miércoles, 29 de enero de 2014

La noche más larga

Cuando era pequeña pensaba que los adultos eran omnipotentes y no sentían ningún temor ni debilidad. Estaba deseando crecer para ser como ellos. A veces pienso que mi personalidad está dentro de una infancia enquistada porque los miedos no sólo han disminuido: se han hecho mayores, más reales, más posibles, resistentes a la luz que ilumina la oscuridad de la noche. 

Apenas conocí la infancia de mis hermanos. El más pequeño ya tenía diez años cuando nací. Las motos los hacían parecer inmortales. Se daban unas leches tremendas yendo a tope, siempre en circuitos, de velocidad o de motocross (en las vías públicas nadie hay más prudentes que ellos). Se destrozaban sus ropas, las motos, las protecciones... pero ellos solían salir indemnes, o con algunas magulladuras que lucían con orgullo. 

Los pasaportes de mis hermanos mayor y menor parecen una colección de cromos. Han estado en los lugares más inimaginables. Trinidad, Tonga, Samoa, Bangladés... El mediano se parece más a mí: tan sedentario, atado a un lugar, que es como si sus pies estuvieran incrustados en el suelo de la ciudad donde vive y fuera incapaz de sobrevivir si atraviesa sus fronteras. Pero esta madrugada vuela a Japón. Con ninguno de los otros dos me preocuparía. Me martirizo imaginando qué puede salir mal: desde que pierda alguno de los trasbordos que debe hacer, a que el controlador de algún aeropuerto no esté en su puesto y todos los sistemas de seguridad que pueden fallar, lo hagan.  

Nunca estamos contentos con lo que tenemos. Cuando era una niña, deseaba crecer para madurar; ahora, desearía volver a la felicidad de la ignorancia.

2 comentarios:

  1. La razón por la cual deseamos crecer es porque nadie nos dice acerca de las responsabilidades y complejidades de ser adulto, y de existir, no le creeríamos. De vez en cuando dejo volar a la imaginación, si el universo entero "retrocediera" en el tiempo, dejando intacto únicamente nuestros recuerdos, hasta mi infancia, tanto serían los errores que evitaría, al igual que la cantidad de errores que cometería (siempre fui muy... precavido, por no decir cobarde).

    Por tu hermano no te preocupes. Debo de supones que aunque viaja poco, lo ha hecho, y lo más importante: dominará lo suficiente el inglés. mamá habla sólo el dialecto de su aldea, pronuncia mal el cantones, no entiende el mandarín, "machuca" el español que habla, de inglés no sabe ni el "yes", y aún así, ha viajado a china y regresado sola 4 veces en su vida. La he acompañado en dos ocasiones: una estando en su vientre, y otra de nueve años. Para ese entonces sólo me preocupaba las ruedas del avión.

    ResponderEliminar
  2. Sería muy divertido eso: poder volver al pasado pero con los conocimientos adquiridos al cabo del tiempo. Seguro que yo también cometería muchos errores, y no todos de ellos involuntarios.

    Ya he tenido noticias de mi hermano. Por fortuna, todo fue bien. Se está divirtiendo y no ha tenido ningún movimiento sísmico grande (es una de las primeras cosa que hago cuando conecto el pc: abrir la páginas web del Ministerio de Fomento y comprobar que todo está tranquilo y quieto por esas latitudes.

    ResponderEliminar