miércoles, 9 de octubre de 2013

Vena andaluza

Si no me veis aparecer de nuevo por aquí, buscadme en las páginas de sucesos de El Ideal. (Bueno, exagero un poco -espero-). En este momento salgo para la visita de una pericial -nos escoltan la policía local-. Nunca me he montado en un coche de policía (¡a ver si mis vecinos se van a pensar que voy detenida!). Volveré (espero) para contarlo.

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Al final la sangre no llegó al río. Vamos por partes:

- La pericial (que al final no se va a hacer porque se ha llegado a un acuerdo)


En  un pueblo dormitorio del sur de Granada hay dos viviendas. Una corresponde a una urbanización nueva y otra antigua, en la que llevan viviendo una familia toda la vida, y en la que ya vivieron sus padres y sus abuelos. Estas dos viviendas tienen en común un muro de hormigón armado bastante importante. El muro tiene los necesarios meones (drenaje para evitar que el agua de lluvia, riego, posibles fugas, etc se acumule y aumente la presión a la que está sometido el elemento portante y se produzca un vuelco). No está completamente a plomo el muro, tiene unos tres grados negativos, lo que hace que cuando llueve o se riega en la parcela de la parte superior, sobre la vivienda de abajo caiga el agua con tanta fuerza que ha llegado a romper las tejas.

- La solución: La más económica (porque nadie se quiere gastar un euro en cosas que no sean litigar los unos con los otros): colocar conducciones que derive el agua a una parte de la parcela que no haga daño.

-La necesidad de la presencia de la policía: El Ayuntamiento, ante los problemas tan importantes que estaba sufriendo la vivienda de la parcela inferior, amenazaba con presentar un informe de desahucio. Cuando fue a comprobar el anterior perito los desperfectos, el abuelo de la familia perdió los nervios y le sacó un arma (el hombre afirma que estaba descargada). Aunque conmigo han sido muy amables. Hasta me invitaron a café.

Me molestó mucho cuando contaron lo ocurrido con el anterior perito. Se reían porque el hombre, al ser encañonado con la pistola, se orinó encima. No creo que la persona que empuñó la pistola primero y ahora se ríe del recuerdo, tenga la capacidad para comprender lo cruel que es; independientemente de que las micciones involuntarias por miedo sea un sistema de defensa del cuerpo. Nadie debería poner en peligro su vida a cambio de un puñado de euros.

2 comentarios:

  1. Seguro que la policía local granadina se comportará caballerosamente y la devuelve incluso protegida. Los lectores no podemos quedar huérfanos de tan amenos escritos.

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    1. Muchas gracias por sus deseos. Por fortuna la cosa ha ido muy bien. Me lo habían pintado a una de las familias tan violenta, que ya me imaginaba con chaleco antibalas y detrás de los policías empuñando las armas.

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