miércoles, 11 de febrero de 2015

Sacrificio

Temblaba. El sudor le empapaba la ropa; pero temblaba. En la boca tenía el sabor amargo del vómito y las piernas le picaban por la orina que no pudo retener por el miedo. Ni siquiera le había dejado el consuelo de abrazarse a su madre y buscar protección en ella. Estaba oculto bajo las espuertas de esparto que utilizaban para limpiar los corrales. Los animales se movían y el niño se tenía que tapar la boca para no gritar, confundiendo la ligereza de las patas de los cabritos, con los rotundos pasos de su padre. 

Durante los tres días que duró su deambular por las montañas en busca de algo que únicamente reconocerían cuando lo tuvieran ante los ojos, para el niño sólo existió la figura del padre. Le hacía feliz estar junto a él. Era alguien muy importante. Todos le hacían caso. Decían que tenía a Dios encerrado en la cabeza y a veces hablaba con él, largas conversaciones que para los demás sólo eran monólogos de interrogaciones sin respuestas o de explicaciones sin aparentes preguntas. Cuando llegaron a una montaña, el padre dijo que su camino había terminado. Dejaron atrás al criado que los acompañaba y el niño tuvo que cargar con una pila de leña tan grande como él. Pesaba porque el camino era empinado y el paso de su padre presuroso. Arriba había un túmulo. Pero, ¿y el animal que iban a sacrificar? Lo supo demasiado tarde, cuando ya tenía las manos y los pies atados. Podría haber luchado, dado patadas, mordido; pero la incredulidad lo había paralizado, dejado tan aturdido que sólo pudo suplicar por su vida cuando su padre levantaba el puñal y estaba dispuesto a clavárselo en el cuello. Tal vez los ruegos o percatarse del miedo del niño le devolvieron la suficiente cordura para refrenar la mano y retirarla. En la bajada de la montaña, Isaac siguió a Abraham y al criado a distancia, la  suficiente para saber que no lo alcanzarían si alguno intentaba acercarse. Sospechaba que jamás volvería a confiar en ninguna persona. 

8 comentarios:

  1. Y quién dijo que Dios lo sabe todo? Si así fuera, lo cual significa que todo estaría bajo su dominio, entonces el libre albedrío no sería más que una vil y vulgar mentira. Pero si en verdad tuviésemos libre albedrío, significaría que en la omnisciencia de Dios hay fisuras? Paradojas, que solamente pueden ser solventadas con amor incondicional y fe ciega, de esos que no tienen ojos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi catecismo decía que Dios lo sabía todo, lo pasado, el presente y lo que está por ocurrir. Puede que el libre albedrío sólo sea consecuencia de los universos paralelos. Puede que Dios lo sepa todo pero no en qué universos. Es posible que en un universo hagamos una cosa y en otro, otra diferente. Hay que tener fe y no preguntar; por eso Dios se enfurruñó cuando Eva comió del árbol de la ciencia.

      Eliminar
  2. Es muy bueno. ¿Lo has escrito tú?

    Mira, te sugiero acabar el relato en "ninguna persona". Y en el tramo final sustituir "el hijo" y "el padre" por Isaac y Abraham. De esa forma, el lector que hasta ese momento no se haya dado cuenta de quiénes se está hablando, ya no tendrá duda.

    El "Fin del inciso para una historieta" sobra y hay que suprimirlo totalmente. Se supone que el lector piensa por sí mismo.

    Por último, hay que ponerle un título. Se me ocurre "Sacrificio".

    Con estos cambios, creo que el microrrelato queda de 10.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La idea se la robé a Richard Dawkins. Aún estoy regurgitando El Espejismo de Dios. En ese libro o en alguno de los documentales que he visto de él, comentó que el hijo de Abraham debió de terminar traumatizado.

      Gracias por tus consejos. Tenías toda la razón, queda mucho mejor así. (Nadie hasta ahora se había tomado la molestia de corregirme. Te estoy muy agradecida).

      Eliminar
    2. Lo hemos incluido en nuestra página

      relatosexpres.blogspot.com

      Un cordial saludo.

      Eliminar
  3. Eso me he preguntado yo siempre: ¿Porqué, si Dios es infinitamente sabio e infinitamente bueno, permitiría que yo me condenase?. Además, condenado ¡¡¡eternamente!!!. Eso no tiene sentido, por mas que te vengan con el rollo del libre albedrío.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Otra duda que tengo: si Dios creó todo, ¿por qué en el Génesis no se mencionan los agujeros negro o la antimateria, los agujeros de gusano y todas esas cosas que no se han descubierto hasta hace poco? En ese caso la Biblia sí se podría considerar un libro digno de tener en cuenta. Pero, qué Dios más egoísta: ni siquiera dio una pista de lo que estaba por descubrir. Hay que tener fe y no preguntar.

      Eliminar