miércoles, 26 de julio de 2017

La jauría

Comienzo a leer un artículo en El Ideal donde una esclava sexual de Daesh relata su calvario, pero paso la página antes de terminarlo. Hay detalles que prefiero no conocer. No necesito saber que una niña de 10 años era violada y su única forma de intentar protegerse era gritar llamando a su madre. 

Me doy cuenta que soy una cobarde. 

¿Y si emitieran esos testimonios dentro de los programas del corazón que ve mi madre y que suelen ser de máxima audiencia? ¿Haría que la sociedad fuera solidaria con los refugiados? 

Mickey cree que no. Existe un sector de la sociedad que ha nacido para vivir en Un Mundo Feliz. Se dejan manipular y manejar, sin ningún espíritu crítico. Su profesión de profesor lo obliga a leer libros extraños. Tiene por costumbre dejar libertad a sus alumnos para que escojan. Él también disfruta o sufre esos libros para poder hacer preguntas. Y como casi todas son mujeres, dentro de sus neuronas se conserva el recuerdo de novelones contemporáneos de escritoras desconocidas, más eróticos que románticos, donde se idealizan las violaciones. Un protagonista que, por fuerza mayor (despecho, un malentendido, una amenaza...), viola a una mujer y ella, sin quererlo, disfruta. La mujer termina enamorada del violador. En la televisión ocurre lo mismo: se idealiza la crueldad. La misma tía que denigra a los hijos de otros, exige respeto para la suya, la que ella misma ha convertido en un objeto mediático. Y la gente le da la razón

Le digo que tiene muy poca fe en las personas. Pone el canal Telecinco. Trágatelo hasta que me despierte de la siesta... Una jauría humana critica a una compañera por tener un novio mayor que ella. En cuanto la respiración de Mickey es la de un durmiente, apago la tele. 

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