sábado, 19 de enero de 2013

El Esquirol






Esta mañana Guille salió muy pronto a comprar. Parecía más temprano de lo que era porque llevamos desde la madrugada de ayer con lo que la gente llama mal tiempo, pero que a mí me entusiasma: lluvia, a ratos torrencial, y viento. Cuando le pregunté a dónde iba respondió: El Silencio de los Corderos. Pensé que quería alquilar la película para verla (a veces le dan esas ventoleras); pero al ratito volvió con un bote de Vick Vaporub. La verdad es que se hace imprescindible para soportar el tufo de toda la ciudad, donde se acumulan montañas literales de basura, que ya invaden aceras haciendo imposible o al menos muy dificultoso el caminar; sobre todo para las personas que llevan andadores. Los usuarios de sillas de ruedas, tienen que ir haciendo zigzag de una acera a otra. Por fortuna esta mañana han llegado a un acuerdo (que a mí me parece bastante desfavorable para los trabajadores -así serían las condiciones que imponían de origen la empresa-). De momento no hemos escuchado la estridencia de los camiones de la recogida (demasiadas toneladas acumuladas -es posible que esta noche acabe para ellos la de mañana, cuando ya haya amanecida y anochecido de nuevo-). 

Algo bueno hemos sacado de la huelga de basureros (además de quedarnos confinados en casa y avanzar bastante en algunos trabajos que teníamos apartados por ser un engorro): nuestro callejón, el que siempre es olvidado por los limpiadores públicos y el que baldean una vez al año como mucho -coincidiendo con algunas elecciones-, está impoluto. En él lleva emboscado durante tres o cuatro días el único esquirol que he visto. Es un hombre algo mayor, con el pelo canoso, que barre con desgana un pavimento sin papeles una y otra vez, como si fuera un castigo divino -el de Sisifo, quien debía subir una enorme roca por una montaña muy empinada, pero antes de llegar a la cima, la roca caía y Sisifo debía empezar de nuevo (eran un poco sádicos estos griegos)-. De vez en cuando para y se fuma un cigarrillo. Tira la colilla al suelo y parece feliz por poder barrer algo real. Arrastra de un lado al otro del callejón el carro con los cubos y aparejos, y de vez en cuando desaparece -sospecho que para esconderse en otro callejón-. Las razones... cualquiera sabe, pero con la edad que tiene, es fácil de suponer dos o tres hijos adultos y en paro que se han convertido en involuntarias sanguijuelas para el progenitor. De vez en cuando me asomaba a la ventana para asegurarme que continuaba ahí, temerosa que la exacerbación de un piquete informativo, por las penurias de casi medio mes sin cobrar,  lo llevara al hospital. Por fortuna, el lunes, cuando vuelva al trabajo, ya no tendrá que esconderse de nuevo en mi callejón, el que volverá a ser olvidado por los barrenderos. 





7 comentarios:

  1. Pues será cierto eso de que no hay mal que por bien no venga. Yo no lo tengo tan claro, pero lo importante es que se haya resuelto ese problema de higiene y por tanto de salud pública. Muy acertado el ejemplo de Sísifo. ¡Vaya putada!

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    1. Dos días después, aún no han terminado de recoger la basura. Algunos contenedores todavía siguen enterrados entre montañas de bolsas. El primero en el que intenté tirar la basura esta noche, aunque lo habían lavado, tenía asquerosos gusanos blancos en la tapadera (puag). Por supuesto, busqué otro.

      Mi esquirol no ha vuelto a aparecer por el callejón -ni ningún otro barrendero-. Me pregunto cómo se sentirá cuando reciba los beneficios obtenidos gracias al esfuerzo económico de sus compañeros (que se han tirado sin trabajar dos semanas).

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  2. .
    Algunos libertinos utilizan un poco de Vicks Vaporub para impregnarse las más sensibles zonas erógenas... Que digo yo, que ahora que se ha acabado la huelga y os ha sobrado casi todo el bote...

    :-)

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    1. Mira por donde te he encontrado sin buscarte, gracias a mi colega.
      Para ti que el saludo sea doricojónico, en honor a tan honorable chistera.

      Yo ando ahora en otros conocidos foros. De momento no han descubierto mi propensión al acoso y derribo de juanas de arco histéricas. Lo curioso y surrealista del asunto es que mantengo un cierto hilo con el gran timonel. Cosas veredes y gilipollas hay much*s.

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    2. Ja, pero qué rara es la gente. El Vicks Vaporub en partes tan delicadas debe picar un huevo.

      Otro remedio casero bastante bruto: la madre de una compañera de piso tenía la costumbre de impregnarle a la hija el pecho con trementina (aguarrás) y luego le colocaba un paño caliente, para facilitarle la respiración durante los resfriados. La mujer, que era del tipo bruta-salvaje, le puso en una ocasión el paño tan caliente que, además de producirle quemaduras en el pecho, los vapores de la trementina se le metieron en los ojos y estuvo durante tres días sin poder ver.

      Lo dicho, la gente es muy rara

      :-)

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  3. Colega BK:
    Tal vez involuntariamente por tu parte me llegan tus entradas a mi blog. No me parece mal en absoluto ni me molesta, simplemente me ha chocado y me he creído en la obligación de advertírtelo. Estaré encantado, por supuesto, si continúas regalándome percepciones, aforismos y curiosidades. Un saludo dórico.

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    1. Hola, Colega José:

      Es complemente involuntario lo de que te lleguen las entradas, lo hace este trasto de forma automática. Lo siento.

      He intentado entrar en tu blog, pero no me deja. ¿Podrías colocar aquí la dirección, por favor?

      Saludos

      :-)

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