jueves, 4 de septiembre de 2014

Aviso a navegantes

Me gusta mi vida. No me suelen ocurrir cosas emocionantes, pero, en compensación, tampoco malas. Lo más reseñable que me ha acontecido hoy: he visto a parte de la selección francesa de baloncesto por el centro  -seguro que en Sevilla encuentran algún paralelismo entre la Giralda y esos señores que miden más de dos metros- (en Granada juega el grupo A de los mundiales de baloncesto que se está celebrando en España -hay policía hasta en las alcantarillas y un helicóptero de vuelo muy bajo que impide la siesta). 

Esta vida tan anodina que llevo, la que cualquiera detestaría, es envidiada por una de mis cuñadas. La novia de mi hermano mayor, con la que ya lleva más de seis semanas (todo un récord). Su vida es como una tragedia griega contada con voz pausada y monótona, desganada, tranquila. Trabaja como administrativa en una empresa de pescado congelado. Debe hacer un curso de seis meses para ascender a gerente. El curso sólo lo imparten en Cádiz.

Le da miedo vivir sola. Hasta el pasado martes, injustificadamente porque no le había ocurrido nada. Alquiló un apartamento a poca distancia del trabajo. Comedor-estar, cocina, baño, un dormitorio y una terraza enorme desde la que se ve el mar. Cuando acababa de regresar del trabajo, a eso de las ocho y media de la tarde, y estaba en el baño duchándose, escuchó que alguien entraba en el apartamento. Por fortuna, es adicta al whatsapp y tenía el teléfono con ella, pero el miedo la paralizó y durante un rato fue incapaz de recordar qué número debía marcar para que acudiera la policía. Asegura que su memoria estuvo en blanco y sus pies anclados al suelo. El intruso seguía en el piso cuando apareció la autoridad. Era el inquilino anterior, que conservaba las llaves y pretendía cobrarse en especie la fianza que había entregado al administrador y no le habían devuelto alegando haber causado unos daños, aparentemente, inexistentes. Pretendía llevarse la televisión, el microondas y estaba desmontando la lavadora cuando lo pillaron in fraganti.

El martes mi cuñada durmió con una silla haciendo palanca en la manivela de la puerta de entrada. El miércoles, ya tenía allí a mi hermano para hacerle compañía y obligar al administrador a que se hiciera cargo del cambio de cerradura de la puerta. 

8 comentarios:

  1. Lo que le ocurrió a su cuñada creo que paraliza al mas valiente, ya tuvo valor para al final contactar con la policía y suerte que llegara a tiempo, pues aunque el intruso no la hubiese dañado, el susto hubiera sido grande.
    Con respecto a la altura de los jugadores de baloncesto, tengo que decir que hubo un extremeño en el siglo XIX que se considera el español mas alto de la historia, con 2,35 metros, 20 cm. mas que Pau Gassol (Había un vasco con 2,42, pero está por demostrar.
    El esqueleto del extremeño está en Madrid en el museo de Ciencias Naturales. Con solo consultar en GOOGLE por el gigante de Extremadura aparecen todos los datos, Por cierto, yo hice unas correcciones en "discusión".

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    1. Hace tiempo vi un documental que trataba de este sujeto (lo he buscado en Youtube, pero no he podido encontrarlo, contaban que un antropólogo le pagó una pequeña cantidad de dinero diaria a cambio de su esqueleto, pero que murió muy joven y el esqueleto le salió muy barato al interesado).

      Se llamaba Agustín Luengo (luengo=largo), cómica la coincidencia.

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    2. Sale en GOOGLE, consultado el "gigante de Extremadura o extremeño). Hice una aportación en "Discusión".
      También es curioso, que el vasco era de ALZO.

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    3. Son casualidades que no serían creíbles en una novela, pero que resultan muy curiosas en la vida real.

      Conozco a un Pedro Almodóvar Caballero que nada tiene que ver con el director de cine.

      Discusión (¿?)

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  2. No es fácil vivir sabiendo que la seguridad de tu propia casa se encuentre violada. Una cosa es que se tenga temor estando en la calle, (algo muy natural para cualquier venezolano) pero de tener que llegar a casa y seguir temiendo es para caer en psicosis.

    Me habían comentado que en Europa, o al menos en Alemania el tema de las cerraduras, sobre todo si son de inmuebles alquilados es algo delicado y protocolar, en donde es necesario la autorización de la dueña del inmueble para poder realizar cambios de cerradura o copias de llaves. Me lo contó mi jefe que esta situación le ocurrió a su hermano, acostumbrado a Venezuela donde todo el mundo cambia las cerraduras cuando quiera, y que pueden sacar veinte copias a la llave sin que lo lleven preso, se le ocurre ir a sacar una copia a la llave de la entrada principal de su cuarto alquilado, con la llave de un vecino mexicano, también alquilado, y fueron arrestados en menos de cuatro minutos. No pasó a mayores, llamaron a la dueña, se aclaró la situación, y no pasó de una simple advertencia.

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    1. Yo he vivido en decenas de pisos alquilados y nunca se me ha ocurrido pensar que los anteriores inquilinos podían tener llave (ahora me daría bastante miedo).

      Las cerraduras son importantes, pero si se empeñan en robar, lo consiguen: en el estudio de Málaga -al que sólo íbamos de tarde en tarde y que ya no tenemos alquilado por falta de trabajo en esa zona-, nos abrieron un agujero en la pared. Se llevaron sólo algunos ordenadores viejos, discos duros y poco más. Teníamos copias de seguridad de casi todo, por fortuna.

      En el caso de mi cuñada (ex en este momento), no ocurrió nada con el presunto ladrón porque la dueña del piso le pidió que no pusiera denuncia y ella le hizo caso.

      Aquí creo que no hay nada estipulado respecto a las cerraduras y que se deja bastante a la confianza del inquilino.

      Muy eficiente la policía venezolana. Aquí tardan una eternidad en acudir, aunque hay que admitir que no es culpa de ellos, si no del tráfico, que está muy mal regulado.

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    2. Bueno, creo que no me expresé bien. La eficiencia policiaca corresponde a la alemana, pues los inquilinos estaban de estudiantes en Alemania. Aquí en Venezuela la eficiencia policiaca es nula. Mi jefe un día en el balcón de su apartamento, vio como estaban desvalijando una antigua emisora de radio frente al edificio a las cinco de la mañana. Llamó para reportar. La policía acudió a las ocho, no para levantar el informe postmortem sino para ver que dejaron los delincuentes para ellos ser los nuevos dueños.

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    3. Los alemanes suelen hacer casi todo bien. En una ocasión nos llegó un proyecto alemán, hecho en un estudio de allí, con las normativas de allí, pero que se iba a edificar en un pueblo costero de Málaga. Tenían hasta diseñados los cortes de los azulejos y las solerías. Pero nos costó una barbaridad hacerles comprender que su forma de construir (a base de muros de carga de ladrillo macizo) no era aceptada en España (no por cabezonería, como pensaban ellos, si no por la normativa sismorresistente: en Alemana no hay terremotos fuertes, en el Mediterráneo, sí).

      No pongas tan mal a vuestra policía: ten en cuenta que al menos había alguien despierto a las cinco de la madrugada para tomar nota de la llamada de tu jefe (aunque al final fuera para sacar beneficio).

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