domingo, 17 de agosto de 2014

Con luz propia

La última vez que intenté contabilizar cuántos primos tengo, me perdí al pasar de cuarenta (es que los primos de los primos de mi madre, también cuentan). De todos los que tengo, sólo dos son algo raros; un buen ratio, para el montón que somos. Los raros son mi prima la descocada, de cuya compañía, entre siete más, he disfrutado estos últimos días (sólo la voluntad ajena ha impedido la endogamia) y un primo que cuando comete alguna tontería y se percata de ello en voz alta (Ups, qué tonto soy -suelta siempre), nadie lo contradice porque sería mentirle. Este primo suele hacer cosas extrañas, como meter el dedo meñique en cualquier agujero (prohibido ponerse una camiseta con algún calado en su presencia) o pulsar botones (el del ordenador cuando está en funcionamiento, los timbres de cualquier piso mientras baja por las escaleras o los del despertador, lo apaga o reprograma sin querer). A pesar de sus rarezas, le va bien en la vida. Es gerente en una fábrica de domótica. De su compañía no hemos disfrutado en la improvisada reunión familiar. Una pena porque somos un puñado de pavisosos y él suele ser, involuntariamente, quien nos proporciona sorpresas y diversión. 

Estas reuniones son reminiscencias de las que la mayoría de mis primos hacían cuando eran pequeños. Mi abuela les daba cobijo en el cortijo, cuando aún lo administraba ella. Recuerdan que se bañaban en una alberca, comían bajo una parra, sacaban agua muy fría de un pozo con polea y cubo de zinc, cogían frutas y verduras del huerto y huevos del gallinero... Lo cuentan como una época muy feliz de su infancia. Cuando yo nací mi abuela era ya demasiado mayor y estaba demasiado cansada para bregar con tanta criatura (palabras de mi madre). Además, la mayoría habían crecido lo suficiente para buscar otras diversiones durante los meses de vacaciones; aunque ahora se les enciende los ojos mientras se ayudan a recordar entre todos.

10 comentarios:

  1. Está bien esto de los parentescos.
    Tres familiares llevamos año y medio intentando crear un árbol genealógico de la familia del primer apellido de mi madre (Rubio). Solo su generación sobrepasa con mucho los sesenta primos hermanos. Por supuesto la mía la hemos descartado. No hemos remontado a 1817. Irá acompañado con fotos y textos. Estamos ilusionados, pero extenuados. Menos mal que ya vemos la luz de la salida del túnel.

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    1. Con su permiso, Señor Manuel, crear un árbol genealógico hastsa 1817 es prácticamente sobre su tatara-tatara-abuelo!!! (el abuelo del abuelo de su abuelo, asumiendo que en su familia, los abuelos tienen sus nietos a los cincuenta años. Si esto no es cierto, siendo que, supongo que para aquella época donde los medios de entretenimiento son mucho más reducidos, cualquiera podría ser abuelo a los 35 o 40 años!!! El árbol genealógico sería todo un "roble genealógico", frondoso, lleno de ramas, y de muchos frutos.

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    2. Si en el árbol genealógico de don Manuel ocurre lo que en el mío, cuanto más antiguas las ramas, más ramificaciones tendrán (mis bisabuelos tuvieron alrededor de 9 o 12 hijos cada uno). Mi abuela se paró en cinco (porque se murió muy pronto mi abuelo). Mis tíos y padres tuvieron entre tres y cuatro hijos. Y mis primos, el que tiene más, ha sido tres, aunque la mayoría uno o ninguno.

      En mi árbol genealógico no sería capaz ni llegar a principios del siglo pasado. Mi primer apellido, Osorio, se cercena en mis abuelos (de la familia de mi padre conozco muy poco). De la familia de mi madre, hace poco necesité encontrar documentación sobre mi bisabuelo y fue muy complicado. Lo malo es que en los ayuntamientos pequeños (y en los juzgados civiles grandes, me temo) no están digitalizados los datos de los nacimientos y defunciones. Si se requiere una partida de nacimiento o de defunción, el funcionario de turno tiene que ir buscando hoja por hoja hasta dar con el dato. La partida de nacimiento de mi bisabuelo la conseguimos gracias a la cabezonería de la funcionaria del Ayuntamiento.

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  2. Ah, se me olvidaba, don Manuel, espero que ponga una entrada en su blog contando las vicisitudes que ha encontrado para montar su árbol genealógico, y de alguna anécdota interesante. Con una historia tan larga, seguro que ha tenido personajes extraños y dignos de mención en su familia.

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    1. Veo que estas respuestas bien precisan nuevo comentario.
      En cuanto a Ltenio oo ( Desconozco el tratamiento. En mi caso prefiero el Manuel a secas. De forma general). Respondo que, junto a alguna prima, somos los nietos de menor edad (y ya tenemos bastante) del padre de mi madre. Así, el remonte a 1817 se refiere a una tatarabuela. En 1819 nace su marido y los otros 3 tatarabuelos maternos.
      Ahora también para BK: Los manuscritos en los registros civiles, sobretodo, en los del siglo XIX, no llevan una norma común en los datos. Por ejemplo: Solo en el acta de nacimiento de un hermano de mi abuelo en 1885, no solo apuntan quienes fueron sus padres, sino sus abuelos, cuantos años tenían y donde habían nacido. Datos que nos resultaron muy valiosos para llegar a esas fechas.
      Sí, los registros civiles están digitalizados, normalmente desde 1950, pero con un acta de defunción a partir de esa fecha, como pone datos del difunto y mas, podemos ir "tirando del hilo".
      Gracias por esa buena idea. Una vez que terminemos este trabajo (calculo de uno a dos meses), podría dar lugar a una nueva entrada en mi blog. Porque sí, nos hemos encontrado con sorprendentes datos. Especialmente uno que ha estado guardado como secreto durante un siglo, pero por respetarlo, solo trataré de forma muy discreta en el "árbol" y solo lo mencionaré aquí sin dar nombres.
      -Mi abuelo materno enviuda a los 31 años y queda con 6 hijos (la mujer murió de parto). A los niños los cuidad un tiempo su abuela materna, pero pronto llega al pueblo de uno próximo, una mujer con un hijo propio, con idea de ayudar a mi abuelo. Esa señora estaba "desapartá" de su marido como se decía entonces, ya que en España no había divorcio. Al poco tiempo se emparejaron y tuvieron 3 hijos en común. Bueno, hasta aquí todo resulta normal.
      -El 11 de julio de 1913, a las 10 de la mañana, mi abuelo se presenta en el juzgado o Registro Civil, y declara que a la 1 de la madrugada de ese día, ha nacido en su casa una niña, para que le pongan determinado nombre y ¡SUS APELLIDOS!, pero, pero... ¡QUE IGNORA QUIEN HA SIDO LA MADRE!, esto en un domicilio donde. además de su mujer de hecho, deberían estar los otros 10 miembros de la familia. Algunos ya en torno a los 18 años.
      -Como dice BK, a la vista del acta de nacimiento, nos quedamos Ojipláticos, patidifusos, con "los pies en el aire", aun no lo creemos. Pero no hay duda, porque en un pueblo pequeño no habría otra persona con el nombre y apellido de mi abuelo, pero todavía lo confirma que, los nombres de los padres de mi abuelo, coinciden con los verdaderos. NO HAY DUDA.
      - Que naciera la niña, engendrada con la niñera, según las conjeturas contrastadas con otros familiares y que su mujer lo consintiera (La conocieron y dicen que era una "bendita") pase, pero que en un juzgado acepten tan descabellada declaración, no cabe en cabeza humana. Bueno sí, los "apaños" de la época por las razones que desconocemos.
      -En realidad, lo primero que apareció fue el acta de defunción, donde se expone que la niña falleció a los 10 meses de meningitis aguda.
      -Este hallazgo, aparte de la sorpresa, me causó pena, por la niña y por la madre. Como fue un ser humano que pasó por la vida, como decía, figurará en el "árbol", lo merece, pero no haré comentarios.
      Siento la extensión, pero creo que se trata de un caso muy singular.

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    2. Qué pena, qué vida más breve.

      Sí que es una locura que los propios juzgados permitieran una falsedad documental tan descarada. Aunque supongo que antes era obligatorio, que estaría al orden del día. Las mujeres y los hombres estarían atados los unos a los otros a la fuerza. Las mujeres porque no tenían medios económicos propios y los hombres porque con tantos hijos como se solían tener antes, necesitaban quien los cuidara. Menos mal que eran muy comprensivos quienes se ocupaban de los registros.

      Pensaba que aún no lo tenían digitalizado porque siempre que pedimos un certificado de defunción de mi padre, nos exigen que pongamos el número del libro y folio en que fue inscrito. Supongo, entonces, que será por pereza de los funcionarios del juzgado.

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    3. Perdón por la insistencia, pero creo que merece la pena que le aclare estos casos.
      Efectivamente, gestionando por Internet, en este caso con el Registro Civil de La Línea de la Concepción, había que rellenar esos campos: Tomo, folio y fecha de la defunción, algo absurdo, porque justo esa fecha es la desconocíamos sobre un familiar que solo sabíamos que murió en esa localidad.
      Primero puse un correo e. comentando la circunstancia, de que yo vivo en Sevilla, por ver si me evitaban el desplazamiento. Al dia siguiente llame por teléfono, le expuse el caso a una amable funcionaria, consultó digitalmente y de inmediato apareció quien buscabamos, porque su muerte se produjo en 1969. Si me informó que no me lo podía adjuntar por Internet, porque llevaba unos trámites de firma. Le facilité mi dirección postal y en unos días lo tenía en el buzón. Como aparece la fecha de nacimiento, también fue fácil conseguir ese documento.

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    4. No había metido las narices en el certificado de nacimiento de mi bisabuelo (lo necesitamos pedir hace poco por el tema de una herencia). Está escrito a mano, es complicado de comprender porque es una letra llena de florituras. Me acabo de dar cuenta que, además de los datos de fecha de nacimiento, vienen los nombres de sus padres y de sus abuelos paternos (firman como testigos) y la profesión de mi tatarabuelo (militar) y la de mi tatarabuela (agricultora). Sus apellidos no tienen nada que ver con los de mi familia, pero sí los nombres de pila (conservamos la absurda costumbre de poner los nombres de los padres a los hijos).

      Para pedir la partida de nacimiento (nos la mandaron desde Villanueva de Algaidas), fui al registro civil de Granada y ellos la tramitaron. Por Internet no me permitían poner una horquilla en los años del nacimiento. No sabíamos cuándo nació con exactitud. Ya imagino a la solícita funcionaría maldiciéndonos mientras se repasaba los tomos de los años 1903 al 1915. Es comprensible que tardaran más de tres meses en facilitárnosla. Como usted bien nos ha informado, esos años aún no los tienen digitalizados (pobres funcionarios). Además, si mal no recuerdo, sin cobrarnos un céntimo.

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    5. Este tema está ocasionando este interesante coloquio.
      -Está claro que en los registros (instaurados en España en 1870), no seguía un patrón común para rellenar los documentos.Solo en el caso del acta de nacimiento de un hermano de mi abuelo, de 1885, aparecen no solo sus padres, sino su abuelos maternos y paternos, sus nombres, primer apellido, donde nacieron y que edad tenían. Fácil resultó entonces, retraernos a 1817 y 1819.= Nuestros tatarabuelos.
      -Pues adelantados estaban en Villanueva de Algaidas poner como de profesión "agricultora" a una mujer en los años 1903 a 1915.
      En todas las actas del siglo XIX y un testamento de 1926, indican SIN EXCEPCIÓN, refiriendose a la dedicación de la mujer, no ya la honrosa de Sus Labores, que deja abierta otras puertas, ponen ¡LA PROPIA DE SU SEXO!, o sea las tareas domésticas sin exclusión. In cluso, en el siglo XIX, no solo de forma manuscrita, que podía deberse al concepto personal del funcionario. En ocasiones aparece con letra impresa, lo que esa idea es a nivel oficial. Por otra parte, la mujer siempre reside ¡en la casa del marido!.
      -Siempre a sido un servicio gratuito, desde su fundación en 1870, pero ahora está el Gallardón y compañía con la idea de privatizar los registros. Muchos de esos políticos tienes Registradores de la Propiedad en la familia. Luego, obtener cualquier certificado costaría unos veinte euros. Corrupción y mas corrupción.
      La iglesia suele cobrar diez euros, pero no lo veo mal, siempre que no la subvencionen.
      Al final esa idea que me aportó de una entrada por este tema, ha quedado aquí. No, ha sido un placer. Además si lo hiciera en el blog sería mucho mas adelante y con otros giros.

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    6. Un día de estos terminarán cobrándonos incluso por el aire que respiramos (me pregunto si se atreverán a poner una pinza en la nariz a todo aquel que no pueda pagar y permitir que se asfixie).

      Me temo que con la Guerra Civil, España sufrió un gran retroceso, sobre todo en los derechos de la mujer. En la partida de nacimiento de mi madre, después de la edad de mi abuela cuando la tuvo, pone las labores propias de su hogar, y eso que mi abuela hizo de todo, menos ocuparse de su casa.

      Me parece una burrada que cobren 20 euros por un documento que, por lo general, es el mismo estado quien lo solicita para dar te permiso para casarte o conseguir el DNI. Pero como siempre, al ciudadano sólo nos quedará tragar y aceptar lo que nos imponen.

      Está usted muy puesto en esto de los registros civiles. Es un tema interesante.

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