domingo, 11 de mayo de 2014

Equilibrio

Tengo una inusitada cita de trabajo el domingo por la tarde, a la hora de la siesta, cuando la pereza por culpa de la digestión merma el sentido común y ceba la desgana. Una vivienda unifamiliar en un pueblo dormitorio de Granada. De antemano sé que se va a quedar en nada porque el cliente habla de las ofertas de otros arquitectos con unos precios ridículos que ni siquiera cubre los gastos colegiales. Cuando saca su hoja de cuaderno cuadriculada (cada cuadrito, 25 cm) me doy cuenta que miente: soy la primera arquitecta que ve. Le desgloso el presupuesto: coste del visado, de los seguros, horas de dibujo, de cálculo de estructura, de cálculo de instalaciones, de redacción de la memoria... se va abrumado, sin prometer, como hacen otros, que volverá después de consultarlo con la esposa. Pero no me deja sola. Su croquis, tan pacientemente dibujado, no sale de mi cabeza. 

¿Qué ocurriría si los pueblos y las ciudades fueran tomadas por viviendas construidas con sólo los criterios de los promotores? Solares muy pequeños sobre los que se construirían rascacielos unifamiliares de cinco o seis plantas, sin ventilación ni iluminación natural en la mitad de las estancias, con baños enormes y dormitorios para liliputienses. Y las fachadas, semejantes a tartas de vainilla con adornos de nata. 

¿Qué ocurriría si los pueblos y las ciudades fueran tomadas por viviendas construidas con sólo los criterios de los arquitectos? Tendríamos que ignorar las chabolas de los arrabales. Serían lugares muy divertidos de contemplar. Fácil de identificar el diseño de las viviendas con su arquitecto; pero con demasiadas estancias destinadas a la contemplación, y algunas veces casas incómodas porque los arquitectos muy novatos o muy encumbrados olvidan que las viviendas son para ser habitadas y no sólo vistas con admiración. 

¿Qué ocurriría si los pueblos y las ciudades fueran tomadas por viviendas construidas con sólo los criterios de los constructores? Sería como pasear por ciudades que acaban de ser bombardeadas, con la mitad de los edificios derrumbados por culpa de la fuerza de la gravedad y la escasa armadura de su estructura (todos los constructores están convencidos que cualquier pilar, esté donde esté, tiene suficiente armadura con cuatro montantes de diámetro 12).

Así que está bien que en el diseño de los edificios intervengan tantas opiniones. Sólo echo en falta, que los promotores tengan conciencia de que aunque su vivienda es suya, y su fachada la paga él,  casi todos sus conciudadanos tienen ojos funcionales y la obligación de ver, aunque lo que contempla le produzca pesadillas. 

Foto: Google earth

2 comentarios:

  1. ¿Qué ocurriría si los pueblos y las ciudades fueran tomadas por viviendas construidas con sólo los criterios de los ingenieros? tendríamos casas que parecerían más una fabrica que otra cosa, ductos de aire y canaletas de cable a la vista, y salas de máquinas hasta para las cocinas. Y que no sea yo quien diseñe, pues todo sería más cuadrado que un dado de ludo de los baratos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, esa pregunta se me olvidó hacerla. Una cosa sí sería segura en este caso: no habría problema en la previsión de los conductos de de saneamiento en los forjados ni ningún cuarto de baño interior sin su adecuada ventilación (ahora estamos con una pericial en la que se les olvidó poner conductos de ventilación en cuartos de baños sin ventanas: evidentemente, tienen problemas de humedades y malos olores).

      Eliminar