jueves, 15 de enero de 2015

Sí se puede

Todos tenemos derecho a no ser insultados y a exigir que se respeten nuestras creencias. Yo soy atea. Ahora que los científicos comienzan a descubrir los orígenes del universo, Dios sería un engorro porque su existencia volvería a implicar un problema por desentrañar. Yo creo en la ciencia, en la necesidad de experimentarse con células madre para erradicar enfermedades como la distrofia muscular de Duchenne. Yo creo en la libertad sexual. En el derecho de escoger una pareja y corregir cuantas veces se quiera si existe equivocación. Creo en la igualdad entre hombres y mujeres. Creo en el derecho de la mujer a escoger cuándo ser madre. Creo en el derecho de los niños a no ser aleccionados sin permitírseles conocer otras creencias. 

Todos los países, aunque se consideren laicos, están bajo el yugo, en mayor o menor medida, de la religión predominante. No respetar mis creencias implica sufrimiento real a las personas (mujeres encarceladas en países musulmanes después de haber sido violadas, prohibición de aborto incluso en casos tan imprescindible como el peligro de la vida de la madre, homosexuales condenados a muerte...). Burlarse de la religión (hacer una caricatura de Mahoma o asegurar que la Virgen María le ponía los cuernos a San José) puede molestar a unos pocos, pero no hace daño real. Quienes estos días dicen que no todo vale, tienen razón, pero se equivocan al señalar quiénes son los ofensores y quiénes los ofendidos. 


4 comentarios:

  1. Jesús no respondió a los insultos que le dirigían. No hacía falta. Sus actos hablaban por él.

    Aunque no soy creyente, tengo gran admiración por la figura de Jesús. No me consta ninguna otra persona que, después de haber sido sometida a un sufrimiento tan horrible, muriera perdonando a sus torturadores "porque no saben lo que hacen".

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    1. Lástima que la Iglesia Católica no le haga más caso. Siempre que llega Semana Santa en Andalucía, recuerdo cuando Jesús expulsa del templo a los mercaderes. Alguien que hacía gala de pobreza e igualdad y dos mil años después lo recubren de oro y terciopelo.

      Ni siquiera el Papa Francisco, a quien admiro porque es mucho más aperturista que sus antecesores, toma ejemplo de él. Hace poco aseguró que golpearía a quien insultara a su madre (eso de poner la otra mejilla no va con él).

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    2. Respecto a lo que dijo el Papa Francisco, prefiero interpretarlo de otra manera: como seres humanos que somos, es innato en nosotros golpear a quien insulte a nuestra madre, así como cuando mentamos la madre cuando un martillo golpea nuestros dedos, de ahí el seguir los pasos de Jesús para dejar de lado ese lado primitivo, o lo que en ateo significa no hacerle caso al "ello", sino al "superyo". (Esa clase de la universidad me marcó)

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    3. Tienes razón, los comentarios del Papa Francisco debieron ser sacados de contexto porque en el artículo del periódico, casi parecía que estaba justificando lo ocurrido con los dibujantes de las caricaturas.

      Es complicado encontrar el equilibrio entre el respeto a una religión y el respeto a quien no cree en ella.

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