martes, 14 de marzo de 2017

Lo efímero de lo nuevo

Mi compañero Nicolás me llama desde Italia con la excusa de hacerme una pregunta sobre estructuras. La pregunta es una nonada, que él puede resolver mucho mejor que yo. En realidad quería saber cómo me encontraba. La gente, desde la separación de Guille, me trata como a una viuda a la que hay que consolar. Me extraña que aún a nadie se le haya espado un pésame. 

Su pregunta y Guille de inmediato desaparecen, en cuanto comienza a contarme qué hace en Italia. Lleva desde principio de año por aquellas tierras, moviéndose de un lado a otro, estudiando los daños que los recientes terremotos han causado en el hormigón y el acero de las estructuras. Dice que toda Italia se cae de pura vieja, menos los monumentos, en un estado mucho mejor que algunos edificios recién acabados. Se duele, cree que es culpa de la corrupción. Un constructor con el que ha trabado amistad, le confiesa que el estado ha dado dinero a espuertas para la reconstrucción de las zonas afectadas por los terremotos, pero que todos los cargos y medios cargos, cualquiera que tenga un ápice de poder, quiere rebañar de ese dinero que piensan que no es de nadie. El dinero que queda realmente para la reconstrucción, cuando queda algo, no llega ni para hacer chapuzas semejantes a las que los terremotos han derribado. 

Tal vez no toda la culpa la tenga la corrupción. Ayer concluí un informe para un edificio que se terminó de edificar en 1967. El tiempo no le ha hecho ni un rasguño, exceptuando el estético por el cambio de gusto (sobre todo en los azulejos de los baños y las cocinas). Hoy, como contraste, fui a ver un edificio en la zona norte acabado en el 2000 para hacer un informe económico sobre las reparaciones que necesita. De momento ascienden a 157.354,07 € y sumando. Se han aliado la mala construcción original y la barbarie entre sus inquilinos (incluso hay un pilar al que han golpeado hasta hacerle saltar parte del hormigón que recubre las armaduras, la dureza de los materiales parece haber persuadido a la bestia que lo hizo de continuar). 



¿Estamos intentando hacer, inconscientemente, que los edificios que habitamos sean tan efímeros como nosotros?

4 comentarios:

  1. Lo efímero de los edificios es consecuencia de la ingeniería. Anteriormente, ante la inseguridad, y poca precisión de los cálculos dados las limitaciones, se les solía colocar un factor de seguridad importante, llegando incluso a 2 o 3 veces los resultados del cálculo.

    Ahora, por querer "ahorrar", y gracias a la precisión de los cálculos, el factor de seguridad es de 0,000001%. resultado: cualquier factor no contemplado tumba el edificio. Total, la culpa es de la vaca.

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    1. Hay unos documentales que me gusta ver de vez en cuando: Grandes Fracasos de la Ingeniería. El presentador es un poquito extraño, pero trae temas muy interesantes.

      Por ahorrar dinero, mis clientes me han pedido auténticas barbaridades. La más normal es el empeño en quitar hierros a las estructuras, porque las de "su cuñado" llevaba menos y no se ha caído. La última: un cliente no quería poner ventanas ni rejillas en la cochera que estaba en un semisótano. Y tampoco quería ponerle ventilación forzada. Total, el monóxido de carbono no se ve, y lo que no se ve, no existe para algunas personas.

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  2. Menos mal que ese cliente te tiene de arquitecto. Si llega a tener un arquitecto venezolano, le cumple ese capricho, para luego ver en las noticias "muerto por intoxicación de CO2", y la culpa es de la vaca.

    Menos mal que acá los arquitectos siempre se buscan alguien que los asesore en cada tema, y no han pasado cosas de ese tipo, relacionados a profesionales. Sin embargo, hay gente que es arquitecto, albañil, ingeniero, sin haber aprobado la preparatoria, y como acá las leyes no se tienen que cumplir...

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    1. Ahora estoy haciendo una pericial para un edificio de 1890, cerca de donde vivo. Uno de los propietarios ha eliminado un pilar de madera de su salón porque había puesto una chimenea y temía que se incendiara. El edificio empezó a crujir y la gente a investigar hasta descubrir la razón. Lo malo es que el vecino tenía un proyecto profesional que le aseguraba que podía eliminar el pilar sin problema. El dueño del piso ha denunciado al aparejador que le hizo el proyecto.

      Mi madre suele decir: No ocurren más cosas porque Dios no quiere. Y tiene toda la razón.

      Esperemos que con las nuevas tecnologías y la robótica a la gente no le dé también por ser cirujana.

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