miércoles, 5 de febrero de 2014

Superfluo

Las dos y pico de la madrugada. Novilunio. Es una noche muy clara porque a nuestro alrededor no hay más luces que la del faro de la moto, que ilumina las irregularidades del asfalto, semejante a la superficie ondulada de un mar en calma. A pesar de tener la visera del casco bombardeada por decenas de mosquitos aplastados, puedo distinguir sin dificultad el fulgor de la Vía Láctea. A la derecha hay un arboleda de chopos frondosos; doblemente caducos, porque los talarán antes de que crezcan por encima de los cables de alta tensión. Al mismo lado del camino rural discurre una acequia que proporciona un agradable relente fresco en la noche de verano. Estoy cansada y me apoyo en la espalda de mi hermano mayor. No protesta. Sus caderas no son muy anchas, pero llevo más de tres cuartos de hora en la misma posición y me duelen los abductores de los muslos. Quiero llegar a casa y meterme en la cama. 

Este momento insignificante de hace unos 13 o 14 años no hace nada en mi memoria. No tuvo nada de especial. Por aquel entonces mis hermanos me solían llevar de un lado a otro de paquete en la moto. Sólo lo recuerdo porque me propuse hacerlo mientras lo vivía. 

Estos días ando mirando más al cielo nocturno que de costumbre. Preguntándome qué hay ahí fuera. Culpa de la serie Cosmos, de Carl Sagan, que estoy viendo, y de la historieta que inventamos Itenio00 y yo. 

A la frustración de desconocer casi todo sobre lo que ocurre en el universo, tengo que añadir el deseo, que jamás será satisfecho, de saber qué discurre por los demás cerebros. ¿Cuántos momentos baldíos, como el mío, atesoran? ¿Con qué llenarán los minutos inútiles de espera? ¿Qué pensamientos retienen por vergüenza o temor? ¿Interpretarán las imágenes, sonidos u olores como yo?

5 comentarios:

  1. De grandes y pequeños momentos se compone nuestras vidas. Aun recuerdo estando en china, cuando mi hermano me llevaba de pasajero en bicicleta a cualquier parte que se le antojara. Así como cuando eramos masoquistas y andábamos en bicicleta por hasta 8 horas en pleno sol, para llegar a casa y tirarnos en el suelo húmedo recién limpiado por mamá para reducir la sensación de quemaduras en la espalda. Te confieso que desde la secundaria he querido escribir alguna historia tipo harry potter o el señor de los anillos. Mis tiempos ociosos los lleno rellenando huecos en las tramas de historias leídas, inventándome dentro de esas historias, mezclando personajes de distintos cuentos, pero nunca tuve la voluntad de plasmar lo que pienso en papel planco y tinta negra (es en sentido figurado, pare ser preciso sería redactarlo digitalmente). Me siento contento que al menos estoy mediocolaborando con la parte científica de una historia. Si la canica es tu bebé, pues permíteme ser su padrino. Ojalá y me dé el empujón para iniciar mi propia historia.

    Respecto a la última pregunta, debido a la relación que tienen nuestras profesiones, las interpretaciones han de ser similares, mas no iguales, pero te aseguro que con respecto al resto de la gente somos distintos. Estoy casi seguro que cuando entras a algún local nuevo, de manera instintiva le haces un levantamiento completo, ubicas sus ventanas, puertas, luces. Examinas el acabado que le dan esquinas, columnas, remates, entre otros.

    Y a lo de los pensamientos: si es por pensar o darle rienda suelta a la imaginación, yo no retengo nada, me he imaginado hasta dándole al botón que destroza la tierra entera sólo por una tonta apuesta, el típico "a que no le das". Te estoy dando implícitamente el permiso de ponerme de villano si es que la historia lo amerita. Lo que sí, es que se quedan en pensamientos. Aún soy temeroso de entregarle a alguna persona todo lo que pasa por mi cabeza.

    ResponderEliminar
  2. ¡Enhorabuena!! Ya he visto tu blog. Muy interesante. Lo vi el sábado, pero he tenido un fin de semana tan embrollado, he estado tan liada, que no he tenido tiempo para leerlo atentamente (los fines de semana me suelen secuestrar mi cuñada y mi sobrina para que no me aburra sola en casa.

    Bonita imagen la de tú y tu hermano tirados en el suelo después de 8 horas montados en bici (¡qué barbaridad!).

    Eso de inventarse historietas es muy divertido (al menos a mí me lo parece). Yo lo hago por necesidad. Mis dislexia me obliga a escribir diariamente, y es preferible escribir lo primero que se me ocurra que hacer interminables dictados con frases ridículas.

    La Canica es más tuya que mía (yo la habría matado al concluir el primer episodio. Puedes copiarla y modificarla a tu gusto para publicarla en tu blog (hacer lo que quieras con ella, meterle más datos técnicos).

    Tienes toda la razón: me ocurre con los solares que encuentro a mi paso. Inmediatamente mi imaginación comienza a proyectar el edificio que podría ir en él. Y cuando estoy, por ejemplo, en el médico o en la cola de una tienda, me pongo a contemplar los pilares y el suelo en busca de fisuras que delaten alguna falla estructural.

    Jajaja, más que villano, tu alias parece el de una computadora, como el de Hal 9000 en Una odisea en el Espacio (aunque estuve confundida en un principio y creía que era itenio00 en lugar de Ltenio00)

    ResponderEliminar
  3. MI alias es una especie de acrónimo de mi nombre completo, resultando en Ltenio. lo del 00 fue exclusivo para mi cuenta de gmail y relacionados, pues para ese entonces estaba medio enganchado con una seire de anime japonesa llamada neogenesis evangelion (es sobre robots gigantes biomecánicos tripulados, nada que ver con el nuevo testamento), y a la máquina más primitiva la denominaron 00.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por la explicación. Me gusta mucho conocer el origen de las cosas.

      Eliminar
  4. Interesante como pones en metáfora los momentos baldío de la mente, pues usando las palabras correctas y una historia creíble has llenado de interrogante mi cerebro...

    Es como que no dejas de pensar y una historia te lleva a la otra.

    Buena técnica, saludos...

    ResponderEliminar