viernes, 16 de diciembre de 2011

Viaje de ida y vuelta bajo la influencia de la apnea

Nos vamos a Madrid este fin de semana. Será algo fugaz. Guille sale de Barcelona mañana por la mañana y yo de Málaga, desde la estación de María Zambrano. Hemos quedado para comer al mediodía con un arquitecto y ver la posibilidad de quedarnos con su estudio. Es lo que hicimos con los estudios de Málaga y Granada. Habían pertenecido a un ex jefe mío. Compramos los muebles y los equipos de ambos estudios y los contratos de los inmuebles se pusieron a nuestro nombre. Aunque originalmente nuestra intención era la de mantener también en nómina a todos los trabajadores, a final fue imposible cumplir esa promesa porque no había carga de trabajo suficiente. Me hace ilusión tener que desplazarme hasta Madrid por trabajo de forma regular.

Por la noche, la idea es conseguir entradas en algún espectáculo que merezca la pena, un musical o teatro y el domingo por la mañana algún museo. Vuelvo para Granada después de cenar.

Ojo, este viaje estaba previsto mucho antes de ir a visitar a la vidente, y fue una de las cosas que comenté con mi cuñada mientras esperaba en la salita. Además, un viaje que no dura más de tres horas, no es un viaje largo.

2 comentarios:

  1. ¡Ja, ja, ja! O sea, que estás vigilando a ver si se cumple algo de lo que te dijo la vidente. Eso de que un viaje de tres horas no es largo es muy relativo. Para ti a lo mejor no es largo, pero para la vidente puede serlo. ¿Y si ella nunca ha hecho un viaje de más de media hora? Dime, ¿qué te gustaría más, que acertara o que se equivocara?
    Por cierto, pensé en ti el otro día mientras paseaba por el centro de Minneapolis. Allí los edificios del downtown están unidos por pasadizos acristalados para no tener que salir a la calle con el frío invernal. Vi un establecimiento que se llamaba BKK o BBK, ahora ya no me acuerdo. Pero pensé en ti.

    ResponderEliminar
  2. Me gustaría que acertara, me gustaría tener la capacidad de creer en algo. Aunque esta señora, la pobre vidente, no era nada perspicaz, cualidad que creo imprescindible para una vidente. "Adivinó" exactamente lo que habíamos comentado durante la espera mi cuñada y yo, pero trastocó todo. Supuso que Guille estaba en Tokio, cuando en realidad quien está es un amigo; creyó que Guille era mi novio (por no verme alianza en el dedo -la llevo colgada al cuello, bastante visible-), y lo del viaje a Madrid... lo había comentado cinco minutos antes con mi cuñada: lo raro hubiera sido que no lo hubiera sabido (el piso, antiguo, sufría del mismo defecto que el resto de su época: nulo aislamiento acústico entre habitaciones).

    Me gustaría creer, pero ni aún tocándole a mi cuñada el décimo de lotería que le hizo comprar (con la módica comisión de 10 €), podría creer. Pensaría que ha sido la casualidad.

    Me he dado un paseo virtual por la 2nd Avenue South de Minneapolis (con el Google Earth). Veo los pasadizos a los que te refieres. (Si tuviera la capacidad de creer en los videntes, pensaría que "Fina la vidente" se refería a "este viaje" -aunque sea virtual-. Es lo que hace mi cuñada: los comentarios ambiguos que le hizo, los adapta a lo que le va sucediendo)

    ResponderEliminar