Si mi madre fuera la presidenta de la RTVE habría muy poca variedad de programas. Ya han dejado de gustarle esos cutres de Tele5, infinitos, en los que un montón de personajes extraños comían, gritaban, se insultaban, lloraban y hacían las paces, como si fuera un bucle, constantemente. La han saturado y ya no puede verlos ni en pintura. Ahora le gusta una serie alemana: Rex, va sobre un perro policía; y algunos programas de reformas de viviendas norteamericanas o de casas de empeños.
Si el presidente fuera alguno de mis hermanos, sería una interminable sucesión de carreras de motos, de motrocross, trial.. cualquier entretenimiento de carreras con vehículos a motor.
Si lo fuera mi amigo Pere (se lo he terminado de robar a Guille), sólo echarían casquería fina. Por casquería se refiere a programas del corazón, pero con personajes refinados, no esperpentos tipo Belén Esteban.
Si fuera mi cuñada, sería una sesión interminable de programas de gimnasia. Tiene la convicción de que puede adelgazar viendo hacer ejercicio a otros.
Mi sobrina se decantaría por youtubers hablando de moda.
Y yo, por conferencias de literatos. Vetaría a alguno. Creo que la parte sobrante del cerebro de Willy Toledo está dentro del cráneo de Sánchez Dragó.
De toda la gente que conozco, creo que sólo mi vecina del segundo izquierda optaría por meter entre programa y programa alguno religioso. Le gusta ver las procesiones por la tele, aunque si se asomara al balcón, podría disfrutarlas igualmente, y olerlas.
Soy atea. Creo que la religión perjudica más que beneficia, al menos, en este momento de la historia. Pero aún hay mucha gente que practica los ritos católicos. Si pretenden gobernar algún día este país, ¿pueden ir contra una gran mayoría de ciudadanos y negarles sus necesidades sólo por no compartir sus ideas? El fútbol también incita al odio, incluso produce heridos y muertes entre forofos de equipos contrarios. Pero no doy ideas... Tampoco creo que el fútbol nos beneficie socialmente, pero también estoy en contra de que dejen de emitirlo por la televisión pública.
Si no hubiéramos puesto tantas esperanzas en Podemos, ahora no nos dolerían tanto cada una de sus majaderías e injusticias.