Cuando mi sobrina era pequeña tenía la costumbre de aferrarse a las piernas de cualquiera y no soltarse durante horas. Decía ser una garrapata y se aferraba con tanta fuerza que era imposible soltarla. Desde entonces tiene el apodo de Bicho.
El alcalde de Granada, Torres Hurtado, se ha aferrado a su cargo de igual forma: no hay quien lo eche. Tal vez una moción de censura podría. Su excusa: ser inocente de todo. La realidad: importarle un pairo la ingobernabilidad de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario