sábado, 14 de noviembre de 2015

Si nuestros jóvenes héroes caen...

Anoche me dormí con el soniquete de una radio o televisión puesta. No era molesta, aunque resultaba muy evidente en mitad del silencio de la noche. Hablaban en francés y me produjo el mismo efecto que una nana susurrada. Cuando desperté, gracias a las sacudidas de Guille, a una hora tan temprana y desacostumbrada para mí que estuve tentada a inventarme una enfermedad y seguir durmiendo, la somnolencia no me permitió recordar los acontecimientos de la noche anterior. Por alguna razón, probablemente porque éramos un puñado de adultos comportándonos como críos ante la novedad de recoger aceitunas, nadie recordó los atentados de anoche. Es como si hubiéramos vivido durante unas horas aislados completamente de la civilización. Nadie interrumpió nuestro olvido hasta llegar a casa y leer los periódicos. Anoche dejamos de ver las noticias cuando había entre 40 y 60 muertos; el último recuento asciende a 129, uno de ellos granadino. También anoche se hablaba de atentados y esta tarde en más de un lugar se podía escuchar o leer la palabra Guerra. Me parece una barbaridad utilizar esta palabra para definir la situación en la que nos encontramos en Europa en este momento, porque en una guerra hay dos frentes armados que luchan entre sí. Es como si se legitimaran los atentados de ayer. En este caso sólo hay un grupo de descerebrados que se imponen con la fuerza de las armas. 

Hay algún lumbreras que parece querer convertirnos en guerrilleros capaces de lanzarnos contra un Kalashnikov y su pistolero revestido de explosivos. ¿Es esta la solución? Lo dudo. La violencia sólo engendra violencia. Si matas a mi hermano, buscaré venganza. Si encarcelas a mi hermano, me tendré que enfrentar a las miserias que vive en la cárcel y la idea del romanticismo de los pueblos oprimidos, desaparece. Ya hemos visto desaparecer a varias bandas armadas para saber que este sistema funciona, aunque aún se llevará por delante muchas vidas.

¿Existe uno más rápido y eficaz? Sí... 

Caricatura robada de El País digital

pero para éste los malos deberían tener inteligencia.


2 comentarios:

  1. Cierto que la violencia genera violencia, pero alguna solución contundente tendrán que dar para que cese esta barbarie, porque tampoco se va a resolver con buenas palabras.
    Puedo entender, que no justificar, una guerra por intereses económicos y territoriales, pero me resulta incomprensible por motivos religiosos. Que ya en 2015 comentan esos actos y luego se suiciden convencidos de que serán recibidos en un paraíso..

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    1. A mí también me resulta incomprensible ese tipo de guerra, y que sean adultos que han vivido en países civilizados. ¿Por qué quieren imponer una ética de hace tres o cuatro siglos y los derechos humanos de la Edad Media?

      Yo creo que la solución estaría en aislar a todos los países que no respetan los derechos humanos. Es increíble y cruel que hoy día lapiden a una mujer por tener relaciones sexuales con su novio. Lo malo es que la mayoría de los países más bárbaros son los que tiene el petróleo.

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