martes, 3 de diciembre de 2013

Los engranajes de la desesperación

Guille llegó con una arruga entre las cejas y se ha vuelto a Barcelona sin ella. Creo que sólo le preocupaba la idea de tener que marcharnos fuera. Le angustia tanto alejarse demasiado de sus padres como a mí no compartir la monotonía diaria con él. Cuando nos impusimos la fecha de finales de año para tomar una decisión, parecía muy lejana; pero todo llega. De momento no nos marchamos. Guille quiere que le demos una oportunidad al reciclaje, que busquemos otra forma de ganarnos la vida. Él sirve para muchas cosas, y parece que haciendo cualquiera de ellas, puede ser feliz. Yo tengo experiencia en muchas, pero creo que pocas de ellas me llevarían a la felicidad (no me imagino de nuevo, como cuando estaba haciendo la carrera, detrás de la barra de un bar -lo mío no es el trato directo con los clientes-). 

Lo malo de los pensamientos nocturnos, es que tienden a engrandecerse con la oscuridad y a desinflarse con las primeras luces del día. Parecía buena idea la de abrir un restaurante de platos preparados expresamente con fruta. Fruta pelada, cortada y adornada, para vagos. A Guille se le da bien la cocina y a mí las pijaditas. Pensábamos ponerlo en un parque como el García Lorca, de Granada, o en la Plaça de Espanya, en Barcelona. (Lo que más me atraía era tener una jornada laboral con un horario fijo, sin trabajo que hacer en casa). 


Otra de las ideas era tener una pequeña flota de drones preparados para la fumigación y la extinción de incendios. En este caso Guille pensaba implicar a mis hermanos, que son buenos montando trastos de todas clases y reparándolos. Piensa que los drones tiene un gran futuro, que dentro de muy poco, los cielos estarán llenos de esos trastos.... y puede que tenga razón. (A lo mejor debería abrir una agencia de seguros que cubriera el riesgo de caída de objetos extraños desde el cielo). 


6 comentarios:

  1. Aquí tienes una agente de seguros para lo que gustes mandar.

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    1. No creo que me fuera muy bien en eso de vender seguros (excesiva poca paciencia con los clientes). Además, sospecho que en ese campo, la competencia es feroz por aquí: en lo que va de mes, ya han venido tres señores vendiendo seguros (de difuntos, de hogar y de enfermedad).

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    2. Yo nunca, pero nunca nunca, hubiera pensado que me iba a ganar la vida vendiendo seguros. Pero vamos, nunca nunca nunca. Y aquí me tienes.

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    3. Pues yo soy del tipo de personas que termina estrellándose contra el único árbol en una sabana. Como se suele decir: el mundo da muchas vueltas... ¿quién sabe? Puede que terminemos siendo compañeras de profesión.

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  2. Tema reciclaje laboral... esto da para muchos posts
    y noches sin dormir
    Mi punto nº1 es sobre todo no abrir un bar!,
    pero bueno, para todo hay excepciones, supongo que si abres algo original como lo de las frutas lo mismo te forras...
    pau

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    1. Para gastar dinero en la apertura de un negocio en la actualidad, hay que estar muy seguros que va a triunfar y, sobre todo, que es una novedad. En el barrio donde vivo, la gente parece obstinada en arruinarse. En unas nueve manzanas había cuatro fruterías; desde finales del verano, ya son cinco. Separados por 500 metros, había dos minimarkes, abrieron otro exactamente en el medio de ambos, tardaron más en arreglar el local que el tiempo que ha permanecido abierto.

      Esas ideas de abrir un negocio, parecen brillantes en mitad de la noche pero no parecen tan buenas en cuanto amanece.

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