miércoles, 25 de mayo de 2016

Los elegidos

Es divertido mirar a nuestra becaria. Ya le quedan pocas horas e intento suavizar el informe que tengo que rellenar para la universidad cuando finalice el periodo de supuesto aprendizaje. Hoy en Granada es medio fiesta. Por la calle se ven mujeres vestidas de faralaes, grupos de chicas que lucen flores en el pelo, coches de caballos que interrumpen el tráfico y jinetes con esos ajustados pantalones que le dan a la figura un aspecto grácil y rígida, como de columna muy esbelta. Hace unos días nuestra becaria me tentó, quería saber si estaba dispuesta a firmarle las horas que le faltan sin venir. Me hice la tonta. Está demasiado verde. Además, puede que aprenda poco, pero le servimos para satisfacer su necesidad de poder echar una buena siesta. Por eso es divertido mirarla: su cabeza se inclina hacia adelante o atrás hasta que una postura muy incómoda la despierta repentinamente, con un sobresalto que a veces acompaña un gritito de sorpresa. Sospecho que cuando está sola en el estudio da rienda suelta a su pereza y toma una postura más cómoda para echar un profundo y largo sueño del que a veces la saca mi llamada telefónica porque su voz tiene el tono ronco de quien acaba de despertar y su raciocinio la lentitud de quien aún piensa en la ensoñación de la que ha sido arrancada por sorpresa. ¿Hay algo bueno que pueda escribir de ella? ¿Tal vez que conoce sus limitaciones? (No quiso acompañarme a una obra cuando le dije que era posible encontrar alguna rata o cucaracha) ¿Que ha aprendido bien de sus profesores? (Descarta de sus diseños las necesidades y peticiones de los clientes porque no se ajustan a lo aprendido en la universidad) ¿Que es una mente por pulir?

La semana pasada, o tal vez fuera la anterior, mis hermanos volvieron entusiasmados de Jerez. Están en un equipo de Moto-3 semioficial con un piloto mediocre. Pero en una categoría inferior, en Moto-4, descubrieron a un chaval que los alucinó por cómo tomaba las curvas y adelantaba a los demás pilotos. Están convencidos que el niño llegará muy lejos. Es como descubrir a un premio Nobel de literatura cuando empieza escribir sus primeras redacciones en primaria.

Y Guille. Soy capaz de reconocer todo su hábitat en la universidad porque no para de enviarme fotografías de su habitación, el aula en la que imparte clase, los alrededores, el descampado donde hacen volar los drones... incluso me ha mandado fotografías de casi todos sus compañeros, pero sólo tengo una de un alumno. Un chaval desgarbado cuyo cuerpo huesudo asoma por prendas de pijo muy holgadas. Si la cara realmente fuera el espejo del alma, sería fácil calificarlo como vegetal. Pero ese dicho es falso y el chaval es el alumno más brillante de la clase de Guille, aunque no es algo que compartan el resto de profesores. Le asombra el entusiasmo del chaval, sus constantes ideas, sus deseos de experimentar, su capacidad de trabajo... `

¡Qué injusta es la vida! ¿Qué diablos puedo escribir de mi becaria sin mentir ni convertirlo en un lastre en su expediente? 

4 comentarios:

  1. Pues difícil papeleta. Mentir no beneficia a nadie, a parte que no es lo correcto, pero perjudicar... uff. Tal vez cantinflear: decir, pero no decir nada en concreto

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    1. Me encanta ese adjetivo. No lo conocía. Al final puse que sus principales cualidades se encaminan a un trabajo de estudio porque tiene conocimiento de todos los programas necesarios. No mentí del todo.

      Qué pena que haya estado tan liada y no haya leído su consejo hasta ahora. Podría heberlo seguido y habría sido mejor.

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    2. Me encanta ese adjetivo. No lo conocía. Al final puse que sus principales cualidades se encaminan a un trabajo de estudio porque tiene conocimiento de todos los programas necesarios. No mentí del todo.

      Qué pena que haya estado tan liada y no haya leído su consejo hasta ahora. Podría heberlo seguido y habría sido mejor.

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    3. Cantinflear es hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.”
      Creo que eso recoge el DRAE desde 1992.

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