viernes, 20 de septiembre de 2013

Asesinos de secretos

Hoy prácticamente no ha ocurrido nada relevante. Nadie me ha pedido que me calle o ha dicho que opino lo que no debo (que empezaba a pensar que mejor estaría en un convento de clausura).

Bueno, mi prima Ani se ha separado del marido; o tal vez debería decir que el marido se ha separado de ella: la ha sustituido por una chica de 23 años (ella tiene 39 y Daniel, el marido, dos más). Pero él llevaba en paro voluntario una eternidad, era como un niño al que tenía que hacerle la cama y dejarle el desayuno preparado antes de irse a trabajar; lo único que Daniel hacía durante todo el día era chatear. Tanto chateo y pereza había deformado su físico, convirtiendo su curva de la felicidad en una enorme caja donde esconder morcillas, embutidos, hamburguesas y cualquier producto grasiento y pringoso no nacido de la tierra -es anti-vegetariano-. La llamé para darle la enhorabuena, pero en estos momentos tiene la mente tomada por los programas de TV (supongo que mejor eso que no media docena de pastillas).

Mi familia es como una gran colmena con todos los miembros conectados entre sí por cualquier medio de comunicación imaginable (exceptuando las palomas mensajeras y las señales de humo), lo que hace que, por lo general, seamos muy buenos asesinos de secretos. Media hora después de haber hablado mi tía, la madre de Ani, con mi prima Tere -quien me lo contó a mí, y al parecer al resto de familia-, los whatssap, skypes y mensajes volaban de un extremo del país a otro alegrándonos todos por la buena labor que ha hecho esa desconocida de 23 años, liberando a mi prima de semejante carga.

¡Un brindis, chin-chin, por mi prima Ani!!


2 comentarios:

  1. ¡Coño! Yo no me voy a inmiscuir en entresijos de otras familias, ya pasé los míos propios, pero esta entrada me ha recordado uno de los sainetes de los Hermanos Quintero, creo que Los Mosquitos, donde un hombre (podría ser una mujer, las liberaciones no tienen sexo) estaba celebrando con sus "amigotes" que su mujer se había ido con un carabinero y además: ¡se había llevado a su suegra! Decía que en casa de su suegra hasta el jabón estaba sucio.

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    1. Ja ja ja, muy bien traído el sainete. Realmente mi prima se ha liberado de un gran lastre, aunque de momento no se dé cuenta. A medida que nos vamos enterando de los detalles de todo lo que ha ocurrido, más nos cabreamos y más contentos estamos que se haya roto este matrimonio. En este caso la suegra era muy buena gente y quería a mi prima como si fuera su propia hija.

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