viernes, 4 de julio de 2014

Una puerta

Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Dicen, porque en mi familia quien se ocupa de los refranes y dichos es mi madre, pero este en concreto no lo tiene en su bagaje. Para dar esperanza en el futuro, suele soltar: Dios aprieta, pero no ahoga. Voy a terminar creyéndola y teniendo tanta fe como ella en este tipo de sentencias. Hace unas semanas conté que su prima -a quien yo llamo tita-, estaba en un aprieto. Su hija había muerto de cáncer pancreático. Poco antes de caer enferma, para evitar que su hija pagara los impuestos de sucesión, puso su vivienda a nombre de la hija -quien pagó parte de la hipoteca-. Cuando su hija murió de cáncer, la vivienda pasó, por herencia, al marido, quien la reclamó. Han llegado a un acuerdo y la prima de madre, mi tita putativa, tendrá el usufructo de la vivienda hasta el día de su muerte, con la única condición de que se ocupe de las rehabilitaciones que vaya necesitando la vivienda. 

4 comentarios:

  1. Aveces tenemos muy pocos escrúpulos para dar portazos. A veces unirse a los que lo dan debería dar lugar a una reflexión personal.

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    1. A veces está bien dar portazos. El silencio o no protestar cuando se debe, es admitir que se está de acuerdo con una injusticia y eso nos hace cómplices. Aunque otras veces, la gente simplemente se limita a protestar o quejarse o insultar sin otra justificación que querer hacerse notar. Supongo que es complicado encontrar el equilibrio.

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  2. Ya recuerdo ese canallesco caso comentado en una entrada anterior. Bueno, dicen que mas vale mal acuerdo que buen pleito, pero no debiera ser así. Claro que una cosa es la ley y otra la justicia y en este caso será legal pero no justo.

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    1. Por fortuna han terminado todos contentos, aunque el caso realmente es muy injusto, pero no había forma de hacer que la justicia legal y la humana se emparejaran. En parte, la prima de mi madre está feliz porque sabe que cuando ella muera (da la sensación que sólo pensara en su fin definitivo) la casa tendrá un dueño.

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