jueves, 10 de octubre de 2013

La habitación de las losetas voladoras

Nada se echa más en falta que lo que se acaba de perder. La semana pasada dábamos clase en un aula de la primera planta de uno de los muchos edificios señoriales de la calle Gran Vía de Granada. Si el edificio ha sido rehabilitado desde su construcción, fue hace mucho, mucho tiempo. La mitad de las losetas hidráulicas de la solería están sueltas; si alguien tropieza con una de ellas, es capaz de lanzarla hasta el extremo más alejado de la habitación. Y el forjado no parece estar en mejores condiciones: cualquier persona de volumen ligeramente superior al normal puede agitarlo como si fuera un terremoto.

Hoy hemos sido relegados a un aula en el semisótano del mismo edificio. Nos la ceden, completamente gratuita: no es para  quejarse. En esta clase las condiciones de tamaño y material disponible son idénticos a los de la planta primera. Pero la luz natural, insuficiente, nos llegaba a través de unos ventanucos a la altura de nuestras cabezas. Mientras veíamos una película y teníamos la luz eléctrica apagada, las personas que pasaban pegadas a la fachada nos llenaban de sombras el aula, y de palabras, trocitos de conversaciones que incitaban a salir a la calle, perseguir a los interlocutores y continuar escuchando. Se lo tienes que decir a tu padre, porque si no se lo dices, va a caer enfermo... Con él paso, con él no quiero más. Antes me marcho con Javi... 
  
En la planta primera no nos llegaba el ruido de las voces, sólo el del tráfico, sin amortiguación, nítido, y debemos tener las ventanas constantemente cerradas, pero, a pesar de ello, la luz se cuela por todas las rendijas, como si fuera un líquido incapaz de permanecer dentro de un recipiente agujereado. Aún cuando buscamos la oscuridad para ver alguna proyección, la luz, los rayos oblicuos de la media tarde del otoño, nos llena la clase de líneas quebradas. 

2 comentarios:

  1. Nada entiendo de estos temas, pero por mi natural curiosidad y afán de aprender algo cada día, me gustaría saber a que losetas se les llama "hidráulicas".

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    1. En la actualidad se utilizan muy poco (sin contar las de las aceras, que son del mismo tipo, pero más bastas y sin dibujo). Son baldosas hechas con mortero de cemento, por lo general tintado. Suelen tener algún dibujo geométrico. Se utilizaron mucho hasta mediados del siglo pasado (en las viviendas de VPO hasta 1970 -hace poco hicimos una rehabilitación y las baldosas eran de ese tipo-).
      Aún se siguen construyendo. Un ejemplo: http://www.baldosascapomallorca.com/

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