jueves, 27 de julio de 2017

Heroínas

Mi familia es muy extensa. Montones y montones de primos que he intentado contabilizar media docena de veces, pero me aburro antes de concluir. A la fuerza tenemos ovejas negras. Mi primo Jose (sin acento) es una de ellas. Como estuvo pinchando durante dos meses en Ibiza durante la temporada baja, se cree DJ, y así se presenta. Piensa que ese trabajo le da beneplácito para meterse en el cuerpo toda clase de sustancias legales (en grandes proporciones) e ilegales (con escasa moderación). La vida de mi primo Jose es como una onda de sonido: llena de altibajos a intervalos regulares. Se desintoxica, se confía y vuelve a empezar. Aunque su hija María del Mar lo admira y quiere, en cuanto se percata que está en uno de los momentos nefastos de su existencia, huye de él como si tuviera una enfermedad contagiosa. Ahora que es mayor, lo más fácil para ella sería caer en la tentación de lo que le ofrece el padre como si fuera algo inocuo. Es digna de admiración. 

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