jueves, 10 de agosto de 2017

La respuesta está en el viento

Aprendí a montar en bicicleta en una enorme explanada delante de los hangares de los helicópteros. Sólo había un obstáculo, un palo con una manga de viento colgada en su cúspide como si fuera una bandera. A pesar de los muchos metros cuadrados libres que tenía a mi alrededor, mi única meta parecía ser chocarme contra aquella asta. 

Creo que a lo largo de mi vida, mi objetivo siempre ha sido el mismo: chocarme contra los obstáculos.

Aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido desde que dejé el colegio, los miércoles me producen una extraña sensación de desasosiego y angustia. Los miércoles se podían considerar como las lejanas puertas del fin de semana, la promesa de que las clases se acabarían pronto y volvería a casa. Pero los miércoles a primera hora tocaba lengua y eso era aterrador. Mis dictados rara vez no parecían un mar de sangre por las faltas de ortografía y mientras mis compañeras se deslizaban con la facilidad de patinadoras por los textos escritos, yo tenía que triturar y deglutir cada una de aquellas palabras. 

Mickey moscardea a mi alrededor cuando escribo algo, aunque sólo sea la lista de la compra. Me corrige, intenta enseñarme. Dice que mi escritura se semejante a los trajes de Agatha Ruiz de la Prada, y que debo aspirar al blanco absoluto. Me quejo. Si me obliga a esforzarme, ya no será divertido escribir y volveré a los dictados. 

¿Cómo he acabado con él? Es como si otra vez me hubiera chocado con la bici contra el palo de la manga del viento. 

1 comentario:

  1. Ya se que eres atea, así que mencionar a Dios, es como mencionar una estadística improbable, un cisne negro, pero que está allí, no porque sea un milagro, sino que simplemente es un raro avistamiento.

    Tal vez eso es (o haya sido, en cinco años pudo haber pasado de todo) mickey. En todo caso, sin importar con quien estés, importante es que no te pierdas a ti misma. Mi soledad me acompaña, junto a mis deberes, mis responsabilidades, y mis esperanzas, de reunirme con mi familia y también de saber de ti. Cuando me escribas, tendremos que hacer una teleconferencia para conocernos, porque será todo un acontecimiento para mi.

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