martes, 15 de octubre de 2013

Ponzoña

Dice mi madre (ella, que es tan dada a las sentencias drásticas) que sólo la envidia es mejor que el dinero para destruir la paz en cualquier tipo de relación. En la familia de mi madre siempre ha habido una rama que ha sido pudiente. El otro día, ayudando a mi sobrina a hacer el árbol genealógico (deberes del colegio), me di cuenta que es la misma rama que ha ido quedándose aislada, sin descendencia, sin relaciones, completamente sola, como si lo material pudiera sustituir a lo sentimental. 

La tía abuela de mi madre falleció hace más de un año (mucho dinero, mucha soledad). Aún colea el asunto de la herencia (aburrido, tedioso, vergonzante). Esta mañana he tenido que desplazarme hasta la notaría de Antequera, donde están tramitando parte del asunto, para firmar unos documentos en nombre de mi madre (por poderes). Encontré a una de las señoras que estuvo cuidando a la tía abuela. No suelo hablar con personas que me son desconocidas (temo molestarlas), pero la curiosidad me pudo y le pregunté por la vida de mi familiar. Empezó tímida. Convencida de que jamás se debe hablar mal de alguien que ha fallecido; pero al poco rato el café con leche que se estaba tomando pareció ser un carajillo y la lengua se le soltó. Lo pasaron muy mal, pero no podían renunciar porque las dos mujeres que la cuidaban (las negras, las llamaba) estaban tan necesitadas como la mitad de personas de este país. Con jornadas de 12 horas ininterrumpidas, se les negaba incluso la libertad de abrir el frigorífico y tomar un vaso de leche o zumo. La mujer, que creo es cubana, no parece estar resentida. Antes de irse, se encogió de hombros y comentó: Si ella nos hubiera tratado con un poquito de respeto, nosotras la habríamos hasta querido. (Puede que eso fuera lo que daba miedo: que alguien la quisiera y verse obligada a corresponder). 

4 comentarios:

  1. Esa frase final encierra, creo yo, una verdad muy grande.

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    1. Puede que a lo que tuviera miedo es a tener que preocuparse por alguien si lo quería.

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    2. Tampoco hablo mal de nadie porque creo en el calderoniano "Teatro del Mundo". Cada uno viene a este mundo con un papel programado, lo que ocurre es que algunos no tenían que haber aparecido en escena.
      O sea, que no todos los que mueren era "mu buenas" personas, simplemente no tenían que haber nacido, como me parece el caso. No soporto la misantropía.

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  2. Yo creo que en este caso es un defecto genético, porque los hermanos eran lo mismo que ella. Las leyes de la evolución se imponen: por eso no han tenido descendencia. Sería tétrico y aburrido un mundo en el que todos fuéramos a lo nuestro sin relaciones de ningún tipo (para empezar, nadie tendría un blog ni la necesidad de comunicarnos los unos con los otros).

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