lunes, 26 de mayo de 2014

Adicción saludable

Hola, me llamo Rebeca y llevo más de 48 horas sin consumir, aunque debo confesar que no por voluntad propia. Creo que es el periodo de abstinencia más prolongado que jamás he tenido, y noto las consecuencias: estoy irritable y tristona; con tanta necesidad que esta mañana estuve a punto de abordar a una señora y exigirle que me satisficiera. La mujer acababa de salir de la Rural que hay en el Camino de Ronda, junto al río. La casualidad quiso que la atendieran en la ventanilla junto a la que yo ocupaba. La cuenta corriente de la hija y su marido estaba en números rojos y quería ingresarle la cantidad suficiente para volverlos negros. El problema estaba en que la hija (ausente) no sabía la cantidad que necesitaba y la cajera no podía informar a la madre porque ella no estaba en la cuenta del matrimonio, pero tenía ganas de ayudarla y le propuso que dijera una cantidad. La mujer empezó con 50 € y la cajera hizo un gesto, apenas perceptible, de negación. ¿Cien?¿Doscientos?.... Se paró en trescientos cincuenta. Se fue y yo me quedé con las ganas de saber más. ¿En qué trabajaba la hija? ¿en qué el yerno? ¿era la primera vez que le pasaba? ¿tenían cubiertas sus necesidades básicas?.. Por supuesto, no hubo interrogatorio: me habría tomado por una loca cotilla. 

Cuando regresé a casa, intenté que Guille supliera mi necesidad. Por lo general la cubro viendo alguna película o leyendo, pero tengo atravesado un proyecto y me he propuesto terminarlo de una maldita vez: sólo me permito descansos de diez minutos cada tres horas (se puede hacer pocas cosas en diez minutos). Lo que sí puedo es escuchar mientras dibujo. Le pedí que me contara alguna historia de su infancia. Pero creo que nadie ha tenido una infancia más anodina, tranquila, pacífica y monótona que él. El recuerdo más traumático que tiene es cuando su hermano menor se enteró que no tenían el mismo padre y berreó en mitad de un supermercado al imaginar que se iría con su padre biológico en cuanto quisiera. Nunca le picó un alacrán (cree que no ha visto uno vivo en toda su vida), ni una avispa, ni se ha hincado una puntilla en el pie, ni ha tenido que correr para evitar que un perro le mordiera... Intentó leerme en voz alta (estoy con La Maldición de los Dain, de Hammett) pero fue durante la hora de la siesta y se quedó dormido con el libro entre las manos. 

En fin, creo que tendré que prolongar durante doce horas más mi abstinencia... a no ser que alguien me quiera contar alguna historia de su infancia que se pueda leer en diez minutos. 

6 comentarios:

  1. Un humilde servidor a sus órdenes. Aunque mamá nunca me dio muy buena referencia de mi padre, que digamos, siempre lo he recordado desde mi punto de vista, y no según el que siempre nos cuenta mamá. Estaba en china, no muy dispuesto a aprender a manejar bicicleta, pues mi hermano era mu impaciente para lo torpe que yo era en el primer día, y tras cinco hora de dar vueltas y vueltas, el se cansó y yo me obstiné. Mi padre, se me acercó y me dijo: "aprenderás a manejar bicicleta. De mi no heredarás mucho, pero al menos podré decir que te enseñé algo¨. Al día siguiente, mi padre con su pequeña estatura, sostenía corriendo la bicicleta, mientras yo intentaba mantener, humillantemente, el equilibrio. Tres horas más de práctica. Camino desalentado con la bicicleta a rastras, mientras mi padre decía: "ya a duras penas tengo que sostenerte, de seguro para mañana andarás sólo". Al día siguiente, ya el tercer día de práctica volvimos de nuevo a la rutina, yo pedaleo, mi papá corría mientras yo intentaba no caerme. De repente, como por arte de magia, al fin no sentía la pérdida de equilibrio, y cuando volteo para decírselo a mi padre, ¡ya estaba como a doscientos metros! Contento me bajé de la bicicleta, y salí corriendo con la bicicleta a rastras para decirle a mi papá. De nuevo volvió a decir su frase favorita: "mis cuentas nunca fallan". Y me invitó a que le diera unas vueltas más al terreno baldío. De regreso a casa, con la bicicleta a rastras, pues teníamos que ir orillados a la carretera interestatal, llegamos a la aldea. En el caminito, que faltaba por recorrer para llegar a casa, me dispuse a utilizar mi nueva habilidad. Pero una habilidad recién adquirida había que pulirla, y justo en el cruce para entrar al callejoncito de la casa, y que justo allí había una cañada descubierta y sin barandas... En resumidas cuentas tuve que lavar la bicicleta, echarme un buen baño con desinfectante y escuchar el secreto de mi padre: "ya somos dos que caemos en la misma cañada. Al fin alguien me acompañará."

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    1. Qué bonita historia, y qué final más cómico (aunque supongo que en el momento de ocurrir no lo sería). Muchas gracias por salvarme de mi abstinencia (llevo cuatro días sin otra que ver ni leer que las normativas contra incendios, de baja tensión, de residuos, de combustibles peligrosos... qué agonía. Qué ganas de acabar de una vez este proyecto -me está llevando una eternidad hacerlo-.

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  2. SCI. No sé cómo estarán las normas españolas. Las venezolanas no se actualizan desde hace diez años. Y cuando lo tienes todo bien diseñado, el cliente le "moja la mano" al cuerpo de bomberos, y se echan a perder días de trabajo, pues lo que tenía que llevar rociadores y un tanque de 121m2, ahora sólo son extintores portátiles de PQS. Yo también ando con las manos en la cabeza. Tengo encima el sistema de aire acondicionado de dos centros comerciales y mi jefe no me está ayudando mucho con sus propuestas. Pero eso es lo divertido de esto. ya tendré tiempo de publicar mis manuscritos. Mi caligrafía sigue sin mejorar, si es que te lo preguntas.

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    1. Hace unos años (en el 2006) cambiaron prácticamente todas las normativas de construcción, y aún las están puliendo. Es mejor que no las cambien a que las cambien cada pocos meses (al menos, para los técnicos). Claro que tampoco es comprensible que normativas que se quedan viejas muy pronto, como las del ahorro energético, se mantengan en vigor durante años y al final no tenga nada que ver la realidad con lo que dice el documento en papel.

      Espero que te sea leve el cálculo del aire acondicionado.

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  3. Lo más tedioso del cálculo es la introducción de los datos de cada espacio. Ya una vez hecho, las modificaciones consecutivas son simples cambios de variables. Ya estoy por terminar de dibujar uno de los centros comerciales. (gracias a Dios, es sólo tuberías) el otro, aunque más "crudo" me ayudará bastante su simetría. El arquitecto hizo "espejo" hacia los lados, luego hacia adelante, luego hacia arriba. Es como mi edificio favorito, todo cuadrado.

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    1. Adoro los edificios simétricos, sobre todo cuando ves el dibujo y calculas tres o cuatro horas para concluirlo y luego, como por arte de magia, y gracias a las simetrías, terminas todo en cinco minutos.

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