domingo, 29 de marzo de 2015

El miedo

Tengo pesadillas. Supongo que como todos los mortales. Cierro los ojos, apenas unos minutos de descanso después de las comidas, y despierto de un sobresalto porque un toro está a punto de cornearme o la montaña por la que camino se va deshaciendo a mi paso y abajo hay un precipicio. Estos días, en los que poder conciliar el sueño y dormir sin interrupciones, es un lujo, aprovecho cualquier instante de silencio para cerrar los ojos e intentar perder la conciencia. Mi sofá invita a ello. Está cubierto por una manta de pelo artificial y a estas alturas del año el sol que se cuela por la ventana caldea la zona donde pongo los pies. El abrazo de la manta y los pies caliente son como un interruptor que me hace caer de inmediato en un sopor profundo; pero inmediatamente llegan los sueños, saltándose todas esas fases de las que hablan los psicólogos. La pesadilla de hoy ha sido la más aterradora y cruel, la más simple y la más probable que traspase los límites de lo onírico. Estaba en casa de mi madre. Llevaba colgado a bandolera el bolso enorme, como un zurrón, de tela parda, que utilizaba cuando era estudiante. Mi madre pregunta si lo he traído. Dentro del bolso hay una bolsa de presillas de colorines. Sé que se refiere a eso, pero soy incapaz de darle la bolsa porque no recuerdo cómo ha llegado ahí, no recuerdo haber salido a comprarla, ni haber regresado a casa. Mi mente está completamente en blanco. Desperté sintiendo el corazón en las sienes. Pero, ¡uf!, qué alivio al percatarme que sólo había sido un sueño. 

Supongo que es culpa de mi abuela. Me aterra morir como ella: sin consciencia de quién soy y sin reconocer a quienes me rodean. Viendo llorar a quienes tengo al lado, pero sin comprender que lloran por mí, por mi muerte prematura dentro de un cuerpo vivo. 

6 comentarios:

  1. Se dice que despertar de una pesadilla es, tal vez, el único momento en que sentimos que la realidad nos salva y libera de la imaginación.

    En inglés pesadilla es nightmare: la yegua de la noche. Pura poesía.

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    1. No puedo creerlo, es la tercera vez que escribo este comentario! Espero que no aparezcan todos. Vamos allá otra vez:
      Decía que sí, que es pura poesía. En realidad mare tiene más de un significado; en inglés moderno significa yegua, como bien dices, pero en inglés antiguo mare era el nombre de un demonio enano y bastante grotesco que atormentaba al personal.
      Creo que últimamente me visita el mare nocturno, me despierto hecho un mar de lágrimas pero no consigo recodar por qué.

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    2. En español no solemos tener palabras tan poéticas. Alguna que otra perdida entre las plantas: madreselva, hierbabuena... y alguna humorística: correveidile.

      Es verdad que la fantasía nos libera muy a menudo de la realidad, y, sobre todo, del aburrimiento.

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    3. A veces el blog es muy travieso, y se obstina en borrar los comentarios. No sé cómo evitarlo. También me suele ocurrir cuando respondo desde el móvil (es muy pérfido).

      El significado de demonio, también le da un significado poético a la palabra.

      He buscado en la RAE la etimología de pesadilla, pero no aparece. Una pena.

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  2. Sufro frecuentes pesadillas, pero lo curioso es que en la fase final soy consciente de que de tal se trata, incluso llamo a mi mujer por su nombre para que me mueva enérgicamente y así poder salir de ese terrible momento. Si me "pilla" solo, lo paso realmente mal hasta despertar por si mismo.
    Resulta curioso, pero comprobé que se producían casi con total seguridad si cenaba tarde y carne como plato importante. Eso parece indicar que algo tiene que ver el proceso digestivo.

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    1. No tenía mucha fe en eso de las cenas pesadas, aunque mi madre me lo solía repetir. Ahora lo he comprobado: cuanto más pesado como antes de dormir (que sea de noche o día es indiferente), peores son las pesadillas. Como un chorizo picante que me regalaron, hecho en Sierra Nevada, y la pesadilla es casi fija (puede que las excepciones se deban a que tengo tanto sueño que no soy capaz de despertarme).Tal vez las pesadillas sean una forma de protesta de nuestros cuerpos.

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