportes para cuatro personas, con la flexibilidad de dejar al pasajero en donde quiere y reducir los tiempos de esperas?

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    1. Carritos de los que suelen usarse en el golf sería lo idea para llevar a los usuarios de un punto a otro de la ciudad. Es muy pequeña (vivo en el centro y andando, a cualquier punto, al más apartado, puedo llegar con mucha facilidad en sólo dos horas). Aquí sería imposible un trayecto de dos horas (por muchas vueltas que diera el autobús) porque es como un pueblo grande. Y aún tenemos el trazado de las calles que se hicieron durante la conquista árabe. Algunas son tan estrechas que se puede abarcar con los brazos extendidos.

      Una flota de autobuses pequeños con un intervalo de espera más reducido, sería lo ideal (pero a veces da la sensación que hay que ser sádico para ser político).

      Por supuesto, no eres culpable de nada. Todos tenemos nuestra opinión. Sería muy aburrido que todos coincidiéramos en todo.

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  5. No tenga en absoluto esa impresión, se lo digo con toda franqueza. Es más, guardaré muy buen recuerdo su actitud educada.
    El único problema es que yo no estoy dispuesto a que se falte al respeto a ciertas creencias. Me ocurrió algo muy parecido en el foro de AMM, donde mi condición católica, de la que no solo estoy sumamente orgulloso, sino que siempre daré la cara por esa profunda convicción, desencadenó vergonzosas cóleras y odios colectivos hasta originar abominables insinuaciones que nadie tuvo la decencia de cuestionar. Muy poca personalidad, pensé yo de aquella buena gente.
    En fin, vivimos en época miserable, se hacen y dicen muchas absurdeces, fruto, casi siempre, de la imprudente ignorancia, de la superficialidad y simplificación, de un patética alineación con el instante guay. No guardo rencor a nadie, por supuesto. Buena suerte.
    Además, menos la muerte casi todo en esta vida es reversible. Y espero que nos encontremos en el foro de Andrés Trapiello, donde en general se mantiene un nivel cultural apreciable. Un abrazo.

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    1. Hacer mofa del comportamiento cómico de un obispo (utilizar una capa de 15 metros de largo), no es denigrar ni insultar al catolicismo. Puedo considerar ridículo que Rajoy se tiña el pelo y no la barba, y eso no hará pensar a nadie (espero) que me burlo o denigro la democracia; o puedo creer que el aspecto de Pablo Iglesias con su coleta retro de los años 80 es anticuada, y nadie pensará de que soy de derechas (espero). Hay que diferenciar a los personas de las instituciones (un ejemplo claro, a Pujol y los ataques a su persona, que hasta hace muy poco eran considerados como ataques directos a todo lo catalán).

      Pero ese, sólo es mi punto de vista.

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