sábado, 1 de junio de 2013

En busca de la dignidad perdida

Hoy me he encontrado a un compañero que acaba de volver de trabajar de Alemania. Sólo ha estado tres meses. No ha ganado mucho. Por tan poco tiempo, dice que no merece la pena irse; pero tampoco quería prolongar más tiempo su estancia porque en Málaga tiene a la mujer y dos hijas. Quería ganar lo suficiente para poder irse de vacaciones unos días, no muy lejos, tal vez a Almería o Cádiz; pero sólo ha conseguido dinero para seguir ir tirando estos meses. 

No ha estado trabajando de arquitecto, que es su carrera. Ha trabajado de pinche de cocina, fregando cacharros, pelando patatas y troceando fruta. Dice que después de estar apartado de sus chicas, lo más duro era sentirse un marginado, una escoria, un trabajador sin cualificación que podría haber sido sustituido por un mono amaestrado.

4 comentarios:

  1. Lamentable, lamentable... Conozco Alemania, donde tengo familia incluso alemana de nacimiento. Donde he estado en tres ocasiones, una de ellas durante dos meses y medio. Curiosamente, hasta estuve apuntado en el Arbeitsam ( el Inem alemán, por traspaso voluntario de mi situación dentro de la U.E. Lo explicaré en una entrada próxima). Habría mucho que hablar..., pero al final esta claro: Nosotros tenemos más alto el PER, pero ellos tienen más alto el PIB, que por lo que se ve, al final es lo que cuenta.

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    1. ¡Se ha recorrido casi todo el mundo!

      Uno de mis tíos también estuvo en Alemania. Su experiencia fue bastante buena. Estuvo cinco años, por temporadas, trabajando de remachador -lo más curioso es que no habla ni una palabra de alemán, pero él asegura que se entendía perfectamente con sus compañeros-.

      Cualquiera conoce la situación económica real de España, porque parece que todos mintieron y engordaron resultados y ganancias: desde los bancos a los ministros de economía. Esperemos que la situación mejore y la gente no tenga que salir fuera.

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  2. ¿Se siente marginado por el trato que le daban o simplemente por no dominar el idioma ni las costumbres locales? ¿Se sentía una escoria por alguna vejación sufrida o simplemente por desempeñar un trabajo que no requería cualificación?

    Cuando viví en Finlandia trabajé limpiando oficinas y no sentía ningún menoscabo en mi dignidad. Me pagaban las horas extras y el sueldo estaba bien. No sé, es un tema que da para mucho y (tus lectores) no concemos las peripecias de tu compañero en Alemania. Pero creo que es un defecto nacional pensar que uno debe trabajar "en lo suyo", entendiendo como tal aquello en lo que se ha titulado (que muchas veces ni siquiera significa para lo que está preparado). Uno estudia lo que quiere y luego trabaja en lo que puede, en lo que le surje, en lo que se busca.

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    1. Hasta hace poco este hombre estaba trabajando para una inmobiliaria muy importante de Málaga, haciendo un edificio de 254 viviendas (el que se ha quedado a medio construir porque no han vendido ni un piso). Era algo trascendente, algo que esperaba que durara muchos más años que él. Pero, además, se sentía mal porque las condiciones de trabajo eran mucho peores que las propuestas antes de salir de Málaga. Le ofertaban un puesto de ayudante de cocinero y se encontró con que sólo sería pinche. Y el trato, tampoco parece que haya sido muy delicado. Claro, que en su despacho todos se hablaban de usted, aunque llevaban trabajando más de cinco años juntos.

      Yo sí creo que hay que aspirar a trabajar en lo que uno ha estudiado (aunque al final solemos trabajar en lo que la vida nos pone delante de las narices). Casi todos hemos estudiado en universidades públicas y gracias a becas. Mucho dinero del estado y mucho dinero propio, más el tiempo en aprender cosas, consumido: ¿qué menos que desear que dé sus frutos?

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