miércoles, 30 de julio de 2014

Más de lo mismo

Recuerdo perfectamente el día que vi por primera vez la película El Planeta de los Simios. Era verano. Estábamos de vacaciones en Málaga, junto al aeropuerto, en unos bungalows que hay dentro de la base aérea. Por las noches, en cuanto comenzaba a oscurecer, desplegaban una enorme tela blanca y proyectaban películas antiguas. Seguro que vi muchas muy interesantes, pero la que se ha quedado grabada en mi memoria, es ésta. Por el impactante final y porque ya conocía la historia. Mi hermano mayor coleccionaba cómics; entre ellos, El Planeta de los Simios, los que yo tenía prohibidos coger porque eran muy viejos y tenerle él mucho aprecio. Estas dos razones (la clandestinidad y lo imaginativo de las historietas gráficas) creo que han sido las causantes de que me guste tanto leer. 


Durante la proyección, había que luchar contra el ruido de los aviones que nos sobrevolaban (cada cinco o diez minutos despegaba uno del aeropuerto de Málaga) y contra los mosquitos kamikazes que se quedaban chupando la sangre, como bebés hambrientos pegados a un biberón, hasta que se saciaban o una mano certera los convertía en ketchup. 

El sentido común me dice que no conozco el origen de la supremacía de los simios sobre los humanos en la Tierra por esta película. Tuvo que ser, forzosamente, de los cómics. Había habido una plaga que afectaba a los perros y gatos, hasta extinguirlos por completo. El hombre, al serle imprescindible compartir su cariño con mascotas, suple esta necesidad con los monos, que son educados y amaestrados, con tan buenos resultados que los humanos se dan cuentan que pueden utilizarlos como sirvientes y esclavos. Hasta que que un simio llamado César se rebela. 

Hoy he ido con mi aparejadora a ver El Amanecer del Planeta de los Simios. En esta nueva versión, han pasado la plaga de mascotas a los personas. La humanidad está diezmada (me parecía más original la versión antigua). Después del inicio, todo se reduce a una película bélica. Pocas diferencias habrían habido si se hubieran sustituido a los simios por apaches, samuráis o confederados. 

Mucha calidad de imagen, muy buenos efectos especiales, inmejorables paisajes, buenas actuaciones... un pastón de presupuesto; pero, a mi entender, falla lo más importante: el guión.


16 comentarios:

  1. Con tu permiso, me parece un poco superficial y precipitado tu juicio sobre Ignacio Abel, el protagonista de la excelente novela de AMM que leí tres veces como el aplicado alumno de su admirado maestro (¿Encontrará este elogio el puerco Pablo el Parisino que coprotagonizó hace un año aquel auto de fe contra servidor donde pretendía demostrar mi hostilidad a Antonio?).
    Y para tu curiosidad "profesional" te diré que algunos han visto en Abel al magnífico arquitecto Luis Lacasa (paisano mío) y otros al poeta Pedro Salinas, cuya inmensa calidad aprovecho para reivindicar, siendo que su biografía no cumplió los cánones que exigieron los que se arrogaron la facultad de calificar y descalificar, según sus afinidades politicas. El tiempo pondrá en su sitio a Salinas, como hará con Juan Ramón Jiménez, Azorín y hasta con Manuel Machado. Lo curioso es que muchos - por no decir casi todos - de los que infravaloran la figura de JRJ ignoran que, no solo tuvo un comportamiento humanitario heroico durante la guerra civil (que en cambio no tuvieron otros que han llegado hasta nuestros días venerados incomprensiblemente), sino que hasta el mismo final de la contienda hizo gala de una integridad ética ejemplar en su defensa de los ideales republicanos. Resulta, entonces, que el onubense sigue mereciendo los laureles que le han negado quienes, también por flagrante ignorancia, decidieron que Alberti era un referente de la democracia. Cuánta manipulación en el listado "oficial" de héroes y villanos. El otro día, BK, te preguntabas en qué consiste exactamente lo políticamente correcto. Pues bien, aquí tienes un ejemplo de que los filtros se pusieron y se siguen poniendo con una frivolidad escandalosa, ensalzando y denostando a capricho del dictado político.

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    1. Tienes razón, mi juicio fue demasiado acelerado y frívolo. Quería decir que de la novela de AMM es más importante los hechos que el personaje (pero tal vez, también en esto me equivoque).

      ¿De dónde sacas tú a tus personajes? ¿No crees que Ignacio Abel puede tener un poco del propio autor y un poco de nadie en concreto -habría que preguntarle a AMM, lástima que nos haya abandonado-?

      Apenas conozco la biografía de los escritores. Me da miedo conocer algún dato que me haga sentir repulsión por sus personas y, a la vez, admirar sus obras.

      A Juan Ramón Jiménez lo puso en su lugar, en parte, el Nobel. Sin duda, la dictadura lo habría ninguneado y hecho pasar al olvido si no hubiera tenido tanto reconocimiento en el exterior.

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    2. Ya te digo que algunos han visto a Ignacio Abel en el excelente arquitecto Luis Lacasa que intervino activamente en la creación de la Ciudad Universitaria de Madrid. Y otros en el poeta Pedro Salinas, que se enamoró de una americana en Madrid y después se marchó a Estados Unidos. Supongo que AMM tal vez haya mezclado ambas biografías. En el COAM se decía que visitaba con asiduidad la biblioteca en busca de información....Aunque no parece que al terminar la novela le haya pedido leerla a algún arquitecto que le filtrara algunas palabras no demasiado ortodoxas. Me refiero, por ejemplo, a cuando habla de que los albañiles colocaban "hileras" de ladrillos, en vez de "hiladas". Y también utiliza el cemento, obviando la existencia del hormigón. Me chocó esta circunstancia porque creo que es amigo de Ängela García de Paredes y su marido (según leí en un artículo suyo en El País donde describía el viaje en coche con ellos a Palencia y criticaba los arrabales de nuestras ciudades. Yo no compartí del todo esa crítica, no demasiado profunda, y mostré esa discrepancia que luego utilizaron los cochinos del foro para decir que yo por un lado me declaraba admirador de Antonio y por otro lo criticaba. Majaderías infantiles e hipócritas, como si admirar o querer a una persona exigiera estar de acuerdo con ella siempre y en todo).

      Ese dilema repulsión-admiración por determinados artistas al que te refieres surge inevitablemente cuando te enteras de sus andanzas. A mí, desde luego, me cuesta mucho trabajo deslindar biografía de talento, Cuando me coloco ante el Guernica de Picasso, por ejemplo, y recuerdo "los avatares" de este mural ya no lo admiro como antes. Algo parecido me ocurre con Alberti y Neruda. En cambio es sorprendente que el falangista y conde Agustín de Foxá, y García Lorca, fueran íntimos amigos, hasta el punto de que le advirtió que se pusiera urgentemente a salvo. Muchas situaciones y biografías han llegado escandalosamente distorsionadas hasta nuestros días creando un maniqueísmo ramplón que pocas han sentido curiosidad por desmontar.

      Te recomiendo (y a todo aquel interesado por la literatura) que leas "La armas y las letras" de Trapiello, un ensayo sobre la relación de los escritores con la Guerra Civil que es un libro de culto. Claro que hay que leerlo con la mente abierta y sin prejuicios, pues cuando es procedente y oportuno airea los trapos sucios de unos y otros indiscriminadamente. Y esa actitud no se la han perdonado ciertos sectores de la izquierda que siguen obstinados en idealizar a determinados personajes, ignorando sus vergonzosos pasados. En cambio JRJ, según describe con profusión de detalles, se comportó de forma ejemplar, pese a la profunda aversión que hoy en día muchos le dedican.

      Por último, quería hacerte unas preguntas en privado. Aunque en este blog dejé mi dirección hace unos días, te la repito para que no tengas que comprometerte con la tuya. Es ercium@gmail.com, como también supo Manuel.
      Mañana me marcho a Galicia, aunque el pc y el módem irán conmigo para buscar cualquier sitio en el bosque o frente al mar y escribir. Siempre escribir. Para leer me llevaré una de Coetzee, otra de José Ovejero y terminaré "Niños en el tiempo" de mi paisano Martínez Salmón, novela más recomendable para escritores que para lectores, diría yo.

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    3. Huy, casi se me pasa este comentario tuyo. Mi dirección de correo electrónico es rebeca_osorio@hotmail.es. Te agradecería que me dijeras si me has enviado un e-mail, porque mi correo tiene la mala costumbre de mandarme algunos a la carpeta de spam y de borrarlos al cabo de unos días si no he estado atenta (aunque últimamente la miro de forma sistemática).

      Respecto a los otros temas: en el blog de AMM era muy complicado estar de acuerdo con todos y siempre solía haber un grupito, por fortuna, los menos, que solían buscar bronca. No les hacía mucho caso (cosa del tiempo, principalmente, que tenía poco y había muchos comentarios para leer).

      Hasta hace muy poco, casi a la par que comencé a entrar en el blog de AMM, no prestaba atención a las biografías de los escritores, aunque ahora reconozco que estaba en un error.

      Seguiré tu consejo sobre el libro de Trapiello. Es un autor que he leído muy poco.

      Espero que te lo pases bien durante las vacaciones y tengas oportunidad para conectarte (cuando me he olvidado el pinganillo inalámbrico, intento pegarme a los ayuntamientos o casas de cultura, que suelen tener redes abiertas)

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  2. Vi la primera película, que me gustó. No he visto la segunda.
    Lo que si me ha hecho rememorar antiguos tiempos, es cuando cuenta que la vió en una base militar en Málaga, donde desplegaban unas enormes telas blancas por la noche y proyectaban películas antiguas.
    Era yo un adolescente, en mi mucho "rodar", vivía en Aranjuez y hacían lo propio en un cuartel de caballería motorizada. Dejaban entrada libre al público civil de los alrededores. Disfrutaba viendo películas en aquel improvisado cine de verano, subido en un carro de combate y, ¡además gratis!.

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    1. La primera película era muy original. Esta última, me pareció muy floja, aunque con muy buenos efectos especiales. Es la sintonía de muchas películas actuales: cogen una idea que fue un éxito en su día -los simios, los zombis, los vampiros...- y los revisten de efectos especiales, sin importarles nada más.

      Espero que no tuvieran el problema de los aviones sobrevolando sus cabezas (resultaban realmente molestos porque a menudo interrumpían una frase importante de la película). Lo curioso es que hasta muy entrada la noche, seguían volando y, aunque el ruido era atronador, terminabas acostumbrándote y conseguías dormir cómodamente.

      Por supuesto, para nosotros también eran gratis las películas, aunque no entraba nadie del exterior, pero porque estábamos en mitad de ninguna parte.

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  3. Los avances de la tecnología han permitido un gran impacto visual en todos los ámbitos: cine, televisión, videojuegos, trabajo. El aspecto audiovisual muy a menudo se convierte en el protagonista, dejando de la lado a los personajes, y peor aún, la trama, el guión, la esencia de la película. En antaño, cuando los efectos especiales eran más "artesanales", si querías público, era necesario buenos actores, guiones impecables, una trama cautivadora. Ahora, puedes prescindir de actores. A punta de impacto visual, puedes llenar una sala de cine, y más exagerado aún ganar aplausos, y quizás, tal vez hasta un oscar. Frozen lo hizo. y por cierto, leí el cuento que le dio origen, y la verdad no se parecen en casi nada. Y me gustó más la trama de la historia original.

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    1. Lo más increíble es que esto de imponer lo virtual a lo real está llegando a extremos cómicos. Hace unos días venía en el periódico que en Japón cantantes virtuales llenan estadios. Un ejemplo:

      https://www.youtube.com/watch?v=o1Fzt9LfUVg

      Alucinante, casi dos horas delante de un holograma.

      Hace algunos años hubo una película en la que una actriz virtual tenía mucho éxito (parecía cosa de ciencia ficción). Ahora lo superamos, porque al menos, en la película, nadie sabía que la actriz era virtual.

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    2. Ltenio00, espero que no te molestes ni te piques ni te enfades ni tampoco me tengas por un pedante o sabelotodo si te digo que leer "En antaño" da muchísima grima.
      Repito, que este comentario que no pretende ni mofa ni ponerle a nadie los puntos sobre las íes me convierta en un personaje que te resulta antipático. Otro día serás tú el que me encuentre un lapsus. Y verás entonces que no me costará aceptar la observación que a buen seguro ser tan educada y correcta como la mía. ¿De acuerdo?

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    3. Pues ¡claro que no! toda critica positiva, que ayuda a culturizar un poco más, siempre será bienvenido. Ya revisé el significado de la palabra, y por lo menos expresa lo que quería (es que en mi ciudad es muy común pronunciar mal las palabras, por ende escribirlas, e incluso utilizarlas mal. Como no es una palabra que acostumbro usar a nivel técnico, temía estar diciendo otra cosa).

      Ahora que lo mencionas y haciendo memoria, esta palabra la escucho más que todos de ancianos de más de 70 años, refiriéndose a su niñez o a lo sumo adolescencia. Concuerda un tanto con la época que describo, cuando las películas de blanco y negro, "godzilla" por stop-motion, o la película "Rebeca, una mujer inolvidable". Pero en algo tienes razón, para los pelos pensar lo que significa esa palabra.

      Son palabras de gratitud, y espero que así se entienda. El español es muy rico, y uno muy inculto, toda enseñanza, lejos de hacer sentir mal, siempre será bien recibida.

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    4. Respuesta muy elegante por tu parte que siendo, además, tan poco corriente, valoro y agradezco en su justa medida. Espero que cuando el lapsus sea mío y tu me lo menciones sepa yo yo reconocerlo con tu misma franqueza y mente sana. Un fuerte abrazo y, repito, en otros foros no de encuentra gente como tú, desgraciadamente.

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    5. Qué bonito: cuánta compostura.

      A mí también me gusta me corrijan las meteduras de gamba (que suelo tener, y muchas). Este blog nació principalmente para obligarme a darle a las teclas e intentar tener un poco de coherencia al escribir (era esto o ponerme a hacer dictados de frases sinsentido que me ponen de los nervios).

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  4. Japoneses. No pararán hasta crear robots similares a patlabor o gundam wing ( de hecho, ya tienen algo parecido llamado Kuratas), fusionar humanos con máquinas a nivel neuronal (algo similar a matrix) y crear androides idénticos a humanos, que por ciertos ya hay varios prototipos.

    Dios se apiade de nosotros, el que día vayamos a crear algo que, más allá de destruirnos, nos someta por completo y nos convierta en meros esclavos o simples juguetes por placer, porque si ese día llega, dudo que la madre naturaleza nos pueda ayudar; incluso si quisiera. ¿Cómo luchar contra un ejercito de hojalatas comandados por algo que piensa millones de veces más rápido que nosotros, alimentado de nuestro conocimiento y despiadado como nuestros instintos más primitivos?

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    1. Yo no soy tan pesimista con el futuro. Puede que nos vaya mejor. Poder, no sólo mejorar el cuerpo (como dice el documental, si te amputan el brazo y hay que sustituirlo, ¿por qué no poner uno más fuerte y ágil?), también podrían mejorarnos la mente. Si somos más inteligentes y tenemos más conocimientos, ¿no seremos más tolerantes? Y al ser más tolerantes (se suele sentir aversión por lo que se desconoce), ¿no seremos más pacíficos?

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    2. Tu punto de vista me es muy atractivo. En verdad, se supone que ser más inteligente debería hacernos más tolerantes. Pero, ¿que pasa si por culpa de eso, tengamos otra discriminación social? (los neo-humanos y los primitivos) ¿Ocurrirá por ello, un nuevo genocidio por culpa de esa diferencia? Quisiera que no. Aunque siempre queda el hecho de que la inteligencia nada tiene que ver con la sabiduría, y la primera se puede emplear para el bien o para el mal.

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    3. Lo que me parece es que, en general, no tenemos fe en la raza humana. Estos últimos días de pereza y asueto, estoy leyendo bastantes libros y viendo series de ciencia ficción y en todos los casos la raza humana termina auto eliminándose de este planeta o convirtiéndose en seres mansos y torpes, capaces de ser vencidos por razas inferiores.

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