lunes, 12 de septiembre de 2011

Cachis!

Creí haber inventado la pólvora, pero me ha salido rana. Tengo un piercing en el ombligo. De vez en cuando pierdo peso. Ahora ha sido porque me he alimentado durante días casi exclusivamente de fruta y verdura -sin contar una fabada que me comí el otro día y una tortilla esta mañana-. En lugar de ponerme unos pantalones, que tienen cinchas por donde meter un cinturón, me he puesto una falda (tenía cosas que hacer en el Ayuntamiento y he comprobado que yendo "mona" te prestan más atención) y para que no se cayera pasé un imperdible por el agujero del piercing (para que no se hincara directamente en la piel tuve que limar la punta) y también lo pasé por la cintura de la falda. El invento fue un éxito durante cinco o diez minutos. Cuando ya estaba fuera, ay, dolió. En cuanto terminé del Ayuntamiento me metí en Zara y, en los probadores, deshice el entuerto.

2 comentarios:

  1. ¡Ay, qué grima me has dao! ¿Por qué no usas el imperdible para recoger un poco la cinturilla de la falda y que no se te caiga? O te compras unos tirantes, joder, pero ponerte el imperdible en el ombligo...¡Ains!

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  2. Jajaja es que soy una exagerada. Se quedaba rara la falda, con un pliegue extraño si ponía el imperdible directamente en la cintura. El asunto ya está solucionado: he ido de compras. Quise comprarme unos tirantes, pero sólo tenían de tío. Seguiré buscando. Quien sabe, a lo mejor incluso impongo una nueva moda: todas las tías con tirantes.

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