jueves, 14 de enero de 2016

Mentiras piadosas

Frente-tripa-un brazo-otro brazo y hocicos. A veces mi cuñada me pide que haga de chófer para mi sobrina. Mi sobrina suele estar rodeada de satélites (es un poco mandona, la que lleva la voz cantante en su grupo de amigas). Ayer las recogí en la parada de autobuses del Palacio de Congresos y las llevé, a mi sobrina y dos niñas más, al clínico. Iban a visitar a una compañera a la que han operado de un problema de pulmón. En el camino, las dos amigas de mi sobrina se habían empeñado en enseñarle a persignarse: frente-tripa-un brazo-otro brazo y hocicos. Sabían que la madre de la enferma es muy beata y temían que las pusieran a rezar por la pronta recuperación de su hija. Les dije que exageraban, y que no estaba bien hacerse pasar por lo que no se es (a veces el juez Calatayud es como una mosca cojonera que me obliga aconsejar a mi sobrina para que en todo momento tenga un comportamiento recto). Las niñas se pusieron a enumerar todo lo que la madre de la enferma no le había permitido hacer: no pudo ir al viaje a Irlanda que hicieron el año pasado -algo que me parece natural porque no todas las familias se lo pueden permitir-, no ir al cine con sus amigas -la niña tiene ya 14 años-, no ir a las fiestas de cumpleaños de sus amigas si van niños, no ir a Granada con sus amigas, no ir a las fiestas del pueblo, no participar en la gimnasia rítmica -deporte que le gusta mucho- porque debe llevar mallas, no ir a la piscina municipal... por supuesto, no tener móvil. Cuentan las niñas que en una ocasión la madre de la enferma no pudo ir a recogerla al colegio porque uno de sus tíos se puso enfermo, y ella esperó durante hora y media delante de la verja del colegio, aunque vive a escasos 400 metros. 

¿Es lícito que un padre, por creencias religiosas o miedos, conviertan a su hijo o hija en unos parias sociales? 

Cuando mi sobrina bajó del coche, le aconsejé que si le pedían rezar el padre nuestro o cualquier otra oración, se limitara a mover los labios y a decir al final, con voz fuerte y sonora: Amén. 

2 comentarios:

  1. No se si es lícito, pero lo que creo es que no es conveniente.
    Las pocas charlas que he escuchado al juez Calatayud me han parecido muy coherentes. Al menos recuerdo que, en una ocasión, dijo que el no era el amigo de sus hijos, porque entonces no sería su padre. En eso estoy de acuerdo. No comparto cuando una hija o hijo dicen que sus padres son sus mejores amigos. Mis hijos son para mi muy importantes y tienen todo mi apoyo y ayuda, pero no alternaría con ellos como con un amigo. Tal vez no me haya explicado bien.

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    1. Me gusta el juez Calatayud. En lugar de esquivar los problemas mandando a los chavales a un reformatorio, busca soluciones creativas y los obliga a aprender a leer o a hacer labores sociales.

      Sé perfectamente a qué se refiere. Una de las compañeras de mi sobrina tiene una madre-amiga. Nada prohíben a esa niña. A menudo son sus propias amigas quienes le ponen freno. Y lo malo es que los padres están divorciados y compiten entre ellos para mimarla.

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