domingo, 10 de agosto de 2014

Dándole a los engranajes

Uno de mis primeros trabajos como arquitecta (como delineante, en realidad, porque sólo me ocupé de la parte gráfica) fue haciendo los dibujos para una patente. Un  colgado había inventado, supuestamente, un cubo para fregar que siempre mantenía el agua limpia. Dibujé a ciegas. Él hacía los bocetos a lápiz y yo los pasaba a ordenador. Intuía de qué se trataba, pero no estuve segura hasta el final. Podríamos habernos ahorrado mucho trabajo inútil. Aquel tío no había cogido una fregona en su vida. Creía que el agua no se mancharía si hacía pasar la del escurridor por una serie de filtros (un embudo recogía el agua que pasaba por un tubo lleno de filtros y que devolvía de nuevo el agua filtrada al cubo -era muy aparatoso-). Por supuesto, el agua seguía manchándose. Hubo otros inventos (otras cagadas), como un carrito para bombonas de butano que ya se vendían muy baratos en los bazares chinos, y un armario para guardar las bombonas con rejillas en la parte inferior y pintado de naranja chillón. Las bombonas que quedaban a nivel del suelo eran fáciles de guardar; las que quedaban a segundo nivel... levantar más de un metro un peso de unos 30 kg y bajarlo... (ay, los dedos gordos de los pies) hubiera estado bien para un cachas, pero no para un ama de casa de 50 kg de peso o con problemas de espalda. Desde aquella época, siempre he identificado a los inventores que buscan más tener una patente que resolver un gran problema, con majaras. 

Unas cuantas ideas para estos necesitados de hacerse un lugar en el mundo inventando inutilidades:

- Un contestador que filtre las llamadas y tenga entretenidos un rato (o unas horas) a quienes llaman para ofertar un seguro o un servicio de Internet más barato, o botellas de vino.
- Una aplicación telefónica que te avise si estás a punto de darte una leche (la gente suele caminar a la vez que busca un número de teléfono o manda mensajes). 
- Una aplicación telefónica que, al pasar junto a un bar, te informe si las tapas ahí te mandarán al séptimo cielo o al hospital con una gastroenteritis. 

¿Alguna otra idea? -convertir la comida en un polvo que se mezcla con agua y sustituye a la comida, no vale: ya está inventado. 

2 comentarios:

  1. Para el auge de la era industrial, donde había tanto para inventar, innovar, en todos los aspectos de la tecnología, cualquier invento se vuelve revolucionario: la bombilla eléctrica, el telégrafo, las cercas de alambre de púas, distintos procesos de fabricación e incluso construcción que hoy para nosotros resultan triviales e instintivos. Muchos de esos inventores, tenían amplios conocimientos en distintas ramas de las ciencias, algo que sin duda les ayudaba en su cometido.

    En la actualidad, todos nuestros avances se cimentan sobre esos conocimientos, volviéndolos más versátiles, más eficientes: bombillas más eficientes, computadoras más rápidas, motores con menor consumo... Inventos, propiamente, revolucionarios como los que hicieron historia, pues son muy pocos.

    Ahora, algo recalcable es el ingenio de muchos en convertir cosas de uso común, cotidiano, bien sea combinando, agregando, alterando un poco, para volverlos útiles a nuestra vida cotidiana, de esos inventos que uno suele decir: "yo lo hubiese hecho", pero nunca hicimos, y que son verdaderamente prácticos, de esas cosas pequeñas, que podríamos considerar inútiles, pero que nos sacan de más de un apuro.

    Respondiendo a tu pregunta. Tengo unas ideas:

    - Ropa camaleónica: sé de pigmentos que cambian de color con agua a distintas temperaturas. Apliquémosle a la vestimenta, junto con un químico para evaporación instantánea. Sin necesidad de cargar con más ropa, la mojamos, y tenemos otra pinta!.

    - Zapatos tipo Señor Papa: de base tenemos la pieza central que cubre el pie, junto con sus acolchado interno. Cuando vayamos de viaje, y tengamos que cambiar de calzado durante un día, tomamos asiento, sacamos el pequeño estuche y estructuramos el zapato adecuado: suelas, frontal, tacones (para las mujeres), bordes, cordones. pasar de deportivos, a tacones de aguja, y luego a calzado de rumba!.

    Celular explosivo: cuando tu celular sea victima del hampa, un pequeño llavero detona la carga dentro de tu muy amado celular, desintegrando al hijo de prostituta barata que osaba dejarte sin los contactos, sin los mensajes y sin las fotos del facebook que faltan por publicar. Todos ellos resguardados en una cápsula protectora para que no sufran daños tras el asesinato por defensa personal, y la contribución con el mundo de un delincuente menos. (Aclaratorias: desde hace diez años, compro un celular anual, sólo tres no han sido victimas del hampa. No publico nada en facebook, pero es una publicidad llamativa. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otros, pero contra alguien que osaba quitártela, contribuimos a un mundo donde nadie le quitará la vida a otros).

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    1. Qué buenos inventos. Me gustan mucho los tres, muy útiles. Sobre todo el del móvil (aunque yo me conformaría con que soltara un chorro de tinta indeleble sobre el careto del ladrón).

      A mi cuñada se le cayó el móvil en el autobús. Tenía unas fotografías algo comprometidas. Además, su contraseña, por tener mala memoria, es la más fácil imaginable. Eso le ocurrió el viernes por la tarde. Durante todo el fin de semana estuvo al borde de un ataque de nervios. Cuando el lunes por la mañana abrieron la oficina de objetos perdidos del Ayuntamiento, lo recuperó de inmediato, pero aún está mosca, temiendo que en cualquier momento, ella o cualquiera de nosotros, nos topemos con sus fotografías colgadas en Internet (sólo eran unas fotos en la playa haciendo top-less).

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