viernes, 3 de octubre de 2014

Ira

¿Hay personas que son felices estando enfadas? Es una pregunta retórica. Sé que sí. Es muy normal encontrarlas en Internet. Gente que va de víctima y hace creer a los pocos incautos que la leen, que todo el mundo está contra ella por razones peregrinas. También la hay fuera del ciberespacio. Tengo unos vecinos frente a mi piso que se tiran discutiendo desde la mañana a la noche: gritan, discuten y resulta extraño que alguno no termine llorando. Son muy molestos, no por los gritos, sino por saber que personas aparente completamente sanas, se esfuerzan por estar amargadas.

Siempre he querido saber cómo es posible que encuentren tantas razones para las riñas, o si es una que prolongan y gastan durante días y semanas. No se me había ocurrido pensar que, simplemente, se las fabrican.

Uno de los compañeros de fútbol sala de Guille tiene la mala suerte de padecer por novia a una de estas personas. El martes por la noche el amigo de Guille durmió en casa porque su novia lo había echado de la suya. ¿Su pecado? ¿La razón por la que fue expulsado de su propio piso? La ex novia del amigo de Guille fue a uno de los partidos amistosos que jugaron la semana pasada y él tuvo la desfachatez de saludarla.  Mi juicio debe de estar nublado porque yo no veo nada malo en ese hecho; pero todos los que conocen el caso, censuran el gesto del amigo de Guille y le dan la razón a la novia. Ese día la novia empezó la bronca. Siete días de discusiones por sólo un inocente saludo. Todos aconsejan al amigo de Guille que deje pasar unos días y luego vuelva a llamarla. Yo soy de otra opinión, pero no aconsejo. ¿Para qué volver con una persona que te obliga a estar enfadado la mayor parte del tiempo? 

4 comentarios:

  1. He conocido personas que pasan amargadas la mayor parte de su vida. Debe ser cuestión genética. De ahí vendrá esa fábula que un escorpión pidió a una rana favor para que le cruzara un charco. A mitad de trayecto el escorpión le picó y la rana le dijo porque lo había hecho, al final los dos morirían. El escorpión le respondió que era su carácter. Eso ya lo contaba Esopo.
    Tenía yo un entrañable antiguo amigo, quién contaba a su vez, que antes de los tiempos de la televisión, en las tertulias de la Plaza Nueva en Sevilla, se reunían grupos de jóvenes. A su vez, un amigo de ellos tenía una novia "cornalona" a la que había regalado una batería de cocina. Cada dos por tres se peleaban y despedía al novio con su batería, quien "aterrizaba" con sus cacharros y terminaron por apodarlo "Pepe Peroles".

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    1. Me temo que el enfado está muy arraigado en la personalidad de la novia del amigo de Guille. Se enfada por nada. El otro día porque su novio pidió una cerveza sin alcohol y ella la pidió normal (dijo que así hacía pensar a todos que ella era una alcohólica). Esa mujer necesita ayuda psiquiátrica.

      Siempre me produce curiosidad el origen de los motes de la gente (una pena que sea una costumbre que se ha perdido casi por completo). En el internado no había monja sin su mote. Al desdichado Pepe Peroles le podría haber ido peor: Pepe Pipo si le hubiera regalado un botijo; o Pepe Calzones si le hubiera regalado unos pantalones.

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  2. Eso lo de estar felices estando enfadados, es sólo un mito. Hay gente que se enfada con mucha facilidad, porque sienten que las cosas se les sale de control, y la única forma de, en cierto modo, mantenerlo, es y que poniendo carácter. Yo como soy un caos viviente, vivo en el caos, y mi especialidad es sobrevivir al caos, es raro verme enfadado, contrario a otras personas, (por cierto tienden a ser ordenadas), se irritan con facilidad.

    Un caso ejemplar son mis jefes. Mi jefe es de temperamento alegre, rara vez se le ve enfadado, pero cuando lo hace, hay que estar protegido cual licántropo en plena transfomación (mejor aquí huyó que aquí murio). De acuerdo a su esposa, mi jefa, esta transformación, pues se debe a que a diferencia de ella, que vive permanentemente enfadada, carece de experiencia para manejar la ira.

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    1. En los últimos seis años, desde que estoy con Guille, sólo me he enfado en una ocasión (con un excompañero de trabajo, un necio, estuvo muy justificado mi cabreo).

      Cuando los jefes se enfadan, mejor permanecer alejados de ellos. Por fortuna no ocurre en nuestro mundo civilizado lo que en los que algunos países árabes donde está permitido el castigo físico a los subordinados. Hace poco salió en las noticias la paliza que un jefe le daba a su empleado en Arabia Saudí.

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