domingo, 2 de febrero de 2014

Pan

Esta mañana llegaron mis primos de Madrid para rescatarme del trabajo. Llevaba más de 48 horas sin hacer otra cosa. Apenas me había tomado unos pequeños descansos para despejar la mente. No me había dado cuenta hasta el jueves al medio día, cuando empecé a hacer bocetos, lo necesitada que estaba de un trabajo real de arquitecto: proyectar viviendas de nueva planta. Nos han contratado para hacer un bloque de pisos en Málaga. No es muy grande, doce viviendas, nada más; pero es la primera edificación que tenemos en meses. Trabajo real, y no sucedáneos como son las periciales, las reformas o rehabilitaciones. 

A las 7:30 de la madrugada del domingo, me mandaron un whatsapp: Estamos en Granada para ver la Alhambra. Si tienes tiempo esta tarde, quedamos para tomar un café? Para su sorpresa, les respondí de inmediato. Los invité a desayunar por que, no sé el horario exacto de la Alhambra, pero sé que a las 7:30 aún no está abierta. También sabía que después de agotarse viendo el monumento, iban a estar muy cansados para desear algo que no fuera tumbarse en el sofá. 

Toda esta rama de mis primos, son panaderos. Le echan la culpa a la dislexia, pero yo creo que la auténtica culpable es la tradición familiar. Mi tío, ya fallecido, presumía de haber inventado los molletes antequeranos. Nunca supe si era verdad o una invención que él mismo terminó creyéndose. Le gustaba mucho la juerga y tomarle el pelo a la gente. Siempre encontraba el punto divertido a las cosas. Aseguran que hasta terminó haciendo partirse de risa a los médicos y enfermeras que lo atendieron cuando cayó enfermo. 



La conversación derivó hacia su trabajo. Lo echen en falta tanto como yo echaba en falta proyectar. Dicen que la cosa ya no es como antes, hace pocos años, siete u ocho. Todo ha cambiado mucho. Cuando empezaron a trabajar, tenían que levantarse a media noche para amasar miles de barras, cocerlas, llevarlas a los diferentes despacho... Aseguran que un regalo de quienes madrugaban, era desayunar con pan caliente. Ahora, se quejan, la cosa se ha prostituido tanto que el pan se cuece en los mismos despachos, masas congeladas y prefabricadas a medida que lo van necesitando, hechos con harinas bastardas, donde se mezclan la de trigo con la de arroz. Se lamentan del mal que está haciendo Mercadona a la mayoría de panaderías, con esas ofertas de cinco medio baguettes a un euro. Callé mi opinión. Puede que muchas familias, dada la crisis actual, no pasen hambre gracias a esa oferta. 

Mientras hablaban con tanto entusiasmo de su trabajo, me di cuenta que añoro el aroma a pan recién hecho que podía oler en algunas calles cuando corría de madrugada. 

4 comentarios:

  1. Me alegra vislumbrar alguna esperanza laboral.
    El pueblo se despereza, el aire huele a pan nuevo... Eso decía una canción, creo que compuesta por Manuel.

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    1. Estoy escuchando la canción mientras le respondo. Es de Lole y Manuel. Hacía siglos que no los escuchaba: desde la carrera. A una compañera de piso le gustaba y los tenía puesto todo el día.

      Muchas gracias por alegrarse. Hacía tiempo que no me divertía tanto trabajando.

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  2. Enhorabuena por el trabajo!!!
    Qué envidia, y que alegría poder leer una buena noticia sobre trabajo y arquitectura :-D
    p

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    1. ¡Muchas gracias!!!. Llevábamos tanto tiempo de sequía laboral, que ni nos lo creíamos. Lo malo es que no creo que sea el inicio de un cambio. Esta misma mañana me encontré con unos compañeros, y ellos tampoco tienen apenas trabajo, ni perspectivas de encontrarlo a corto plazo.

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