jueves, 1 de agosto de 2013

Money, money, money...

Algún dinero evita las preocupaciones; mucho las atrae.
Confucio


Hoy he sido millonaria durante un minuto (si es que a tener 650.000 € se le puede llamar ser millonaria). 

Mi cuñada tiene la capacidad de derrochar todo lo que sea consumible sobre todo el dinero. Es caprichosa y compra cualquier cosa que aparezca ante ella. Tiene la casa llena de chuminaícas (palabro granadino) adquiridas en los bazares chinos. Los cajones de su casa son como esas cajas sorpresa de las que sale disparado un payaso cuando se las destapa: los cajones están tan ahítos de objetos que cuando se abren salta su contenido porque todo está metido a presión. Para hacerla feliz sólo hay que llevarla de excursión a IKEA y dejarla que cargue un carro con cuanto le apetezca. Es completamente diferente a mi sobrina, que a sus 12 años parece haber aprendido de los errores de la madre. Ella es capaz de esperar durante meses para comprarse en las rebajas un pantalón o una falda que le guste, y todo el dinero que consigue es para pagarse cursillos o excursiones. La semana pasada mi cuñada estuvo por aquí y cuando fuimos a comprar la prensa quiso que jugáramos a la bonoloto. Cuatro euros en un papelito lleno de números. Como el hombre (y las mujeres) somos animales de costumbres, hoy fui al mismo establecimiento a comprar de nuevo la prensa y le pedí a la dependienta que comprobara si tenía algún premio la bonoloto. De repente la mujer comenzó a dar saltitos y le llevó el boleto a su compañera mientras decía: Tenemos que llamar al Ideal. Esto tiene que salir en primera página. Qué burrada, ¿qué vas a hacer con 650.000 euros?... Antes de que la cosa se complicara, la compañera se dio cuenta, lo que había salido en la pantalla era: 1 premio 4ª categoría. No se puede cobrar aún. En realidad sólo nos han tocado 39 euros (a dividir entre dos).

Mientras volvía a casa pensaba en qué me hubiera gustado comprar si nos hubiera tocado de verdad, y lo único que se me ocurrió era en que con ese dinero nos sería mucho más fácil poder adoptar un niño. Pero esa necesidad aún tengo la esperanza que sea la naturaleza la que la cubra. 

6 comentarios:

  1. Entiendo que con 650.000 no se es millonario en cuanto a la actual moneda, pero como yo todavía traduzco mentalmente esas cifras a pesetas, ¡naturalmente que me consideraría millonario!. Pero más que anécdota, este error no deja de ser más que ¡una gran putada!.

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    1. Nunca he tenido mucha confianza en el dinero no ganado con esfuerzo.

      A mi madre le tocó hace unos años 21.000 euros (un par de cupones de la Once). Utilizó casi todo el dinero en arreglar la casa. Mi cuñada lo creyó injusto (según ella debería haberlo repartido entre sus hijos -nosotros-). Estuvo enfurruñada durante tres semanas (un gran trauma para mi madre que necesita ver todas las semanas a la única nieta que tiene).

      Creo que todos los que pasamos la infancia comprando chucherías con pesetas, aún extrapolamos, al menos las grandes cantidades, los euros en pesetas (es como si sólo así consiguiéramos comprender el auténtico valor del dinero). A una de mis tías abuelas, hasta el día de su muerte, para que comprendiera sólo le podíamos hablar de duros. Nunca llegó a acostumbrarse a los euros.

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  2. Yo, que no soy mejor que nadie, he soñado varias veces que me tocaba la primitiva y que lo primero que se me ocurría no era preocuparme de qué modo emplearía el dinero, sino ir al banco y pedir el número de cuenta de Cáritas.
    Insisto, no soy mejor que nadie pero me sorprende que toda la buena gente que conozco solo se plantee complacer sus caprichos y colmar sus necesidades en el caso de que la fortuna le sonría. Y, eso sí, una vez resueltos sus anhelos, se aperciben de que el mundo existe y la tragedia es mucha.
    Entonces empiezo a preguntarme las razones que unos y otros tendrán para sentirse de izquierdas o de derechas y no soy capaz de responderme a tan profunda cuestión. Debo ser muy elemental en mis disquisiciones, concluyo deprimido, o también puede ocurrir que no me encuentre capacitado para entender la vida. Cualquiera sabe.

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    1. Algunas personas sólo se siente de derechas o de izquierdas por rebeldía y en oposición a lo que ven a su alrededor, como si pensaran que lo otro, lo que no conocen y a lo que no se han enfrentado en sus vidas, sea mejor.

      No creo que el altruismo dependa de la tendencia política que se tenga. Hay gente de izquierda que su generosidad la deriva a bibliotecas pensando que así colabora más al bienestar de sus semejantes (El conocimiento os hará libres- Sócrates) y pobres que a falta de medios da su tiempo en instituciones como Cáritas; también ricos gallegos de derechas y cristianos (este es un caso verídico) que da 60.000 euros para el estudio de las células madre para la recuperación de la médula espinar, con la única condición de que no se conozca su generosidad.

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  3. Querida BK:
    Pretendía decirte, y ahora lo resumo, que quien se siente de izquierdas debe comportarse con generosidad, solidaridad y desprendimiento hacia el dinero, por propia coherencia. Si me toca la lotería y me empalago de caprichos estoy incurriendo en una reacción genuinamente de derechas.
    Al menos en mi época los de izquierdas adoptábamos ante la vida una postura inequívoca perfectamente diferenciada de la filosofía egoísta de la derecha.
    Pero claro, han pasado muchos años de aquello...
    El otro día no te saludé. Lo hago ahora y con afecto.

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    1. Supongo que tienes razón con lo del desprendimiento hacia el dinero en un ciudadano que se considere de izquierdas, pero no hasta el extremo que existía antiguamente en algunos países de dictadura comunista donde se negaba el derecho a medrar en la vida, a mejorar económicamente con el propio esfuerzo. Si por mucho que se trabajara no se iban a conseguir más beneficios, ¿quién iba a esforzarse? Eso iría en detrimento del bien general.

      Gracias por tu comentario. Un saludo

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