lunes, 17 de junio de 2013

Los otros

Cuando era pequeña me creía diferente al resto de la gente: por no tener padre, por la dislexia, por mi madre depresiva, por ser llevada de un lado a otro en vehículos militares (en una ocasión un niño le preguntó a su madre si nosotros éramos niños malos y estábamos en la cárcel).... Mi única aspiración durante mucho tiempo sólo fue ser como los otros

Ayer un amigo de Guille nos llevó a una granja de acogida, donde él pasó parte de su adolescencia. Fue a dar una charla sobre el futuro que les espera a los niños y adolescentes cuando salgan de ese lugar que muchos consideran el único seguro después de escapar de una familia conflictiva o grupos de amigos que sólo los llevaba a ser marginales sociales o delincuentes. Creo que la charla que dio iba dirigida a los niños, pero en gran medida también a nosotros, a Guille y a mí, porque habló de que esos niños sólo necesitan que alguien confíe en ellos y les impongan unas normas y reglas a seguir, como le ocurrió a él. No habló de su infancia y adolescencia, pero sí las consecuencias: se convirtió en la hez de la sociedad. Cuando llegó a la granja, se topó con una cuidadora que supo hacerle comprender que él podía ser como los otros, los adolescentes normales que no necesitaba robar para comprarse unos vaqueros o comer. 

También Guille asegura que consideraba normales al resto de adolescentes. Él era demasiado mojigato, demasiado inocente, demasiado normal. 

Creo que Guille salió de la granja con las ganas de llevarse a casa a media docena de chavales. Pero sería injusto. No podemos proporcionarle lo que necesitan: un espacio propio, un horario regular, atención constante, y, sobre todo, la seguridad de permanecer en esta tierra. Casi todos tienen raíces aquí (familia -aunque no vivan con ellos- y amigos). Sólo conseguiríamos que se contagiaran de nuestra incertidumbre. 

2 comentarios:

  1. Hay gente que considera una experiencia acojonante (de buena) para los niños emigrar, yo no lo tengo nada claro, pero si fuera por la seguridad nadie se haría cargo nunca de unos niños, creo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo, cuando era pequeña, me muda cada dos por tres y me encantaba. Pero estos, más que niños, son adolescentes que tienen parte de familia en Granada -aunque no vivan con ellos en estos momentos porque pasen dificultades económicas o traumas personales. Sería injusto llevarlos a Barcelona y desvincularlos por completo de esos lazos, por débiles que sean.

      A pesar de ello, es muy tentadora la experiencia. Pero en este preciso momento, no estamos preparados porque vivimos en el mismo estudio que trabajamos, sin un lugar apropiado para otra persona y mi marido pasa más tiempo en Barcelona que aquí. Conocer a esos chavales nos ha dejado huella.

      Eliminar