jueves, 28 de julio de 2011

El autobús de Babel

Esta mañana fui en autobús a ver a mi suegra (para preparar la fiesta sorpresa del cumpleaños de Guille). Era demasiado tarde o demasiado temprano para considerarse hora punta y el transporte estaba casi vacío. Quince personas. Ninguna igual. Todas distintas. Color de piel exóticos. Vestimentas que delataban religiones ancladas en un pasado remoto (como todas las religiones, en realidad) para perjuicio de las mujeres, ojos que me miraban desde rasguños en la piel... me gusta este canon de diferencias, y aunque los acentos de los pocos que hablaban eran extraños, seguro que en esta ciudad yo soy más extranjera que cualquiera de ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario