domingo, 10 de agosto de 2014

Veda abierta

Durante todos los veranos de mi infancia y adolescencia, pude contar con nuevos amigos o tuve que despedirme de algunos otros porque los militares con hijos intentan trasladarse en verano por los colegios, o ellos se convierten en las avanzadillas de las familias que se reagruparán en las vacaciones. Solíamos ser grupos muy cerrados que se habían forjado durante todos los fines de semana de uno o dos años. Los extraños siempre eran recibidos con recelo y, si eran mejores que nosotros corriendo, nadando, jugando al ordenador o la pelota, tardábamos mucho en aceptarlos. 

Me da la sensación que Pablo Iglesias y su grupo político Podemos, están siendo recibidos por quienes ya llevan un tiempo apoltronados en sus escaños, con la misma aversión que recuerdo de mi infancia. Es divertido ver cómo le tienen miedo y buscan y rebuscan en un pasado inmediato cualquier hecho que pueda mancillar la reputación que se han ganado más en contraposición de la ceguera de quienes nos llevan gobernando desde hace tiempo, que por méritos propios. Sin duda, si quienes están en el poder o en la oposición hubieran abierto los ojos y visto a la gente que sufre y vive en la miseria, grupos como Podemos serían sólo una anécdota en las listas electorales. Ahora se esfuerza en encontrar una promesa no cumplida o unas palabras sacadas de contexto, sin darse cuenta que Podemos, o cualquier nuevo partido político, si se trata de defender la limpieza moral, llevan las de ganar. Casi cuarenta años han dado para muchas miserias humanas y muchos enriquecimientos ilícitos. 

Por supuesto que Podemos no está libre de toda culpa. Incluso parecen pecar de estulticia, de estupidez e inexperiencia; pero eso es algo que se cura con un poco más de rodaje (en parte, son tan ciegos como quienes están en este momento en el gobierno). También me temo que esto, a la larga, sólo está dando fuerza a la derecha (divide y vencerás). 

Muchas personas, en las anteriores elecciones, no conocían a Podemos y muchas otras pensaron que votar a un partido minoritario era arrojar sus papeletas al viento. Ahora la veda para votarlos está abierta. ¡Temblad, bipartidismo!

2 comentarios:

  1. No puedo opinar sobre la actividad política de España, pues no la conozco. Ni siquiera sé como es que se fusiona los decretos monárquicos con las decisiones democráticas. Según lo que leo de la entrada hay dos cosas obvias: bipartidismo, y un tercero que, aunque siendo minoría está tomando auge. Espero que sepan lo que hacen y tengan un verdadero plan de gobierno.

    En Venezuela también hay bipartidismo: el oficialismo que siempre domina, y la oposición que siempre gana en las ciudades estratégicas, eso a nivel de elecciones de gobernadores y alcaldes. Para la asamblea, que vendría siendo el congreso, siempre gana el oficialismo. Están también el perraje, que son muy pocos y muy impopulares. Para las presidenciales pasadas, una de las candidatas es dueña de una panadería de mi ciudad, y no sabía qué era la inflación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Rey sólo es un peón. Realmente pinta muy poco, aunque firma todo (hasta tengo su firma estampada en mi título de arquitecta).

      Aquí tenemos la derecha y la izquierda y un montón de partidos satélites (desde la ultraderecha a unos zopencos que pretenden ser la ultraizquierda). Podemos es un partido de izquierdas y supongo que a la larga terminarán fusionándose, en forma de acuerdos políticos, con el partido socialista e izquierda unida.

      Si conocemos un poquitín (no muy profundamente, la verdad) la política venezolana es gracias a Hugo Chávez.

      Tampoco aquí los políticos son muy cultos (eufemismo para no soltar que son más brutos que unas bragas de esparto). Si le hicieran preguntas de cultura general, seguro que no tendrían ni el nivel de un escolar de primaria; un ejemplo, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, intentando hablar inglés

      https://www.youtube.com/watch?v=SluVUMq0Q4g

      (Vergüenza ajena hace sentir).

      Eliminar