domingo, 20 de julio de 2014

De regreso a la antesala del infierno

Dice mi madre que los vuelos que tomo son como ranitas (esas piedras planas que se hacen rebotar sobre la superficie del agua). Pongo la excusa de que no hay otros, que inevitablemente deben tener alguna escala por tratarse de un lugar al que los españoles no solemos ir (si le dijera que es por economía, seguro que exigía pagar ella). Zagreb, Zurich, Madrid; a la misma hora que en los periódicos digitales, la radio y la televisión recogía la noticia del derribo de un avión en Ucrania. La geografía no es el fuerte de mi madre. Cincuenta y dos llamadas perdidas al llegar a Madrid, no sólo de ella, también de todos los que había movilizado y no habían conseguido tranquilizarla aludiendo al origen y destino del avión siniestrado (mi madre está acostumbrada a que le ocultemos cosas). Casi todo el viaje de Madrid a Granada, lo hice pegada al teléfono móvil, para castigo de mi compañero de viaje en el autobús (Guille había tomado el vuelo de Madrid a Barcelona. Razón: papeleo ineludible este lunes). 

Durante los viajes, es muy fácil vivir  aislada de la intemperie, por los aires acondicionados o porque la noche disfraza las temperaturas diurnas. Hasta despertar a media tarde el viernes (llegué muy cansada del viaje), empapada en sudor y con la forma de mi cabeza dibujada con humedad en la almohada, no me di cuenta que estaba a un paso del infierno. Pero la imagen del infierno, según la iconografía cristiana -al menos, la que me proporcionó mis libros de religión durante muchos años: cavernas donde cuerpos sudorosos y medio desnudos se abrazaban para protegerse del fuego- siempre me pareció más placentera que la del cielo -un ángel solitario con camisón tocando la lira-. La temperatura ha bajado estos dos últimos días: de 41ºC, según el termómetro de la farmacia, a 32ºC. Incluso corre una ligera y agradable brisa en el exterior. 

6 comentarios:

  1. Vengo del foro de Trapiello a curiosear por aquí y descubro que ya has vuelto, incluso sana y salva, de tierras lejanas que asustan a las madres. Bienvenida.
    Mientras volabas desde Zagreb me llegaba volando también un mensaje de una editorial americana comunicándome su intención de publicar una de mis novelas. Luego irá llegando el contrato, sin prisa, y veremos a ver si pretenden cambiarme "una esquina de la planta y el planteamiento de los alzados", como ya está uno acostumbrado tras tantos años de singladura. Pero bien, muy bien, siempre agradan estos reconocimientos. O sea, que, como había dicho en el otro sitio, es verdad que escribo.

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    1. Muchas gracias por la bienvenida. Ha sido un viaje muy divertido y nada peligroso.

      Enhorabuena por la publicación de tu novela. Supongo que debe ser muy complicado aceptar que quieran modificarte algo de lo que has escrito (como cuando te has esforzado mucho en hacer un proyecto y llega el cliente y te lo echa por tierra casi todo). Imagino que con los escritores será como con los arquitectos: sólo los encumbrados tienen la posibilidad de imponerse. Pero tal vez estés poniéndote la tirita antes de producirse la herida y les parezca bien tu novela tal como está.

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    2. Simplemente estoy prevenido, antes de echar las campanas al vuelo. Afortunadamente, si no consigo agente literario, la dueña de una editorial muy conocida, buena amiga mía, se ha ofrecido para analizar el contrato cuando llegue.
      Los años, querida BK (sabía tu nombre pero ya no lo recuerdo) lo vuelven a uno escéptico y sobre todo frío, después de haber experimentado que muchas veces lo bueno termina siendo malo y lo malo no tan horrible como parecía al principio. Un vaivén, esto de la existencia humana que tanto nos complicamos mutuamente.
      P.D.- Mi dirección de correo es ercium@gmail.com. Habrá cosas que surgirán y tal vez se expliquen mejor en privado para no aburrir al resto. Por cierto, al escritor que admiramos le pedí ayer consejo.

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  2. Pues bienvenida a Granada.
    La muerte fue en Granada, en su Granada. No es mi intención ser fatalista, simplemente me ha venido a la mente ese bello recuerdo de Antonio Machado a García Lorca.

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    1. Muchas gracias por la bienvenida.

      Me encanta ese poema de Machado. Muy a menudo, cuando amanece mientras aún estoy levantada, me acuerdo de uno de sus versos: Mataron a Federico / cuando la luz asomaba.

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    2. Cuando oigo o leo sobre Antonio Machado me viene a la memoria la triste casualidad que lo separó de su querido hermano Manuel el mismo día que comenzó la pesadilla de nuestra guerra. Se llevaban como uña y carne y su colaboración literaria fue total, hasta que el azar los dividió en dos mitades y la historia se encargó después de denostar a quien, como miles de españoles, solo había sido culpable de sobrevivir. Este episodio lo describe con absoluta maestría Trapiello en su impagable "Las armas y las letras", ensayo que he leído unas cinco veces y que ningún amante de la literatura debería desconocer. Lo curioso es que siendo él declaradamente de izquierdas no le hayan perdonado en "su casa" superar su ideología cuando decidió que la objetividad manejase su pluma sin ninguna tendenciosidad, desmitificando a unos cuantos farsantes y haciendo justicia a no pocos olvidados cuya memoria ha llegado a nuestros días escandalosamente tergiversada. Nosotros y la política por encima de la verdad, como siempre.

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