martes, 16 de septiembre de 2014

Las lágrimas de Tatiana

Dentro de unas semanas nos habremos olvidado de él, pero en este momento el uniforme del equipo femenino de ciclismo de Bogotá es un viral (se puede encontrar hasta en la sopa -o acompañando a la tostada de la mañana, como me ha ocurrido a mí, en el periódico impreso que va de unas mesas a otras en el bar en el que suelo desayunar-). 

Como me suele ocurrir, primero miro la foto, inmediatamente saco conclusiones, luego leo y, simultáneamente, me percato de lo equivocada que he estado minutos antes. 


Al ver a las seis mujeres enlazadas, vestidas con ropa deportiva, pensé: el equipo nacional de tiro femenino debe de estar haciéndolo bien (explico las razones de mi equivocación: los colores del uniforme son los mismos que la bandera española, en Granada se está celebrando el mundial de tiro en estos momentos y no tengo ni puñetera idea de cómo es la equipación de las participantes en esa competición). Poco a poco, reglón a reglón, fui desgranando la polémica existente con el uniforme de las ciclistas. Me habría sido completamente indiferente (las vestimentas ajenas me importan un bledo, siempre que no hayan sido costeadas con mis impuestos), y no habría sentido la necesidad de escribir este post, si el presidente de la UCI (Unión de Ciclistas Internacional), el británico Brian Cookson, no hubiera soltado: Inaceptable bajo cualquier estándar de decencia. ¿Da a entender que las ciclistas son impúdicas o que en su imaginación se antepone la sexualidad a la condición de deportistas de estas mujeres? 

Hay que tener en cuenta que:

- El uniforme cumple las normativas que se exigen en este deporte (habrían sido descalificadas de no ser así). 
- Quienes deben sentirse cómodas con la equipación son las deportistas, y parece que lo están (no hay ninguna cubriéndose la zona de los genitales con las manos para entorpecer imaginaciones ajenas).
- Ha sido una misma de ellas quien ha diseñado el maillot (Tatiana Rojas).
- Sea más o menos bonito el uniforme (eso depende de los ojos de quién lo mira), hay que admitir que es original (de no ser así, no se habría escrito y hablado tanto sobre él). 
- Y, sobre todo, lo más importante: ¡Lo afortunado que son los patrocinadores de estas mujeres al recibir tanta propaganda mundial gratuita! ¡Bien por ellos!

Esperemos que la próxima vez que salgan en los papeles (así llamaba mi abuela al periódico) sea por llevar una medalla al cuello.

4 comentarios:

  1. El asunto de los uniformes deportivos femeninos es algo que reaparece de cuando en cuando. Por ejemplo:
    https://www.google.es/?gws_rd=ssl#q=polemica+uniformes+balonmano+playa+femenino

    Siempre hay alguien que ve más allá de la realidad. O que cree ver.

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    1. Es increíble. Un reglamento debería asegurarse de la seguridad de los jugadores, y no de buscar la sensualidad de los vestuarios (es como si no se fiaran de los posibles espectadores del juego si las participantes no parecen estar a punto de hacer un strictis). Deberían asegurarse que las vestimentas no van a producir una lipotimia a los jugadores o quemaduras (con un bikini tipo tanga, puedes terminar con los cachetes como pimientos morrones si la arena está muy caliente).

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  2. No entiendo por qué tanta controversia por un uniforme un poco excéntrico, si al final de cuentas ni es vulgar ni es transparente. No nos alarmamos por toda la cantidad de piel exhibida en las pasarelas de Victoria Secret (que tampoco es mucha considerando lo delgada que son las modelos), pero si por un traje deportivo color piel. En fin, no es más que una hipócrita doble moral.

    Además la razón por el cual el maillot tiene ese color en esa parte, tiene sus razones científicas: reducir el calor absorbido por radiación en esa zona para hacer uso más eficiente del sistema cardiovascular que alimenta las piernas, las principales consumidoras de energía en este evento; también tiene sus razones psicológicas: como el ojo del amo engorda el ganado, con ello tienen la atención de todo el público, lo cual ayuda a mejorar su desempeño. Dicho esto, tienes todo el permiso de decir que estoy loco. No es que lo esté, sólo me falta uno que otro tornillo.

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    1. No se me había ocurrido pensarlo desde ese punto de vista. Hasta se le podría llamar zopenco al presidente de la UCI por pensar que es indecente algo que sólo busca el bienestar de las ciclistas y su mayor rendimiento.

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