lunes, 27 de octubre de 2014

La muerte de los intocables

Imagino los dedos presurosos de los periodistas sobre los teclados, echando humo, intentando redactar lo que sus cerebros acaban de comprender a duras penas. Cincuenta y uno corruptos detenidos hoy. En los últimos meses no es raro encontrarnos con la noticia del descubrimiento de un nuevo caso de corrupción; en los últimos tiempos, concentrados en el partido político del PP. Es como si le exigieran, para ser aceptados entre sus filas, no tener moral y sí unos bolsillos muy grandes para llenarse con el erario público (la pasta de todos). He estado toda la mañana muy liada, fuera, sin posibilidades de escuchar la radio o leer un periódico. Esta tarde Guille tiene trabajo fuera y hemos comido temprano, en un bar frente al río, en la terraza, porque hace muy buen día. Por la ventana abierta del establecimiento, veíamos las noticias. Mi primera reacción fue la incredulidad: No es posible. Nos vamos a quedar sin políticos a este paso. ¿Es que no hay ni uno que no sea corrupto? Luego pasé a la indignación: Están convirtiendo nuestro país en un circo. En una mofa. España va terminar siendo sinónimo de corrupción. (Guille no me hacía puñetero caso porque estaba concentrado en evitar comerse algún guisante de su paella -odia los guisantes, creo que porque siempre le ponemos una bolsa de guisantes congelados en los golpes que se da para evitar las inflamaciones-). Al final sólo me  he quedado alucinada: ¿será que la policía y los jueces ya no les tienen miedo? ¿O que están enfadados porque la crisis los ha obligado a una vida más precaria y han dejado de no querer ver lo que, para ellos, ha sido evidente siempre?


8 comentarios:

  1. En este momento hay tres grupos de españoles: el de los sinvergüenzas y trileros, el segundo, compuesto por los desgraciadamente escasos ejemplares que no quieren ser sinvergüenzas porque su dictado ético se lo exige, y el tercero ( el más numeroso), el de quienes admiran y envidian al sinvergüenza pero ni saben ni pueden serlo porque sus capacidades de maniobra son muy limitadas. Negar esta evidencia, estimada colega, es incurrir en un infantil ejercicio de hipocresía. La muerte tenía un precio y los que seguimos vivos tenemos el nuestro, a expensas de ser tentados con mayor o menor acierto.Esta temporada me divierte observar el precipicio desde la cómoda ( y a veces cínica, lo reconozco) posición del que se siente tan alejado y harto de la derecha como de la izquierda. Presunción de inocencia, autoridad moral, Women¨s Secret de unos y restaurantes de lujo visitados por los verdaderos referentes del pueblo. Lo que veo es infamia indiscriminada porque el corruptor llama a la puerta y la carne (y el pescado) es débil cuando se eligió el vacío como trayectoria vital.

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    1. Es como si del tercer grupo de personas que mencionas hubiera una emigración constante hacia la política para formar parte del primer grupo. Los inocentes, los que prefieren poder dormir tranquilamente todas las noches a tener llenos los bolsillos con dinero robado, parecen no querer saber nada de política.

      Me temo que en la actualidad cualquiera de nosotros que lea dos días seguidos el periódico, termina asqueado por la situación que vivimos. Sólo nos queda el consuelo de saber que hay quienes investigan y sacan a la luz toda la corrupción que hasta hace muy poco permanecía oculta. Es mejor no imaginar cuántos ladrones de guante blanco han metido las manos en las arcas de nuestros impuestos con completa impunidad.

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    2. El caso es de los 4 grupos o entidades de Caja Madrid que exprimieron las tarjetas hasta la última gota, 1 era de derechas y 4 de la izquierda, lo cual me produce gran desolación, porque, como te decía antes, la conclusión más atinada parece hacernos saber que cuando se puede trincar se hace a fondo y la ideología estorba. Es muy doloroso y lamentable que haya tanto emboscado dispuesto a echarle el diente al solomillo.
      Me alegra saludarte.

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    3. Si estuviéramos seguros que todos los miembros de un partido en concreto son íntegros, en España habría un monopartidismo: todos los votaríamos, independiente de la ideología de cada uno.

      Corruptos, por desgracia, hay hasta bajo las piedras.

      A mí también me alegra saludarte.

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    4. Pero si fueras ecuánime y no tendenciosa pondrías también la lupa a la izquierda, que es la facción que verdaderamente está decepcionando a todos los ingenuos que aún nos obstinamos en creer en viejos ideales. Informa sobre Tomás Gómez, padrino del actual alcalde de Parla encarcelado, con todo lo que su posible implicación en la adjudicación "irregular" del tranvía supone para que los socialistas puedan verse descabalgados de su opción a presidir la Comunidad de Madrid.
      Yo creo que en este pringoso momento un elemental ejercicio de responsabilidad exige no comportarse como la ramplonería futbolera: "Viva er Beti manque pierda".
      Bueno, como incursión inoportuna en tu blog ha sido suficiente. Otra vez un saludo afectuoso.

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    5. Esta entrada hacía referencia a lo ocurrido el viernes y las últimas semanas.

      Mi realidad es muy diferente. La persona que realmente se preocupa por la política y que tengo cerca, es mi madre. Ella es de derechas y está muy decepcionada por lo ocurrido en su partido en los últimos tiempos, sobre todo con Rato, por quien sentía bastante estima (se ha convertido en su ídolo caído). Esperemos que no se manche también Esperanza Aguirre, que es otra de sus iconos.

      Por otra parte, la izquierda, la veo muy entusiasmada con la aparición de Podemos. Como dice la propia Esperanza Aguirre: Se lo estamos dando todo hecho a Podemos.

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  2. Que felicidad la de ustedes!!! están metiendo presos a los corruptos!!! No sé como estará España, lo cierto que en Venezuela nos quedamos sin políticos, porque hasta el más, más, más... el soldado raso pues, es corrupto.

    Todavía no se me olvida mi primer trabajo como ingeniero a nivel administrativo. Buscaron a mi oficina (la de mi jefe, no se vaya a malinterpretar) para ejecutar un proyecto que un conocido ganó, pagando el 25% del contrato a quien lo estaba mandando a licitar. De nuestra parte, redujimos los costes, buscando ofertas más económicas, materiales que cumplan con el mínimo de calidad, y el dinero que sobró lo utilizamos para obras adicionales a la misma gente (era una entidad pública) sin decirles de dónde provenía el dinero. De ese trabajo nos quedó una muy buena amistad con los trabajadores, con el conocido que nos buscó, y con la gente que se benefició directamente con la obra.

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    1. Aquí ocurre lo mismo con las obras estatales. Ya han pillado a algunos de esos, aunque aún quedan bastantes libres porque era algo que prácticamente todos los ayuntamientos hacían. Cuando me he presentado a algún concurso ofertado por los ayuntamientos, sólo ha sido para poder proyectar algo diferente a las casitas unifamiliares a las que estoy acostumbrada a hacer.

      Al paso que vamos, no nos quedará ni un político fuera de la cárcel.

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